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 domingo, 12 de octubre de 2003

Finanzas. El Congreso habilitó la reedición de estas pequeñas estructuras. El crédito escaso y restringido en el actual esquema bancario le juegan a favor
Cajas de crédito cooperativas, una vuelta a la economía social
Las exigencias del BCRA -encargado de reglamentar su accionar- serán clave para el desarrollo de estas entidades

Sandra Cicaré / La Capital

El Congreso de la Nación aprobó una ley que habilita nuevamente el funcionamiento de las cajas de crédito cooperativas y abrió así una brecha para volver a impulsar estructuras de crecimiento económico basadas en la economía social. Aunque la realidad argentina es muy distinta a la de los años 60, cuando el movimiento cooperativo consiguió su mayor esplendor, la geografía actual del sistema financiero tras la crisis de 2001, habilita una oportunidad inmejorable para canalizar el ahorro bajo esta forma que echó fuertes raíces en la historia de la región y llegó a captar el 13 por ciento de los depósitos del sistema financiero nacional.

Los límites de su potencialidad futura también retrotaen al pasado y están centrados esencialmente en el nivel de regulaciones y exigencias que imponga el Banco Central (BCRA), que será quien deberá reglamentar la norma aprobada por el Parlamento.

Fue a través de la autoridad monetaria cuando promediando la década del sesenta comenzó la primera estocada contra las cajas de crédito mediante una serie de regulaciones que restrigieron su operatoria y que una década después, cuando el Ministerio de Economía estaba comandado por José Alfredo Martínez de Hoz, terminó con su disolución definitiva y su paso a la figura de bancos cooperativos.

Por otra parte, la esencia misma de la ley que amaneció estos días pone también un piso al accionar de las cajas de crédito. No pueden tener sucursales, los depósitos a plazo fijo y los préstamos por persona no podrán superar los 10 mil pesos y acota en el tiempo los plazos de las financiaciones. "Es un avance pero lo veo muy limitado", sintetizó el economista rosarino Jorge Bertero, quien consideró "auspiciosa" esta nueva posibilidad de canalizar los ahorros porque "permite darle algún tipo de salida a las localidades que no tienen acceso al sistema financiero".

A su juicio, y en una apreciación con la que coinciden los representantes históricos del movimiento cooperativo de la región, el papel del BCRA en la definición del funcionamiento de las cajas será definitivo y determinante. "Las regulaciones deberán ser mucho más simples y sencillas que las que el organismo exige a los bancos, porque de lo contrario no sería viable su funcionamiento", dijo Bertero.

"Espero que la reglamentación del BCRA favorezca al desarrollo de las cajas, porque de hecho las condiciones económicas, sociales y hasta psicológicas están dadas y son muy grandes", expresó León Schujman, quien fue secretario general del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos (IMFC) y tradicional militante del movimiento cooperativo.

De hecho, el presidente de la Confederación de Cooperativas Argentinas (Cooperar), Juan Carlos Fissore explicó que desde el sector están pidiendo que la reglamentación del Central "tenga un marco general y que cada cooperativa tenga la facultad de elaborar su propio reglamento por mandato de asamblea para definir quienes están en condiciones de tomar créditos".


El sujeto del crédito
La figura del sujeto de crédito es considerado por los hombres del movimiento cooperativo como un elemento clave que jugará a favor de la conformación de las cajas. "Hoy el pueblo no tiene acceso al crédito bancario y además los bancos están muy desprestigiados tras la crisis que devino en el corralito", explicó Schujman, para quien "están dadas las condiciones para que la gente vuelva a utilizar las cajas de crédito, porque tiene mucho dinero sin utilizar, lo que favorecería a la economía argentina".

En realidad, es un proceso de ida y vuelta. "Las potencialidades de las cajas pasan porque la gente tenga una salida fácil para conseguir dinero sin tener que pagar tasas altísimas", dijo Hugo Burgos, ex gerente general del IMFC.

Una historia separada por cuatro décadas, pero necesidades que parecen reeditarse con muchas similitudes. Así es como ve Fissore (de Cooperar) el momento histórico que da marco a la reedición de las cajas de crédito.

Para el dirigente "la realidad argentina es diferene a la de los años 60 pero las necesidades son comunes". Los puntos de encuentro en la historia pasan por varios frentes: "Antes y ahora no existía el crédito. Entonces casi no había presencia bancaria y ahora es mucha pero está acotada o en vía de retiro", dijo.

En rigor, la nueva ley que impulsó el diputado nacional Héctor Polino apunta a recrear un mecanismo financiero que en su raíz dista mucho de la doctrina neoliberal con la que se manejó la economía argentina y el sistema financiero en particular desde la última dictadura militar.

Esto es, ni más ni menos, que traducir el ahorro en producción y empleo. "Impulsando la creación de las cajas de crédito cooperativas haremos realidad el progreso y el desarrollo independiente de nuestro país, al poner el dinero de los argentinos al servicio de la producción y el trabajo", explicó Polino.

Para el legislador, "si bien las condiciones del mercado interno, con sus bajos salarios y recesión permanente, no permitirían a éste funcionar como en el pasado, volver a promover el cooperativismo resulta una medida indispensable si se quiere salir de las condiciones en que nos encontramos los argentinos".

Así lo interpretan incluso desde el seno mismo del único banco cooperativo que quedó en pie en el país, el Credicoop, que surgió en sus inicios desde las cajas de crédito.

Para Sergio Clur, subgerente general de la entidad, "una de las grandes virtudes de las cajas es el manejo democrático de los recursos".

Para el directivo "en tanto y en cuanto los mismos socios que proveen los recursos los vuelquen a la misma comunidad, ésto hace al desarrollo y no como viene sucediendo y sucede hoy, donde los recursos del interior son absorbidos por las casas centrales de los bancos en la city porteña".

La experiencia no es novedosa ni para el país, que fue gestor de casi 950 cajas en las mejores épocas, ni para el resto del mundo. En Alemania las cajas de crédito Raffeisen ocupen un sitial permanente en el Banco Central de ese país, probablemente el más fuerte económicamente de Europa. En Francia, los bancos mutuales son de los primeros en el ranking.

En España, la Caja Laboral Popular financió el extraordinario desarrollo industrial del País Vasco y en Quebec (Canadá) el cooperativismo de crédito ocupa un lugar primordial en el sistema financiero.


Intermediario financiero
La aplicación de la doctrina de la Rochdale (sociedad que fuera simiente de la orientación doctrinaria del cooperativismo)- a la que busca darle impulso la actual administración de Néstor Kirchner- no sólo se trata de un posicionamiento político, sino que además representa una forma de canalizar los flujos económicos que hoy están dispersos en la Argentina.

Para el economista de la Federación Agraria Argentina (FAA), Carlos Seggiaro, el argumento central a favor de las cajas de crédito se basa en la necesidad de que "las pequeñas y medianas comunidades del interior puedan recuperar un genuino intermediario financiero, que pueda ser el vínculo entre el ahorro local y los programas de inversión de la región".

De todos modos, con el alto grado de evasión que -crisis de por medio- se registra actualmente entre las empresas que son los principales sujetos de crédito de las cajas cooperativas, cabe preguntarse hasta qué punto ésta no será una cuestión limitante para su funcionamiento, habida cuenta que quienes trabajan en la informalidad no querrán dejar expuestas sus operaciones.

Para los analistas, la opción habilita la posibilidad de ingresar en el circuito formal las operaciones, aunque con menos restricciones que las que impone el sistema financiero tradicional, del cual las pymes hoy están prácticamente excluidas.

"Los términos de la nueva ley aprobada mantiene en términos generales la vieja forma de actuar", expresó Burgos y en este punto citó el trabajo mediante órdenes de pago que simulan las viejas letras de cambio y la dirección de las cajas a través de las comisiones de socios. También la posibilidad de poder recibir depósitos a la vista en forma ilimitada.

Las exigencias se pretenden más laxas. "En aquella época se pedían garantías pero también primaba el conocimiento de la gente", recuerda Burgos para quien "habrá que volver a producir eso".

Ni tanto, ni tan poco. "Vamos a trabajar para que no se potencien actitudes de facilismo en el manejo de dinero", dijo Fissore.

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