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 lunes, 20 de octubre de 2003

Una "Santa" en contra de Galileo y a favor del dolor
Si bien suscitó veneración entre católicos de todo el mundo, recibió críticas por sus rígidas posiciones

La llamada "Santa de los Pobres", la Madre Teresa de Calcuta, consagró su vida a los indigentes de India. Premio Nobel de la paz en 1979, trabajó en forma incansable a favor de los indigentes y los moribundos y suscitó veneración entre los católicos de todo el mundo, pero también algunas críticas. Pequeña, delgada, de aspecto frágil, era una persona determinada y fuerte cuando se trataba de defender su causa.

La beatificación de la Madre Teresa, fallecida a los 87 años en 1997, la más rápida de la historia, fue aprobada a fines del año pasado después de que una comisión del Vaticano reconociera la curación inexplicable de una mujer de la tribu Bengalí, Monika Besra, como un milagro.

El nombre de la nueva beata evoca inmediatamente la ciudad india de Calcuta, la clásica metrópoli del tercer mundo, sumergida por millones de habitantes, donde reinan la miseria y las enfermedades. Vestida siempre con su sari blanco con rayas azules en el borde, la Madre Teresa fue fundadora en 1950 de la orden religiosa Misioneras de la Caridad.

"Nuestra labor es una gota de alivio en un océano de sufrimientos", solía decir la religiosa. "Pero si la gota deja de existir, el mar la echará de menos", agregaba.


Sufrir para salvarse
Profundamente apegada a los principios tradicionales de la Iglesia, la religiosa llegó a admitir un día que si hubiera vivido en la época de Galileo, le hubiera dado razón a la Iglesia por su condena.

Llevó una vida de monja simple y se pronunció siempre en contra del aborto. En su casa de Lower Circular Road, localizada en el centro de Calcuta, participaba como las demás en los trabajos domésticos y su dormitorio estaba atestado de libros religiosos, los únicos que aceptaba leer.

Obstinada y decidida, la religiosa tenía inclusive un buen sentido de los negocios. De paso por Roma, solicitó al Papa Juan XXIII parte de sus riquezas para los pobres. El Papa le regaló entonces su Rolls Royce, que ella vendió en una subasta, multiplicando notablemente su precio real.

Algunos la han criticado por su rigidez, como por ejemplo el negar a los enfermos terminales medicinas contra el dolor, porque consideraba al sufrimiento necesario para alcanzar la salvación eterna.

Agnès Gonxha Bojaxhiu, su verdadero nombre, nació el 26 de agosto de 1910 en Skopje (Macedonia, Yugoslavia) de padres albaneses. A la edad de 12 años quiso ser misionera "para propagar el mensaje de amor de Cristo".

A los 18 años entró en Londres en la orden de las Hermanas de Nuestra Señora de Loreto, que colaboraba con el entonces arzobispo de Calcuta, monseñor Ferdinand Periers, quien la estimaba poco. "Es una novicia incapaz de encender una vela", dicen que la definió el prelado.

Pero su destino cambiaría rápido. En 1948 la autorizaron que abandone la orden y se instaló en Calcuta, en donde vistió el célebre sari que se convertirá en el hábito de su congregación.

Decidió llamarse Madre Teresa en homenaje a Santa Teresa del Niño de Jesús, la carmelita francesa de Lisieux.

En 1952, asistió a una escena que cambiará su vida: encontró en la calle a una mujer herida agonizante con los pies carcomidos por las ratas. Desde entonces decidió dedicarse a los enfermos y desheredados de India. Alquiló un convento del siglo XIX, a pocos metros de un templo hindú, en donde alojó a los enfermos con tuberculosis, tétanos y disentería que los hospitales rechazaban.

En cuatro décadas, más de 30 mil personas murieron en ese lugar. Para la Madre Teresa se trataba de dar "un final digno" a todos aquellos que vivieron "como bestias". Fundó también Sishu Bhavan, para alojar niños abandonados, que en muchos casos son adoptados por extranjeros, y para ayudar a los leprosos abrió Shantinagar, el primero de una serie. (AFP)

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