Los dinosaurios del lago Barreales

El hallazgo de fósiles en la costa norte del lago Barreales, en el este neuquino, a 80 kilómetros de Plaza Huincul, fue el origen de un centro de investigaciones paleontológicas formado por tres yacimientos.

Este es el lugar más importante en Sudamérica donde se puede ver cómo se extraen restos de dinosaurios, cómo se los prepara en un laboratorio y cómo se los exhibe en un museo in situ.

Uno de los yacimientos, el Futalognko, es el más cercano al centro, está a unos 150 metros y es el único que ha sido techado para que allí funcione el Museo de Sitio.

Los otros dos, a cielo abierto, son Génesis, que está a 800 metros y Canaán, que está a mil metros de distancia, donde se encontraron restos de dinosaurios ornitópodos, que son aquellos cuyos cuerpos tienen cierta similitud con las aves.

Los principales trabajos que se realizan en los tres yacimientos son de prospección, extracción, preparación y estudios científicos de los restos fósiles. Visitar una excavación es ver como afloran de la tierra evidencias del pasado remoto.

En esta zona neuquina también se hallaron hojas de gimnospermas y angiospermas, peces de agua dulce, raíces petrificadas, dientes de dinosaurios carnívoros, huesos de un saurópodo, la mano de un megarraptor y piezas de un ornitópodo, además de huevos de estas inmensas criaturas, cocodrilos, reptiles voladores, tortugas y un raro dinosaurio alado. Cuesta creer que en los comienzos de la vida, en el tiempo de los dinosaurios, la Patagonia fue una comarca de exuberante vegetación. Después los plegamientos acomodaron la tierra y sepultaron a las enormes criaturas, y el paisaje se tornó seco, árido. Los paleontólogos aún investigan aquellas huellas, pero ir hacia los fósiles es también una expedición turística que vale la pena compartir.