 | martes, 14 de octubre de 2003 | Voces ahogadas e impotentes "No hay nada que hacer, estamos sobrepasados, no hay infraestructura para dar respuesta a la cantidad de presos. Viene el verano y esto estalla". Este mensaje lo reiteran, bajo reserva, los altos oficiales de la Unidad Regional II. No lo dicen de viva voz porque no quieren pronunciar mensajes que suenen a desafío o insubordinación. Lo dicen porque se sienten impotentes. Y dicen la verdad.
Ayer La Capital publicó que el Defensor del Pueblo de la Nación, Eduardo Mondino, adhirió a un recurso de hábeas corpus de presos de la comisaría 30ª de Parquefield II por la situación -"ilegal, inhumana, degradante"- en la que se hallan: 26 internos en una habitación con capacidad para cuatro, sin cuchetas, ni inodoros, ni duchas, ni lavamanos. Con enfermedades de la piel o bronquiales "claramente relacionadas con condiciones de hacinamiento nocivo e inaceptable".
El 21 de septiembre hubo un motín de seis horas en la comisaría 15ª de Sarmiento al 3300. Tres días después hubo otro en la seccional 18ª de Francia al 3200. Al día siguiente se quemaron colchones en un alzamiento en la comisaría 7ª de Cafferata al 300. Una protesta como esta última desencadenó durante la gestión de gobierno actual, la mayor tragedia carcelaria de la historia provincial: 13 presos murieron quemados en la comisaría 25ª de V.G. Gálvez.
Eso pasó hace casi tres años, el 15 de noviembre de 2000. La saturación que atiza los conflictos sigue sin desactivarse y no es un vaticinio alarmista -sino puro sentido común- que tal estado de cosas prefigura nuevas tragedias. enviar nota por e-mail | | |