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 lunes, 13 de octubre de 2003

El Narigón Bilardo dejó su sello en el Gigante

Carlos Bilardo vivió a mil su primer partido como manager de Estudiantes. Como era previsible. Fiel a su estilo, el Narigón no se pudo contener y pese a no entrar con el equipo a la cancha, dio indicaciones desde la boca del túnel del vestuario visitante, donde estuvo casi todo el partido. Mientras el Narigón se cansaba de gritar, gesticular y hablar con el Tata Brown, uno de sus colaboradores, su amigo Carlos Pachamé dirigía por primera vez el equipo sin poder evitar la supremacía futbolística que exhibía Central.

"Desde afuera es muy difícil", balbuceó Bilardo, con el casi inaudible hilo de voz que le quedaba, cuando se retiraba del estadio con pocas ganas de hablar. Pero antes el ex DT pincha hizo su show habitual.

Ni bien comenzó el encuentro se lo vio al ex DT en la boca del túnel, pero con el correr de los minutos hizo un interminable vía crucis desde el vestuario al túnel y viceversa. Iba y venía, como si estuviera enjaulado. Lo devoraba la ansiedad.

En uno de sus arrebatos, Bilardo le tiró con una vaso de agua al camarógrafo Lionel Baffico, de TyC, que cometió el pecado de filmarlo en el túnel.

Al margen de lo que gritó en la cancha, Bilardo no se extralimitó en sus funciones y le dejó la charla técnica a Pachamé, mientras el Narigón escuchaba, según confesó después el propio Pacha. Cuando un periodista lo consultó sobre si le tuvieron que coser la boca a Bilardo para eso, el técnico atinó a reirse antes de aclarar: "Y ... es Bilardo. Pero nos conocemos desde hace mucho y compartimos muchas cosas en el tiempo de la selección. Pero qué mejor que tenerlo ahí".

Eso sí, Bilardo no entró a la cancha, pero Pachamé siguió las mismas cábalas. Y al principio, cuando entraron los equipos, se hizo el distraído cuando Russo llegó al banco y saludó con la mano al resto de los ocupantes. "No lo vi", dijo Pacha con una sonrisa. Al final, con el resultado puesto, se estrecharon en un abrazo. Con el que otra vez no hubo saludo fue con el Narigón, que se escurrió como siempre.

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