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 miércoles, 15 de octubre de 2003

Militares denuncian el faltante de cartuchos de mortero en Fray Luis Beltrán
Desapareció material bélico que se salvó del estallido de Río Tercero
En Córdoba atribuyen el hecho a un plan para eliminar pruebas que comprometerían al Ejército

Javier Felcaro / La Capital

La denuncia judicial de autoridades castrenses sobre la reciente desaparición de 5.680 cartuchos de propulsión para morteros de 81 milímetros del Batallón de Arsenales 603, ubicado en Fray Luis Beltrán, potenció las dudas abiertas tras la explosión de la Fábrica Militar de Río Tercero. Es que el faltante incluye material bélico procedente de las instalaciones que volaron en esa ciudad cordobesa el 3 de noviembre de 1995. Algo que, para la querellante Ana Gritti, esposa de uno de los siete muertos, forma parte de un plan para eliminar pruebas que comprometen al Ejército con la venta ilegal de armamento al exterior.

El 15 de septiembre pasado, el teniente coronel Jorge Guido, director de la Fábrica Militar de Fray Luis Beltrán, constató la desaparición de 5.680 cartuchos de propulsión para morteros. Estos se encontraban en el vecino batallón, cuyo jefe, el teniente coronel Hugo Miola, descubrió que también faltaban otros materiales. Por eso radicó una denuncia ante el juez federal de Rosario, Omar Digerónimo.

Pero Guido también notificó por escrito sobre lo ocurrido al juez federal de Río Cuarto, Luis Martínez. Se trata del magistrado que investigó la explosión registrada en Río Tercero. El teniente coronel pidió agregar su informe al expediente. Incluso, el texto llegó hasta el Tribunal Oral Federal Nº 2 de Córdoba, que tendrá a su cargo -el año próximo- el proceso oral y público por la voladura de la fábrica.

Guido, quien destacó la realización de un sumario interno en paralelo a la investigación judicial, contó que la fábrica de Fray Luis Beltrán, "después de la explosión de Río Tercero, recibió parte del material que no detonó".

"Es un material que podía llegar a ser reutilizado y que se entregó en custodia en 1998. Estos cartuchos que están faltando forman parte de eso", agregó el militar en declaraciones a LT8. También detalló que el armamento se concentró en otro punto ("José de la Quintana") antes de su redistribución en distintas unidades del interior del país.

Son muchos los testimonios judiciales que coincidieron en que la fábrica cordobesa concentró el material destinado al contrabando a Croacia y a Ecuador, entre 1991 y 1995. La explosión se produjo cuando la investigación ya estaba en marcha y recientes peritajes darían cuenta de su intencionalidad.

Consultada por La Capital, Gritti no dudó en vincular lo ocurrido en Fray Luis Beltrán con "una maniobra urdida por el Ejército para tratar de anular los faltantes que existieron en Río Tercero".

"Tenían que justificar el no envío de armas que ya habían cobrado", subrayó la viuda de Hoder Dalmasso. Según esta teoría, la destrucción permitió ocultar el faltante de proyectiles supuestamente comercializados por funcionarios del gobierno de Carlos Menem.

La única querellante en la causa también recordó el resultado de peritajes contables realizados en el marco de la investigación, que revelaron la ausencia de más de 40 mil proyectiles (de morteros y cañones).

"Esto ya lo veíamos venir cuando pidieron destruir el material de rezago que había en Serrezuela (fábrica militar donde se efectuaron peritajes clave). No es de extrañar que en poco tiempo más denuncien un nuevo robo en otra unidad", arriesgó Gritti.

Guido, en tanto, relató que el armamento se había depositado en el polvorín del Batallón de Arsenales ubicado en Fray Luis Beltrán "para su resguardo y, en oportunidad de un recuento físico, surgió el faltante".

Si bien no descartó la posible eliminación "por error" de los cartuchos durante los trabajos de destrucción que habitualmente se realizan con armamento obsoleto (dijo que varios de estos elementos datan de 1978), el militar admitió: "Puede ser que en alguna oportunidad se haya llevado material en forma equivocada".

"Hasta el año pasado, eso estaba (depositado). Ahora surgió la novedad. Quiere decir que se encuentra dentro del posible material que el juez de Río Cuarto ordena no tocar y, como podría vincularse a la causa, se lo comuniqué", agregó el militar.

Guido hizo hincapié en que "no se trata de material que se escondió o que se quiere hacer perder por algo en particular; estuvo acá, en el depósito, hasta la última vez que se realizó el recuento físico".

"Pudo haberse extraviado, o haber sido robado, pero el material es totalmente ajeno a la causa Río Tercero. Lo puedo afirmar", enfatizó el teniente coronel, quien a fines de 2000 se hizo cargo de la fábrica ubicada a pocos kilómetros de Rosario.

En esa línea, e intentando "no darle al tema la dimensión que no tiene", concluyó: "Se trata de material no siniestrado de Río Tercero que se encontraba en un polvorín perfectamente custodiado, y que ahora no está. El por qué del faltante lo deberá determinar la Justicia".

Dos decretos reservados (del 31 de octubre de 1991 y del 24 de enero del 95) firmados por Menem, y que dieron pie al tráfico de armamento, incluyeron morteros calibre 81 milímetros fabricados en la Argentina.

Por su parte, el gobierno de Néstor Kirchner había ordenado días atrás la apertura de los archivos de las fuerzas de seguridad sobre la explosión en Río Tercero. La primera señal, en ocho años, de voluntad política de colaborar con la investigación.

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La fábrica de Fray Luis Beltrán en la mira.

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