| sábado, 04 de octubre de 2003 | Aniversario del Hogar Español El Hogar Español, ubicado en Uriburu 3875, celebra mañana sus veinte años de vida. Frente a la monumentalidad que constituye lo que es actualmente el Hogar, no se tiene la menor idea de lo que ha significado un logro tan significativo, en apenas 20 años. Pero aquellos que estuvieron en el primer instante de la idea de crearlo, saben, porque lo vivieron y participaron, del cúmulo de actividades previas a la concreción de tan ambicioso proyecto. Cuando en abril de 1972 el presidente de la Nación, Alejandro Lanusse, transfirió en donación al Hogar Español una fracción de terreno de 66.716 metros se produjo el mayor acontecimiento en la historia del Hogar: se disponía del escenario para una obra monumental, tanto material como espiritual. En diciembre de ese mismo año se firmaba la escritura del terreno. En 1973 se logra la desafectación, por parte de la Municipalidad, del terreno como zona industrial y la misma autoriza realizar las obras. Todo lo demás significó trabajo, tesoneros esfuerzos, pedidos de colaboración, realización del proyecto en etapas que resultaron exigentes y memorable. Hasta que el 19 de noviembre de 1982 quedó inaugurado el Hogar Español. Su primera residente fue la señora Elisa Adela de Ingo. Pero la historia, tan rica en antecedentes, no concluyó allí, contrariamente podría afirmarse que comenzó allí. Era muy grande el objetivo social y humano emprendido como para quedarse en esa primera etapa tan resonante. Cada una de las posteriores mejoraba la imagen del esfuerzo de muchos, algunos de la primera hora. Otros que fueron sumando el suyo, atraídos por una realidad tan singular y palpable. Fueron agregándose todos los servicios: salas de estar y de reuniones, con proyecciones televisivas. La cocina del Hogar tiene las características de un moderno restaurante. Amplia línea de fríos para la conservación de alimentos. Amplio sector de lavadero, con máquinas profesionales de lavado y secado, así como de planchado. Un imponente sector de enfermería, con una dotación de diez enfermeros durante las 24 horas. Además cuenta con un moderno sector de fiestas. Una pequeña capilla donde se ofician misas con la presencia de un sacerdote. Un amplio comedor con ventanales hacia el parque. Allí los residentes gozan del desayuno, almuerzo, merienda y cena, atendidos con mucha ternura de parte del personal asignado a esta tarea. Un área de asistentes sociales, un personal administrativo que se ocupa de todo lo concerniente al residente. Toda la obra está enmarcada en un amplio parque que rodea toda la estructura propiamente dicha del Hogar, y tiene un pequeño santuario en el que una hermosa virgencita es visitada permanentemente por los residentes para pedirle protección y guía. Ya en el parque, una hermosa parrilla cubierta permite disfrutar de deliciosos asados. Cerca, una cancha de bochas permite momentos de recreación. En un amplio salón especial, atiende a los residentes un eficiente kinesiólogo. También hay peluqueros y peluqueras, manicura y pedicura, así como encargadas de laborterapia para los residentes, quienes colaboran así con trabajos manuales, de excelente incentivo para los mismos.
Miguel Domingo Aguiló
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