 | jueves, 16 de octubre de 2003 | 25 años. El Papa es la persona más ampliamente reconocida en el mundo Un gigante doblegado por las enfermedades A pesar de su quebrantada salud, hoy deberá hacer frente a una atareada agenda de misas y encuentros Venerado por algunos, criticado por otros, el Papa Juan Pablo II es quizás la persona más ampliamente reconocida en el mundo. En la escena mundial, ha sido al mismo tiempo un defensor de los oprimidos y de la ortodoxia dentro de su propia Iglesia Católica Romana, que tiene más de mil millones de fieles.
En los últimos meses, el mundo ha visto decaer en forma rápida la salud del Pontífice de 83 años, quien sufre de la enfermedad de Parkinson y de una severa artritis. No ha podido últimamente terminar de pronunciar sus mensajes preparados y tiene dificultades para hablar.
El Papa dará probablemente una muestra de su voluntad de hierro cuando celebre hoy el 25 aniversario de su pontificado con una atareada agenda de misas y encuentros, seguidos de la beatificación de la Madre Teresa el domingo y la inducción de 31 nuevos cardenales el martes.
El Papa polaco entró en la escena mundial el 16 de octubre de 1978, cuando el Cónclave cardenalicio lo eligió como el primer pontífice no italiano en cuatro siglos y medio.
Ahora, con el cuarto pontificado más prolongado en la historia de la Iglesia Católica Romana, le ganó una apuesta al destino hace tres años y condujo a su iglesia a un nuevo milenio pese a su débil salud.
Caída de comunismo Varios historiadores dicen que uno de sus legados más duraderos será su importante papel en la caída del comunismo en Europa oriental en 1989.
Los polacos creen que su inagotable respaldo al sindicato clandestino Solidaridad, mientras los comunistas trataban de acallarlo, fue una potente fuerza que mantuvo vivo al movimiento.
Solidaridad formó en Polonia el primer gobierno no comunista del bloque oriental en 1989, lo que marcó el comienzo de una ola de libertad que vio a los regímenes marxistas caer en un efecto dominó en toda Europa.
"La noche ha pasado, hay un nuevo amanecer", dijo durante una visita triunfal a Checoslovaquia en 1990.
Una década después de contemplar la caída del comunismo, logró otro de sus sueños. Visitó Tierra Santa en marzo del 2000 y, rezando en el Muro de los Lamentos de Jerusalén, pidió perdón por los pecados católicos contra los judíos en la Historia. Viajero infatigable que registró 1,25 millones de kilómetros en 102 viajes que cubrieron unos 130 países, el Papa es una figura familiar en todo el mundo. Ha atraído multitudes de hasta cuatro millones de personas.
Se mostró determinado a usar su Papado para llamar la atención por la suerte de los necesitados y oprimidos del mundo, al tiempo de mantener un rumbo conservador en la Iglesia.
"Hablo en nombre de los que no tienen voz", dijo en un viaje a Africa en 1980. Para él, entre los que no tienen voz están los nonatos y los disidentes que se pudren en las cárceles.
Se ha sentido a gusto exponiendo sus teorías -tanto a dictadores de izquierda como de derecha, así como a las democracias - de que un capitalismo y globalización sin freno no son una panacea a los problemas del mundo en la era post Guerra Fría.
Un gran defensor de los derechos humanos y de la libertad religiosa, sus llamados a la creación de un "nuevo orden económico mundial" y a garantizar los derechos de los trabajadores han hecho que algunos le llamen el "Papa socialista".
Infatigable defensor de la paz y del desarme nuclear, ha advertido a menudo que la humanidad puede encaminarse a su destrucción, y en el 2003 encabezó la campaña del Vaticano contra la guerra de Irak.
En su juventud fue actor y escribió varias obras de teatro y como Papa ha hecho buen empleo de sus cualidades, incluido su conocimiento de lenguas, para poder comunicarse con otras figuras mundiales de la época.
El primer Pontífice en una sinagoga Fue el primer Papa que predicó en una iglesia protestante y en una sinagoga, el primero que pisó una mezquita y ha sido un incansable defensor de la unidad de los cristianos.
Pero, irónicamente, en sus 25 años de pontificado ha sido también fuente de fuertes divisiones en su propia iglesia.
Muchos católicos, particularmente en los países desarrollados, no han seguido sus enseñanzas contrarias al uso de contraceptivos, no les importaría mucho que se ordenasen mujeres sacerdote y algunos querrían un sucesor más liberal.
Juan Pablo II no se ha visto desalentado por las protestas contra sus posturas. Preocupado porque muchos católicos se han apartado de las enseñanzas tradicionales de la Iglesia, mantuvo una batalla constante contra el aborto, los métodos artificiales anticonceptivos, el sexo prematrimonial, el divorcio, la homosexualidad y la ruptura de los valores familiares.
Tras la muerte del Papa Juan Pablo I, Wojtyla llegó a ser el sucesor número 264 de San Pedro y, a la edad de 58 años, se convirtió en el Papa más joven por más de un siglo de la historia de la Iglesia. (Reuters) enviar nota por e-mail | | |