 | martes, 14 de octubre de 2003 | Ya se destruyeron 4.600 en los últimos tres años En el subsuelo de los Tribunales se guardan más de 4.000 armas Son parte de decenas de causas judiciales y están en un depósito. La mayoría terminará fundida en un horno Jorge Salum / La Capital La Winchester es del poderoso calibre 12.70, luce impecable e intimida sólo con verla. Es negra, tiene un caño larguísimo y brilla por todos lados. Para alguien a quien le gusten las armas, sin dudas debe tratarse de un artefacto hermoso. Está guardada en un armario, junto a otras armas cortas y largas que también meten miedo, aunque no todas reluzcan como aquella. La inquietante escopeta con una mira sofisticada es sólo una de las 4.255 armas de fuego que permanecen secuestradas en el marco de distintas investigaciones judiciales y están guardadas en el subsuelo de los Tribunales, a la espera de que los magistrados rosarinos decidan cuál será su destino definitivo. Algunas serán entregadas a la policía, otras volverán a manos de sus dueños (aquellos a quienes se las robaron, no a los delincuentes) y la mayoría irá a parar a un horno de fundición para terminar convertidas en inofensivos lingotes de hierro.
Todas esas armas están prolijamente archivadas en la Oficina de Efectos Secuestrados de los Tribunales provinciales. Cada una tiene un número que corresponde al expediente judicial dentro del que está secuestrada. Depositadas bajo estrictas medidas de seguridad, constituyen un verdadero arsenal oculto en las entrañas del edificio donde se concentran las investigaciones de los crímenes -homicidios, asaltos, amenazas- para los que fueron utilizadas o de los robos en las que se convirtieron en el botín buscado por los delincuentes.
"En Rosario y Santa Fe hay 6.453 armas guardadas", cuenta el secretario de Gobierno de la Corte Suprema de Justicia de la provincia, Eduardo Bordas, quien hace tres años encabezó la reorganización de un depósito que hasta ese momento era un pandemonio. Pero en esas oficinas no hay sólo armas sino toda clase de cosas incautadas: sólo en el subsuelo de la Gran Manzana judicial rosarina se guardan 25.175 efectos, como los llama el Poder Judicial, que incluyen artículos de los más diversos.
La mayoría de esas cosas -prendas, artículos del hogar, bicicletas- son parte del botín de ladrones sorprendidos por la policía y recuperados en infinidad de procedimientos. En los últimos tres años, el Poder Judicial ya donó 14 camiones repletos de esos efectos a Cáritas y otras entidades de beneficencia.
Un arsenal celosamente guardado Pero lo que más impacta allí, en esos pasadizos casi secretos de los Tribunales, son las armas. Hay de todo, desde ametralladoras y fusiles hasta revólveres que parecen insignificantes y tienen un alto poder de fuego. Pero también hay réplicas, imitaciones increíbles de armas verdaderas que sirvieron para cometer delitos, y cada vez llegan más tumberas, esas escopetas caseras que los delincuentes fabrican con un pedazo de caño, una aguja y un resorte y que son capaces de disparar desde balines de plomo hasta cartuchos con un alto poder letal.
A Osvaldo Corona, el encargado, le lleva segundos ubicar un arma cada vez que un juez se la manda a pedir por distintos motivos. Todo el archivo está informatizado y cada cosa está en su lugar. Mientras tanto, los empleados separan cuidadosamente una cantidad de armas que pronto serán destruidas y otro lote que irá a reforzar el arsenal de la policía.
Bordas explica que la ley prevé tres destinos diferentes para el arsenal que está bajo la custodia de los jueces. Uno de ellos es la devolución a sus propietarios, si las circunstancias lo permiten (por ejemplo, las que fueron robadas por delincuentes y recuperadas por la policía). Otro es la propia policía. "Hay armas que pertenecían a la fuerza y por distintos motivos terminaron en manos de delincuentes. Esas vuelven a la policía", se explaya el funcionario de la Corte. Y el tercer destino es el horno. "La gran mayoría se convertirá en hierro fundido", cuenta.
En los últimos tres años ya hubo cuatro fundiciones (tres en Alvear y una en Rosario) y se destruyeron 4.600 armas, sólo en esta ciudad. En Santa Fe, en tanto, tuvieron el mismo destino 5.310 armas. Aquí la policía recuperó 548 y en la capital provincial otras 161. Ahora mismo Corona y sus hombres preparan puntillosamente una nueva tanda para destruir y otro lote para ser devuelto a la fuerza de seguridad de la provincia.
Estas cifras causan satisfacción entre los operadores judiciales. "Es que si seguimos a este ritmo, estaremos haciendo una contribución fundamental para desarmar a la sociedad civil", razona Bordas. El funcionario revela, además, que en la próxima fundición se destruirán 850 armas. enviar nota por e-mail | | Fotos | | Osvaldo Corona es el encargado del depósito. | | |