| miércoles, 05 de noviembre de 2003 | Cáncer de próstata: la mirada de los expertos Convenio entre especialistas rosarinos y un centro de salud estadounidense Dentro de las opciones más efectivas para tratar el cáncer de próstata se encuentra la implantación de semillas de yodo en el órgano afectado. Uno de los máximos referentes en la materia es el doctor John Blasko, experto norteamericano del Instituto de Cáncer de Próstata de Seattle. En estrecha relación con el instituto norteamericano trabaja la Unidad de Braquiterapia Prostática del Sanatorio Centro de Rosario, dirigida por el doctor Juan Romero Acuña. El vínculo comprende desde la planificación del tratamiento hasta su posterior revisión.
El doctor Romero Acuña explicó a La Capital el trabajo coordinado entre el centro extranjero y su par local. "Una vez que en Seattle reciben el diagnóstico, evalúan si la persona es apta para el tratamiento. Luego, resuelven las líneas a seguir. Conforme esos lineamientos, nosotros implantamos las semillas de yodo radiactivo", explicó el profesional, quien es miembro titular de la Sociedad Americana de Braquiterapia.
Debido a que el éxito de un implante depende de la precisión en la colocación de las semillas en la próstata, el primer paso es la determinación del tamaño y forma del órgano. Esto se lleva a cabo con un estudio de volumen con ultrasonido.
La próxima consigna es la identificación del "volumen target", el área que debe ser cubierta por la radiación. Para esto, el oncólogo radioterapeuta toma cada una de las imágenes del estudio y marca el área. Las imágenes ecográficas son enviadas al grupo del doctor Blasko para su revisión y posterior corrección en caso que sea necesario.
La segunda etapa es el implante en sí mismo. Para esto es necesario utilizar anestesia y en algunos casos puede llegar a requerir internación. Las imágenes para la evaluación post-implante se remiten a Seattle.
Las semillas emiten radiación gradualmente durante un período de 12 meses después del cual se vuelven completamente inertes. Debido a que pierden toda su radiactividad, no necesitan ser removidas y pueden permanecer en forma segura en la próstata del paciente por el resto de su vida.
Radiación interna La radioterapia externa, en cambio, no puede alcanzar los mismos niveles de dosis y en ocasiones debe ser reducida para evitar daños severos en la vejiga, intestino y otros tejidos.
Con seguimiento a 10 años los resultados de cirugía, irradiación externa y de implantes radioactivos son equivalentes. Aunque el doctor Romero Acuña destacó algunas ventajas de los implantes sobre las demás alternativas. Al respecto dijo que "la morbilidad aguda es baja y tiene pocas complicaciones urinarias o rectales a largo plazo; el paciente no necesita cirugía a cielo abierto; se logran dosis intraprostáticas más altas en relación a la irradiación externa; y se realiza en un solo día". enviar nota por e-mail | | |