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 martes, 14 de octubre de 2003

Sánchez de Lozada dijo que no renuncia, pero su vice le retiró apoyo
Se profundiza la crisis en Bolivia: ya hay 41 muertos y renuncian ministros
La represión del ejército el domingo en El Alto dejó 26 víctimas. Ayer se extendió la protesta a otras ciudades

La Paz. - Una profunda crisis política sacudió ayer a Bolivia, donde el presidente Sánchez de Lozada se encuentra cada vez más aislado tras la renuncia de cuatro ministros y el distanciamiento de su vicepresidente, Carlos Mesa, por el manejo de la protesta social que dejó al menos 41 muertos en tres semanas, 26 de ellos sólo en la represión del domingo en la vecina ciudad de El Alto. El país pasa así por el peor momento desde el retorno de la democracia hace 21 años. Ayer la protesta se había extendido a La Paz, Cochabamba y Oruro, en demanda de la renuncia del presidente.

Acosado por las renuncias y las masivas manifestaciones, Sánchez de Lozada dijo en un mensaje televisado: "Yo no voy a renunciar" y prometió "cumplir con la Constitución y hacer cumplir la Constitución". El presidente, sin embargo, anunció que suspendía los proyectos de exportación de gas a nuevos mercados, el motivo inmediato del conflicto (ver aparte).

Tras una reunión de gabinete y con altos mandos militares, el jefe de Estado aseguró contar con el respaldo de la policía y las Fuerzas Armadas. Denunció "un gran proyecto subversivo organizado y financiado desde el exterior para destruir la democracia boliviana". Como cabecillas de la supuesta subversión, acusó a los líderes sindicales Evo Morales, jefe del mayor partido de la oposición, y Felipe Quispe, diputado indígena al igual que Morales. "No es posible que se reemplace la democracia por una dictadura sindical", enfatizó.

Tanto Morales como Quispe negaron las acusaciones y pidieron al pueblo continuar con las protestas para lograr la dimisión de Sánchez de Lozada y dar lugar a la sucesión constitucional, nombrando presidente provisorio a un miembro del Tribunal Supremo que llame a elecciones.

Morales y Quispe y sus organizaciones exigen desde hace tres semanas la renuncia de Sánchez de Lozada e impulsan los cortes de ruta que provocaron el desabastecimiento de alimentos y combustible de La Paz, lo que llevó el sábado al gobierno a ordenar la intervención del ejército. El domingo, la vecina ciudad de El Alto, epicentro de la resistencia al gobierno, amaneció tomada por fuerzas del ejército. Poco después comenzaron violentos enfrentamientos, al intentar los manifestantes bloquear el paso de un convoy de camiones cisterna hacia La Paz, con una carga de nafta para la desabastecida capital. Aunque inicialmente se informó de 5 muertos, ayer la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos y la red Erbol indicaron que los caídos el domingo en El Alto eran 26. Ayer hubo nuevos incidentes, cuando los manifestantes bajaron de El Alto y entraron en La Paz, así como en otras ciudades del país. Además, a la protesta se sumaron diversos gremios.

Ante este cuadro, a la renuncia de tres ministros de la populista Nueva Fuerza Republicana (NFR), se sumó más tarde la dimisión del titular de Desarrollo Económico, Jorge Torres, del Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (MIR). La decisión de cuatro de los quince miembros del gabinete siguió a la determinación del vicepresidente de Bolivia y presidente del Congreso bicameral, Carlos Mesa, que rompió ayer con Sánchez de Lozada, en desacuerdo por su manejo de la crisis social, aunque no renunció a su investidura. "No apoyo al gobierno en esta acción, no puedo aceptar como ciudadano ni como hombre de principios que la respuesta sea la muerte ante la presión popular y no creo que el diálogo que ha propuesto el gobierno sea suficiente", manifestó Mesa.

En un intento por desactivar la crisis, Sánchez de Lozada anunció en la madrugada del ayer que el gobierno no exportará gas natural a nuevos mercados mientras no se realicen consultas y debates sobre tema hasta el próximo 31 de diciembre. Sin embargo, las protestas siguieron propagándose ayer a La Paz, Oruro y Cochabamba, donde se libraban feroces batallas con la policía.

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Los campesinos bajaron de El Alto a La Paz.

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