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 miércoles, 15 de octubre de 2003

Bolivia en el caos. En 1992 se bloqueó un proyecto para exportar litio
Potosí: un antecedente aleccionador

Pablo Díaz de Brito / La Capital

Un informe del diario boliviano La Razón recuerda un episodio de la historia económica y social del país que es una advertencia sobre los efectos de bloquear grandes inversiones extranjeras en nombre de preservar el patrimonio nacional de las garras imperialistas, como hoy ocurre con el proyecto gasífero (lo que no quiere decir que éste no merezca críticas y no pueda ser objeto de sustanciales mejoras para Bolivia).

El caso recordado por La Razón es el de la explotación de yacimientos de litio en Potosí, abortado 11 años atrás por motivos idénticos a los esgrimidos hoy contra el gasoducto. Entonces, un comité cívico de potosinos "dejó pasar una buena oportunidad para salir de la pobreza". El 30 de mayo de 1992, "después de una serie de entredichos parlamentarios y manifestaciones", la transnacional FMC-Lithco "anuncia que no está dispuesta a renegociar el contrato que tres meses antes firmó con el Estado boliviano para la explotación del Salar de Uyuni", nombre del yacimiento de litio. Siete días después la empresa dejó el país.

El proyecto de extraer y exportar litio, "que prometía una inversión de 100 millones de dólares e ingresos de 43 millones de dólares por año para el Estado", se frustra. Once años después, "el Comité Cívico Potosinista (Comcipo) dice que Potosí perdió una gran oportunidad de salir de la pobreza. Sin embargo, mantiene las esperanzas de atraer capitales no sólo para el Salar, sino también para el Cerro Rico y otros recursos naturales que tiene la región. Incluso, se alberga el deseo de que la misma Lithco pueda regresar", afirma el reporte. Pero en el clima actual creado por la COB y los campesinos cocaleros de Morales, de xenofobia antichilena y odio contra las empresas extranjeras, el deseo de los arrepentidos potosinos parece absolutamente irrealizable.

En 1991, sólo dos empresas en el mundo tenían la tecnología necesaria para realizar el proyecto y dominaban el mercado del litio, y Bolivia logró una sociedad con una de ellas. "Sin embargo, surgieron las primeras observaciones. Parlamentarios potosinos y la Comcipo pidieron una licitación. El gobierno de Jaime Paz Zamora retrocedió y lanzó la licitación. Otra vez la Lithco, esta vez de la mano de la FMC, ganó el proceso. El 14 de febrero de 1992 se firmó el contrato de riesgo compartido que, sin embargo, debería ser protocolizado y aprobado por el Congreso con una ley. El contrato establecía una explotación del Salar por 40 años, tiempo en el que se invertirían anualmente 100 millones de dólares y se dejaría para el país 43 millones de dólares por año, de los cuales 24 serían directamente para Potosí", detalla La Razón.A diferencia del proyecto gasífero actual, "que tiene como protagonistas centrales a empresas privadas, el plan del litio tenía participación directa del Estado".

Pero entre febrero de 1992 y mayo, cuando la empresa se retiró definitivamente, se armó el boicot del proyecto. Al principal partido de oposición de entonces, el MNR, se sumaron la COB , los mineros y los campesinos. Todo en nombre de "frenar la explotación irracional de los recursos naturales" y su entrega a grupos multinacionales. El resultado está a la vista: 11 años después el yacimiento del Salar sigue intacto, pero Potosí no recibió ni un centavo de los millones de dólares que prometía el proyecto. Y la región se mantiene sumida en la pobreza crónica que caracteriza a Bolivia. Una historia que demuestra de manera categórica que el tópico de la pobreza causada por factores tales como "la dominación extranjera" y el "imperialismo", oculta una verdad opuesta: que un país pobre y sin recursos financieros, ni técnicos ni humanos, como es Bolivia, necesita del capital y de esos recursos que tienen otros. De otra forma, el litio, en 1992, y el gas, en 2003, se quedan, sí, en Bolivia. Pero no los usufructúa nadie y los bolivianos siguen -y gracias a gente como Evo Morales, seguirán- tan pobres como siempre.

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