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 domingo, 19 de octubre de 2003

"La capital de la discriminación"
Así habla sobre Rosario Mario Buss, papá de un chiquito de ocho años que no puede caminar y titular de Amufadi, la asociación que nuclea a los familiares de los discapacitados

El 19 de octubre de 2002 Rosario fue declarada "capital de la discriminación". La iniciativa surgió de la Asociación Mutual de Familiares y Amigos del Discapacitado e Incapacitado (Amufadi) debido a que "no se veían acciones concretas por parte del gobierno municipal para atender esta problemática", aseguró el secretario de la entidad, Mario Buss. Pasó casi un año y "esta situación, lejos de mejorar, empeoró", agregó.

Buss es papá de un chiquito de 8 años que no puede caminar y debe trasladarse en silla de ruedas. Desde que nació su hijo aprendió que la "accesibilidad" no es sólo una materia destinada a especialistas. Sino un modo de vida para quienes llevan la carga de no poder moverse por sus propios medios. "Una disciplina que nos obliga a pensar en todos", remarcó.

Sin embargo, quienes podrían colaborar para revertir el actual estado de cosas parecen mirar a otro lado. Al menos eso sostiene Buss muy enojado. Las últimas obras públicas más importantes encaradas por la Intendencia, parecen ser para él, una falta de respeto para los incapacitados motrices. Y para muestra basta un botón. Las rampas de acceso a la Isla de los Inventos, un espacio de juego para chicos y grandes ubicada en Wheellwright y Corrientes, tiene 45 grados de inclinación.

"No puede subirse ni siquiera con una silla a motor", se lamentó Buss. Las reglamentaciones, lejos de fijar esa inclinación, señalan que las rampas deben tener de 8 a 12 grados.

"Estamos hartos de golpear puertas", protestó Buss. Y luego advirtió: "El Ejecutivo se ha encargado de que Rosario no sea una ciudad para todos", como señalaron algunos slogans. Para él, la frase que reza "Rosario, la mejor ciudad para vivir", "es una burda mentira".

-Ustedes siempre dicen que los obstáculos están en cada rincón.

-La ciudad está llena de locales inadecuados para discapacitados. Tengo un hijo que es invitado a los cumpleaños de sus amiguitos pero se las ve feas porque no existe en Rosario ni un sólo pelotero que tenga baños adaptados. Tampoco puede ir a las hamburguerías que tanto les gusta frecuentar a los chicos porque para acceder al espacio de comidas hay que subir escaleras kilométricas. Y el colmo de los colmos se produjo hace tres fines de semana cuando se inauguró la Isla de los Inventos, donde se hizo una rampa para acceder desde calle Corrientes con adoquines del siglo pasado, es decir los más burdos e intransitables. A esa misma altura hay que trasponer previamente dos rampas de 45 grados. ¿Qué silla puede subir eso? En esta ciudad se construye todo al revés. Y en los barrios ni hablar. Con mi hijo me muevo directamente por la calle (por la calzada), sino no podría trasladarlo a ningún lado, las veredas son un tormento.

-¿Cómo llegó a estudiar esta problemática?

-Por necesidad. Yo jamás había estudiado accesibilidad, nunca se me había ocurrido pensar eso en la vida. Hasta que nació mi hijo Nahuel. Es lamentable, pero de la facultad de Arquitectura los profesionales salen sin saber nada sobre barreras arquitectónicas. En algunas escuelas técnicas no se enseña la materia. Y los arquitectos de la Municipalidad terminan haciendo barbaridades. Nadie piensa en nuestros hijos.

-A pesar de que usted los advierte antes de iniciar una nueva obra...

-Hemos intentado abrir el paraguas con el área de pavimentos y calzadas ante las futuras remodelaciones de bulevar Oroño y Pellegrini, y no nos aseguran que esas avenidas queden accesibles. Ahora nos dicen que no pueden modificar el pliego a pesar de que les venimos diciendo esto desde hace un año. No nos pueden asegurar que las esquinas tengan rampas y que estén en condiciones.

-Hace casi un año el Concejo instó a la Municipalidad a que comenzara a actuar. Pasó mucha agua bajo el puente.

-El 24 de octubre del año pasado, fue aprobado un decreto que obligaba al Ejecutivo a juntarse con las autoridades de Amufadi para hacer un relevamiento de las barreras a arquitectónicas de la Granja de la Infancia. Venimos llevando esta lucha desde 1998, pero se ve que la Intendencia no lo debe haber leído. Increíblemente, a partir de ahí las cosas que se crearon son inaccesibles. En Rosario sólo hay dos lugares de esparcimiento bien hechos: El Jardín de los Niños (en el parque Independencia) y las piletas del polideportivo Deliot (bulevar Seguí al 5.600). El resto tiene impedimentos. Como ejemplo, le puedo decir que en un par de días comienza la Feria de las Colectividades donde se instalan baños para discapacitados, pero que son imposibles de alcanzar porque los ubican en calles empedradas donde, obviamente, no se puede acceder en sillas de ruedas. El año pasado la silla de mi hijo se rompió antes de llegar.

-¿Y los colectivos para discapacitados no fueron una idea acertada?

-Sí, el 14 de enero se presentó uno con rampa. (Miguel) Lifschitz cumplió, y antes de ser electo como el nuevo intendente de Rosario. Pero hay uno solo en la línea 121. Esto no es suficiente. El pliego de licitación de transporte es aberrante y estamos esperando que nos cite el Concejo para tratarlo en forma definitiva. Esto no es un capricho, la ley nacional de accesibilidad (24.314) señala que en el 2002, el 100 por ciento debía tener rampas. Lo preocupante es que se están reciclando colectivos pero no les incorporan adaptaciones. Uno se cansa, pero seguiremos pidiendo lo que es justo. Rosario tiene que se definitivamente para todos, sin excepciones.

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