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 miércoles, 15 de octubre de 2003

El círculo vicioso entre desigualdad y pobreza

María Isabel Rivero

Washington. - La población de Bolivia tiene derecho a protestar y reclamar la renuncia de un presidente que consideran que gobierna en contra de sus intereses, tal como la población de California tiene derecho a hace caer a su gobernador, dijeron hoy analistas en Washington.

"Sin justicia social y sin un sentimiento por parte de la mayoría de la población de que el proceso político está dando resultados para ellos, no va a haber paz", dijo el director del Consejo para Asuntos Hemisféricos, Larry Birns.

"Cuando el presidente tiene nueve por ciento de popularidad, como es el caso de Gonzalo Sánchez de Lozada, se transforma en un claro candidato a que le exijan la renuncia. Eso fue lo que los republicanos demandaron del ex gobernador de California, y lo lograron, a pesar de que fue votado por 48 por ciento", agregó Birns.

El experto fustigó los comunicados expedidos el lunes por el Departamento de Estado norteamericano y por el secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA), César Gaviria, que defendieron, según él, al gobierno de Sánchez de Lozada. "Ambos son extremadamente desafortunados", opinó, "extremadamente superficiales". "Esta es la razón por la cual la clase política se ha distanciado y separado del ciudadano medio. Este no lee ensayos sobre la maravilla de las privatizaciones, lo que hace es ver cómo sube la cuenta de la luz todos los meses", graficó Birns.

"Ve también los escándalos de corrupción en los procesos de privatización, y hay un enorme desencanto. Tiene que haber una completa reforma del sistema político en Bolivia y en toda América Latina, una reforma del sistema de justicia, de la naturaleza corrupta de los juzgados y del sistema político", agregó. "Tiene que haber reglas de juego claras, no sólo para que las empresas extranjeras puedan invertir, sino también para que la población esté protegida".


La región más desigual
América Latina es la región del mundo con las mayores desigualdades entre ricos y pobres, y Bolivia es el país más pobre de América del Sur, según datos del Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial y la Comisión Económica para América Latina (Cepal).

El modelo de sustitución de importaciones que América Latina aplicó durante las décadas de 1960 y 1970 permitió un crecimiento promedio de la economía de la región de cinco por ciento anual, según esas fuentes.

Pero desde que se instrumentaron las reformas para convertir a los países latinoamericanos en economías de mercado, el crecimiento cayó a tres por ciento anual promedio en la década de 1990, y la distribución de la riqueza y del ingreso no ha mejorado a pesar de que regímenes democráticos han sustituido a las dictaduras de los 70.

"La cuarta parte del ingreso nacional en América Latina está concentrado en el cinco por ciento de la población, y el diez por ciento más rico es propietario del 40 por ciento de la riqueza, un nivel de desigualdad que sólo se puede encontrar en unos pocos países africanos donde el ingreso per cápita es la mitad que en América Latina", escribió la analista política Terry Lynn Karl, de la Universidad de Stanford, en un artículo reciente.

En Bolivia, el 20 por ciento más rico concentra la mitad del ingreso del país, y el 20 por ciento más pobre se tiene que arreglar con cuatro por ciento del ingreso, según los indicadores del Banco Mundial para 2002.

Karl argumenta en su artículo que hay un "círculo vicioso entre la pobreza y la desigualdad existente en América Latina y la baja tasa de crecimiento económico. Por su parte, Birns señaló que "los promotores de las privatizaciones y el modelo neoliberal habían dicho que todos se iban a beneficiar, pero lo que ha sucedido es que hay ganadores y perdedores, y que los perdedores son los mismos de siempre: los pobres". (DPA)

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Patrullas policiales en La Paz.

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