| miércoles, 22 de octubre de 2003 | Promesa de lealtad eterna Uno tras otro los nuevos cardenales se presentaron ante el Papa, se inclinaron profundamente ante él y se arrodillaron. Entonces prometieron lealtad eterna al Sumo Pontífice. En su mensaje de ayer, Juan Pablo II no dejó dudas sobre lo que espera de los nuevos purpurados: "El rojo de la sotana cardenalicia evoca el color de la sangre y recuerda a la heroicidad de los mártires".
Es posible que en la ceremonia festiva el Papa haya mirado a su sucesor a los ojos. En los últimos días llegaron más de 150 cardenales de todo el mundo a Roma. Tras bambalinas, la "campaña" comenzó hace rato, aunque de forma discreta y con mucho tacto.
Si bien no hay ningún alemán entre los nuevos purpurados y con seis cardenales los purpurados de la "tierra de Lutero" sólo representan una minoría entre los 135 electores del Papa, se considera que el cardenal de curia Joseph Ratzinger tendrá esta vez un papel clave en la elección, luego de haber sido de sumo peso en la elección de Karol Wojtyla, hace 25 años.
La mitad de los que tienen derecho a votar provienen de Europa, la otra mitad del Tercer Mundo y América del Norte. "Los tiempos ya están maduros para que haya un Papa del Sur", se afirma una y otra vez. La mirada se vuelve más seguido hacia América latina, y los "candidatos más fuertes" son Oscar Rodríguez Maradiaga, de Honduras, el colombiano Darío Castrillón Hoyos y el mexicano Norberto Rivera Carrera. También, se estima que el "bloque íbero-latinoamericano", podría construir con la ayuda de los "cardenales del Tercer Mundo" un "superpoder" al que incluso los italianos no podrían contraponer demasiado.
También hay un perfil de cómo se quiere que sea el nuevo Papa. "Después de que Juan Pablo II marcara la Iglesia durante 25 años, se quiere en el futuro un pontificado más breve", opina un teólogo. enviar nota por e-mail | | |