 | martes, 14 de octubre de 2003 | "Tumberas", fusiles y joyas como el Magnum 357 "Tumbera", escribe el encargado de la Oficina de Efectos Secuestrados de los Tribunales locales, Osvaldo Corona, y en la pantalla de su PC aparece inmediatamente una nómina de estas armas fabricadas por los delincuentes con un ingenio que asombra. Los detalles de diseño de algunas de esas armas inquietan. Algunas son recortadas, como las escopetas de verdad, y otras de doble caño. Cuando Corona pide la lista de "armas caseras", el estupor es aún mayor. Allí hay de todo, desde un par de pistolones hasta una sofisticada pistola con silenciador. Todo está guardado en los gabinetes, junto a ametralladoras (incluso una americana), un par de Magnum 357 que seducirían a cualquier coleccionista, fusiles, varios revólveres calibre 6.35 que se ocultan fácilmente en una mano y tienen un poder letal formidable, y gran cantidad de pistolas calibre 45 y 11.25 que pertenecen a la policía y aparecieron en manos de delincuentes. En una caja de cartón se guardan unos 20 artefactos que parecen armas pero no son más que juguetes, réplicas de pistolas y revólveres que intimidan tanto como las de verdad. enviar nota por e-mail | | |