 | lunes, 20 de octubre de 2003 | El clásico. Full full Veira y Russo lo vivieron a mil Gustavo Conti / Ovación Russo entró como un loco al campo de juego después de que Messera la mandara a la red. Gritó con todas sus fuerzas de cara a la tribuna, como un hincha desde un lugar privilegiado. Veira se tomaba la cabeza y no lo podía creer. La escena duró casi nada. El fuego se fue apagando en el técnico canalla ni bien comprobó que el árbitro no corrió a la mitad de la cancha sino al costado, para hablar con el asistente Rodolfo Otero. La esperanza le fue renaciendo al Bambino ni bien intuyó que no era historia juzgada el segundo gol canalla. El corazón a mil volvió a su cauce un rato después, para bronca de uno y alivio del otro. Pero al fin, después de tanta adrenalina, ambos se fueron pensando que no fue mal negocio el empate.
Central salió primero a la cancha. Unos segundos después lo hizo Newell's. Miguel Angel Russo enfiló directamente a su sitio en el banco de suplentes, atendiendo a algunos periodistas pero sin frenar su paso. Ni bien llegó, se sentó y allí se quedó hasta el inicio del partido. Héctor Rodolfo Veira se tomó todo el tiempo. Retrocedió inclusive para saludar efusivamente a Horacio Elizondo y a los asistentes, y luego caminó como si estuviera en el patio de su casa. Las cámaras y micrófonos lo rodearon y obviamente ninguno se quedó con la pregunta en la boca. Tardó una eternidad en llegar a su lugar.
Veira y Russo ni se miraron durante toda la tarde. Ni siquiera se acercaron cuando el clima se caldeó luego del segundo gol anulado a los canallas y varios integrantes de ambos bancos de suplentes casi van a las manos, principalmente por Adinolfi y el Rifle Castellano, que intercambiaron duros epítetos.
Fueron dos extraños en un mundo de locos, pero en realidad tuvieron muchas cosas en común. Ambos técnicos vivieron el partido con máxima intensidad. Casi ni se guardaron en sus lugares en el banco y Russo tuvo un altercado con Jorge Bermúdez, cuando el colombiano protestó cerca de donde estaba el DT canalla y este le hizo una seña como que ahora no está más en Boca.
Veira lamentó horrores los goles perdidos después del 1-0 pero no discutió con nadie. Para eso estuvo su ayudante de campo Esteban Pogany, quien se fue expulsado por insultar a Elizondo luego de que cobrara una infracción de Rosada a Herrera. Sólo reaccionó para sumar al pedido leproso de que anulen el gol de Messera pero no se cruzó mal con ningún integrante del banco canalla en el punto más álgido, cuando parecía que venían las piñas.
En ese entrevero sí estuvo Russo, quien pareció que se había insultado feo con Adinolfi pero después el propio uruguayo dijo que el problema había sido con Castellano, "un tipo que siempre está en todos los problemas", y que con el técnico canalla estaba todo bien. Al final del partido inclusive se saludaron.
Russo también protagonizó un blooper cuando, después del gol de Patiño y como no había pelota para sacar del medio, intentó alcanzar una y se cayó. Veira gritó con todo el golazo de Patiño pero después sufrió más de la cuenta. Ninguno se guardó nada. Y hoy seguro tendrán que descansar bastante para aliviar tanta tensión.
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