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 sábado, 25 de octubre de 2003

Congreso Holstein. Productores y analistas del sector recomendaron la adopción de estrategias flexibles para seguir en el negocio
La lechería define su modelo de producción
Con mejores precios pero corridos por la soja, los tamberos sobrevivientes buscan ganar competitividad con menos superficie

Los sobrevivientes de la lechería están dispuestos a resistir y el congreso Holstein de las Américas que se realizó en Rosario (otrora una de las grandes plazas concentradoras de hacienda holando) se convirtió en un foro de actualización y discusión para definir el modelo de producción que les permita seguir en el negocio.

Los tamberos saben que, de no cambiar drásticamente las relaciones de precios, deberán ceder superficie a la soja, lo que implica aumentar la eficiencia del planteo lechero. Por otro lado, por primera vez luego de la gran crisis ocurrida entre el 99 y principios de 2002, se encuentran con un mercado en recuperación. La clave pasa, entonces por aprovechar este respiro para consolidar la actividad sin caer en la sobreinversión de los 90 y su resultado de crisis y endeudamiento.

"Hay mayor movimiento en todo el sector, se hacen inversiones para ampliar y arreglar lo que se rompió durante la crisis, pero no hay tambos nuevos ni nuevos inversores, la recuperación no será igual a la década pasada, cuando se compraban mixers por moda", señaló Juan Quintana, uno de los más reconocidos consultores en economía del sector lácteo.

El modelo pastoril aparece en esta etapa como el de menor riesgo y menor costo para persistir en la actividad. Pero Quintana advirtió: "No hay que caer en imitar al modelo neocelandés, con pasto y nada más, sino seguir en el modelo argentino que se está perfilando, con base pastoril pero con algo de maíz y un concentrado razonable". Y explicó que "hoy por hoy la relación leche-maíz está en un buen momento, con lo cual suplementar es buen negocio y, por otro lado, el costo de oportunidad de la tierra nos está obligando a trabajar con niveles de carga que, sin suplementación, se vuelve muy riesgoso ante los problemas climáticos".

De hecho, siguió el consultor, el clima impide hoy que la caída de producción de leche que se viene registrando desde el 99 haya encontrado su piso, a pesar de que mejoraron los precios. Primero fue la inundación de Santa Fe y ahora la sequía. "La verdad es que las proyecciones daban que la recuperación iba a ser más rápida, hasta junio la producción caía porque caía la cantidad de tambos pero en agosto también cayó la producción unitaria por tambo, el tema de la seca hay que empezar a mirarlo con detenimiento", dijo.


La flexibilidad
En todo caso, el concepto que dejaron los panelistas que se reunieron en el auditorio de la Bolsa de Comercio de Rosario fue claro: la flexibilidad. Las estrategias de producción flexibles fueron las que permitieron sobrevivir al a crisis a los tambos que formaron parte de los modelos presentados por los analistas de Aacrea Atilio Magnasco y Marcos Snyder.

Magnasco y Snyder presentaron resultados de modelos en las diferentes cuencas de argentinas: Abasto, Oeste de Buenos Aires, Mar y Sierras, Santa fe centro y Córdoba sur. Se trata de tambos de base pastoril en los que se redujo el uso de concentrados pero aumentó el porcentaje de reservas, mientras que se mantuvo el pastoreo, aumentó la producción unitaria por vaca. Los especialistas señalaron que "en promedio la rentabilidad sobre la inversión de esos modelos fue de 8,1%, cuando e la crisis el 6% fue el número bajo el cual los tamberos se fueron de la actividad". Otro dato importante es que los estudiados son tambos con bajo nivel de endeudamiento.

Hacia el futuro, Magnasco y Snyder señalaron que "habrá que trabajar sobre la productividad y estabilizar la producción de pasturas para poder cargar más, mejorar la conversión de reservas y apuntar a una vaca más pequeña pero que dé más leche".

El especialista australiano Ian Lean también remarcó el concepto de flexibilidad. Tanto a nivel de descarte ("la carga animal no es una cifra sino una herramienta", dijo como de la suplementación. "La suplementación debe ser una herramienta para administrar el riesgo, cuando hablamos de un sistema pastoril hablamos de que los animales deben caminar mucho para conseguir el alimento, en Australia hacemos ensayos con las vacas en cintas ergonómicas para calcular cuánto cuesta lo que pierden por caminar".

Lean consideró que es importante que la dieta de las vacas se cuide "como la dieta de un atleta de alta competencia", de modo de "mantener la condición corporal para evitar que el alimento vaya a regenerar el tejido del animal y no a la producción de leche". La suplementación, dijo, debe ir orientada a equilibrar el valor de los animales en el rodeo y sugirió tomar la decisión en base a "un enfoque holístico y no económico". En ese sentido, explicó que el punto de eficiencia en el gasto de alimentación es "un costo algo más caro pero que nos dé mayor rentabilidad".

Desde su punto de vista, los tambos con "buen nivel de sanidad, fertilidad y alimentación rentable son los que van a ganar en el nuevo mundo de la lechería".

Raúl Turati, ex presidente de Acha y miembro de la Asociación Norteamericana de Consultores Independientes, concentró la atención de los productores con su propuesta de recuperación de los alfalfares en base a un nuevo enfoque sobre nutrición del suelo.

El especialista aseguró que "no hay planteo exitoso de leche y carne si no se es un buen agricultor de forraje, lo que lleva a prestar mucha atención a la estructura del suelo". Sugirió, entonces, manejar la nutrición del suelo "con la misma precisión y complejidad que se maneja la nutrición animal" porque "el 40% de la producción depende de eso".

Dijo que la alfalfa como cultivo que, en simbiosis con la bacteria sinorizobio meliloti, aumenta la fijación de nitrógeno, además de generar mayor materia orgánico y generar 50% más de proteína por hectárea que la soja. Recordó que a principios del siglo pasado la superficie sembrada con la "reina de las forrajeras" sumaba 8 millones de hectáreas, mientras que ahora no alcanza a más de 5 millones. "En materia de pérdida de fijación de nitrógeno esto es un costo de 250 millones de dólares por año que no figura en la cuenta de las ventajas competitivas", enfatizó.

Turati aseguró que "los resultados aleatorios del encalado para corregir la acidez de los suelos" a raíz "del error de usar el método del índice PH para medir la presencia en condición asimilable de nutrientes adecuados para el cultivo", terminó por frenar la siembra de alfalfa. En su lugar, propuso enfocar la nutrición del suelo desde el método del "balance catiónico", basado en relaciones entre calcio, magnesio, potasio, sodio, aluminio e hidrógeno.

Explicó que este método permite una medición más precisa de las necesidades nutricionales y habilita "la aplicación de correctores calcáreos específicos". Señaló que siguiendo esta ruta no sólo se puede regresar a la alfala a zonas de la pampa húmeda donde se había abandonado su cultivo por problemas de suelo, sino extenderla a otras áreas. Subrayó que que este método "es incipiente pero permite la recuperación de alfalfares sobre todo después de las inundaciones".

Ariel Capitaine se refirió a los estudios realizados sobre el diagnóstico de las causas de descarte. Señaló la importancia de discriminar las causas voluntarias e involuntarias pro las cuales se saca a un animal del rodeo porque "mayor o menor cantidad de descarte no implica en sí mismo un índice de eficiencia" sino "el adecuado diagnóstico por el cual se rechazan" esos animales.

Capitaine destacó la necesidad de llevar registros y estadísticas para determinar fehacientemente "si el descarte se produce por causas voluntarias o involuntarias". El trabajo presentado por el especialista se basó en datos registrados en el marco del Club de Usuarios de DC 305, un software de gestión. La novedosa asociación que creó un grupo de usuarios de este programa, que ya suma más de 160 tambos, permitió armar una base de datos colectiva que les permite sacar tendencias y ajustar modelos de producción.

La genética no podía estar ausente en un congreso organizado por una organización de criadores. Pablo Bergonzelli, Daniel Casanova, Alejandro Giúdice y Leoncio Diz se explayaron sobre la genética como herramienta para el productor, la importancia de las evaluaciones nacionales y el mejor biotipo para el medio local.

"Presentamos los resultados obtenidos a través de la información que Acha recoge de control lechero, de su registro de cría y de lo que son las características de parentesco, y comparamos como se comportan los toros nacionales versus los nacidos en otros países o la genética que se importa. Lo que se ve es que nuestra genética está a la altura de la genética importada", explicó Bergonzelli.

El especialista consideró que para el productor es una buena herramienta tener un mapa genético para hacer un programa de selección aunque se lamentó porque "generalmente el tambero no lo tiene incorporado ya que es un tema abstracto, difícil de comprender y es fácil confundir la producción que se ve, la fenotípica, con la habilidad de transmisión interna del animal".

Bergonzelli dijo que, por dosis de semen, los niveles de uso de congelación nacional llegan al 20% del mercado, con un pico del 50% en lo peor de la crisis. Pero insistió en que la genética nacional es comparable con la d otros países e incluso consideró que podría convertirse en exportadora, una vez que se despejen las restricciones sanitarias.

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El Congreso Holstein de las Américas en la Bolsa.

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