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 domingo, 12 de octubre de 2003

José Luis Espert: "El gobierno combina ortodoxia fiscal con la heterodoxia de no pagar deuda"
El economista sostiene que la propuesta oficial de renegociación es "técnicamente" incoherente

Patricia Martino / La Capital

"El gobierno hace coincidir la ortodoxia de tener déficit fiscal cero con la heterodoxia, a la cual los lleva su ideología de izquierda, que es la del default de la deuda". El economista José Luis Espert se muestra cauteloso al hablar de la política económica que lleva adelante el gobierno porque critica la forma de encarar los problemas que aquejan al país pero rescata que con lo hecho hasta el momento en materia económica Argentina llegará este año a un crecimiento del 7%.

En diálogo con La Capital Espert aseguró que el modelo implementado sólo servirá hasta la finalización del mandato de Néstor Kirchner. En cambio si se piensa a largo plazo y se intenta recuperar el nivel perdido a lo largo de los últimos 30 años habría que cambiar de paradigma y ni hacer lo que se hace ahora, ni lo que se hizo en la década anterior.

-¿Cómo podría definirse la política económica del gobierno?

-Vamos de lo particular a lo general, es importante tener visión del bosque y no sólo de los árboles. Argentina está en el tercer giro ideológico de 180º de los últimos 30 años, los cuales fueron muy violentos. De derecha a izquierda, de izquierda a derecha y de derecha a izquierda nuevamente. Pasamos de la tablita cambiaria y de la plata financiera de Martínez de Hoz al populismo de Alfonsín que decía que con democracia se educaba, se comía y todo. Después con el colapso alfonsinista de la hiperinflación tuvimos un giro hacia Menem con su capitalismo salvaje. Esto termina en un verdadero desastre, el fin de la convertibilidad y ahí volvemos a tener un tercer giro ideológico hacia el otro lado. Argentina está girando alrededor de un círculo. Esto significa que cada vez que el gobierno que hace el giro encuentra alguna falla en lo que se hizo en la década anterior se utiliza para tratar de arrasar con todo lo hecho en el pasado.

-¿Cómo nos afecta esta situación?

-El país después de haber hecho estos tres giros ideológicos está peor que hace 30 años. Si bien el producto per capita es igual que el de hace 30 años, la inequidad en la distribución del ingreso se multiplicó por cinco. Antes la diferencia entre la población más rica y la población más pobre era de ocho veces y hoy es de 40. Esto coloca a la Argentina entre los países de mayor desigualdad en la distribución del ingreso del mundo. Cuando se producen estos giros ideológicos tan violentos se pueden hacer cosas que conspiren contra lo que aparentemente se quiere luchar, que es mejorar las cosas.

-Entonces ¿la actual gestión no va por el camino correcto?

-Hay dos hechos auspiciosos que disminuyen el pesimismo que podría generar esta situación de giro ideológico. La izquierda que nos gobierna aprendió que la violencia no nos lleva a ningún lado bueno, cree en la paz. El segundo punto es que el gobierno entiende que no puede haber déficit fiscal y la manera de no tenerlo es defaulteando la deuda. Este es el camino ideológicamente coherente que encontró el gobierno para lograr un déficit cero. Es decir el gobierno hace coincidir la ortodoxia de tener déficit fiscal cero con la heterodoxia del default de la deuda. Estos dos puntos no son menores a la hora de ver por qué Argentina está creciendo. Estamos frente a una izquierda que no sólo no es violenta sino que aprendió la lección fiscal. Ni siquiera el supuesto capitalismo salvaje de Menem tuvo en la última década la ortodoxia fiscal que tiene este gobierno.

-Con este escenario ¿el país tiene posibilidades de crecer?

-Esta izquierda no va a regalar el equilibrio fiscal. Obtiene un superávit de tres puntos y paga intereses con esos tres puntos. Esto lo tiene claro y lo va a mantener a toda costa, además lo pueden hacer. Esta combinación de hechos ayuda al crecimiento o lo explica. Un segundo factor tiene que ver con que Argentina hacía rato que no contaba con los términos de intercambio que goza hoy por la suba de los precios de la soja. Esto implica que los sectores vinculados al campo tienen ingresos importantes. Por otro lado el gobierno recauda un porcentaje considerable por las retenciones. El tercer hecho que explica el crecimiento es haber evitado la hiperinflación. En los últimos 10 años se dijo que si la Argentina devaluaba terminaba en una híper, pero devaluó y eso no pasó. Para evitar la híper hay que hacer equilibrio fiscal y el gobierno decidió hacerlo sin pagar la deuda. Con todo esto tenemos un espacio para crecer desde el piso del 2002 alrededor del 15% sólo con lo que se está haciendo, un 7% ya lo tenemos en el 2003.

-¿Qué herramientas se necesitan para afianzar el desarrollo económico?

-Todo depende de cuánto queramos estirar este crecimiento. Si lo queremos prolongar hasta el fin del mandato de Kirchner diría que hay que asegurar el acuerdo con el Fondo. Pero si se quieren 30 años hacia adelante para compensar los 30 perdidos hay que hacer un cambio de paradigma en Argentina y no hay que hacer ni lo que se hizo en la última década ni lo que se hace ahora.

-¿Qué posibilidades hay de que Argentina logre un acuerdo con los acreedores privados?

-Argentina tiene que lograr una quita muy grande, pero lamentablemente eso le va a retrasar el acceso al mercado financiero. Uno no puede hacer propuestas incoherentes y el gobierno técnicamente lo ha hecho. Dice que quieren una quita nominal del 75% pero desconocen los intereses devengados desde diciembre de 2001 hasta ahora, con lo cual en realidad la quita es del 80%. El gobierno no puede decir que ofrece un bono PAR en el menú de opciones. No puede pedir un 75% de quita nominal y ofrecer un bono que no tiene quita, esto es incoherente técnicamente.

-¿La peor alternativa sería llegar a una instancia judicial?

-Creo que la negociación va a ser larga, y se va a complejizar por la asociación de juicios que vamos a tener y los acreedores van a terminar -aunque no se si lo van a lograr- presionando al Fondo para que también asuma la quita. Los acreedores están muy fuertes como para no aceptar una quita como la que ofreció el gobierno y con el tiempo van a pedir que el FMI sufra la quita. El argumento del acreedor es que el Fondo estuvo 10 años diciendo que Argentina era el mejor alumno. Mucha gente compró bonos argentinos porque había un auditor que entregaba un certificado de buena salud.

-En este conflicto hay un gran número de argentinos que serán perjudicados por la quita del 75% en sus fondos jubilatorios, ¿qué grado de responsabilidad tienen la AFJP?

-Las AFJP son meros administradores de la plata de los futuros jubilados del sistema privado, no es que la AFJP sea el acreedor, los defaulteados somos nosotros. Cuando el gobierno se las agarra con las AFJP lo que creo que quieren es igualar a todos para abajo. Si el jubilado del Estado está recontra estafado porque las jubilaciones son miserables, también pongamos miserables a los jubilados del sistema de capitalización. Creo que todo esto apunta a la estatización del sistema de jubilación. A fines de los 80 la deuda pública era de 60 mil millones de dólares, antes del default era de 150 mil. Un tercio de lo que creció se debe a los fondos que perdió el Estado por haber privatizado el sistema previsional y dos tercios se deben a una política fiscal absolutamente irresponsable de gastar muy por encima de lo que se recaudaba. En el default de la deuda la privatización del sistema previsional tiene poco que ver. Las AFJP se llenaron de bonos del Estado que hoy en día llegan a 14 mil millones pero sólo 4 mil los tienen obligados por el decreto de Cavallo de fines de 2001, porque 10 mil los compraron porque quisieron. Pero si las AFJP no los hubiesen comprado, ¿quién hubiese financiado el déficit fiscal de aquel momento? Todo esto hubiera explotado y las AFJP hubieran terminado siendo las malas de la película en ese momento.

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El economista José Luis Espert.

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