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 lunes, 29 de septiembre de 2003

El desafío de educar sin recursos
Una escuela que incorpora a chicos especiales aún no logró que el Ministerio aporte el sueldo de los docentes

La Escuela de Enseñanza Media Particular Nº 3096 Nicolás de Tolentino, autorizada para funcionar desde hace diez años, todavía no está incorporada en forma oficial. El Ministerio de Educación no destina dinero a la institución y los docentes trabajan ad honórem. "Estamos luchando por el sueldo de los profesores pero no damos más. Peticionamos ocho mil pesos mensuales", manifiesta Matilde Chiavarini, responsable legal de la institución. Con un número bajo de chicos por curso -generalmente menor a quince- la escuela se mantiene sólo con la cuota de los alumnos cuyas familias tienen trabajo, aunque los directivos reconocen que no pueden dejar afuera a quienes están atravesando una situación económica difícil. "Por aquí pasan en período de inscripción entre 240 y 280 alumnos, pero necesitamos cobrar una cuota". Además, el año pasado robaron las computadoras y el poco material que lograron reunir en sus diez años de trayectoria.

Mariana Herrera y Claudia Giménez son docentes de la institución y están conformes con la actividad que desempeñan, a pesar de no percibir ningún ingreso por su dedicación y esfuerzo para llevar adelante un curso, y enseñar a chicos con dificultades. La escuela ofrece 8º y 9º de EGB 3 y el ciclo Polimodal con orientación en Economía y Gestión de las organizaciones. Es una institución como cualquier otra, con la excepción que incorpora uno o dos chicos por curso que manifiestan diversas problemáticas en su aprendizaje. La clase es común a todos, pero con más tiempo y en forma individualizada para estos alumnos.

"Es la única escuela en Rosario que recibe chicos con problemas hipoacúsicos, en sillas de rueda, con problemas de motricidad, disléxicos y los integra al grupo. La ley federal de educación estipula la atención a la diversidad pero lamentablemente no está incorporada como debería", asegura Chiavarini.

La institución educativa se conformó con la idea de convertirse en un espacio familiar, donde todos se conocen y la integración y aceptación de alumnos con capacidades especiales se da casi en forma espontánea. Generalmente estos chicos vienen de otras escuelas donde son discriminados o han vivido malas experiencias en lo que respecta a su aprendizaje. "Cuanto más imposibilitados están, más esfuerzo ponen en superarlo y cuando realmente entienden una ecuación su alegría es contagiosa y sentimos gran satisfacción con sus progresos", expresa Claudia, profesora de matemática y física.

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