Año CXXXVI Nº 49978
Política
Economía
La Ciudad
Información Gral
Opinión
La Región
Escenario
El Mundo
Policiales
Página Solidaria
Cartas de lectores


suplementos
Ovación


suplementos
ediciones anteriores
Educación 27/09
Campo 27/09
Salud 24/09
Autos 24/09


contacto

servicios

Institucional

 lunes, 29 de septiembre de 2003

Lo apresan por amenazas y le imputan un homicidio
Ambos hechos están vinculados entre sí. Cayó ayer y lo acusan de matar a un joven en agosto de 2002

Los policías que llegaron hasta Arequito al 900 para buscar a un muchacho de 22 años imputado por amenazas calificadas se llevaron una sorpresa cuando cotejaron su identidad con los archivos policiales. Cristian David Maschio, tal el detenido, era buscado desde hace un año por un homicidio cometido en zona sur.

El allanamiento en la vivienda de Arequito 929 lo llevó adelante personal de la subcomisaría 20ª con una orden del juzgado Correccional número 3. A Maschio lo buscaban por haber amenazado con un arma de fuego a Javier Andrés Acosta, el pasado jueves cerca de su casa.

Al pedir a Jefatura los datos de su prontuario supieron que a la reciente acusación debían sumarle una mucho más grave y vinculada a la anterior. Maschio está imputado de haber participado de una pelea ocurrida el 23 de agosto de 2002 de la que también participó Acosta y que concluyó con la muerte de Sebastián Franco, cuyo cuerpo maniatado y golpeado apareció en aguas del arroyo Saladillo.

A mediados de julio de 2002 Franco había recuperado la libertad tras permanecer preso en la comisaría 24ª. Entonces volvió a la villa del puente Molino Blanco. Allí, el 22 de agosto, compartió algunas botellas con un grupo de amigos entre los que estaban Cristian Maschio, Javier Acosta y Jorge Flores. De acuerdo a la versión policial, Franco incitó a los demás a "cometer un atraco" y en esas circunstancias se habría querido apropiar del buzo de uno de sus compinches, lo que provocó una pelea brutal. Así las cosas, Flores habría tomado un fierro y le dio un golpe en la cabeza a su anfitrión, que se desplomó en el piso.

Tras ello, los hombres sacaron a Franco del rancho, lo sometieron a una feroz paliza, le ataron las piernas con el cable de un teléfono y lo arrojaron al Saladillo.

Horas más tarde Maschio, Acosta y Flores fueron apresados. Pero con el paso del tiempo los dos primeros recuperaron la libertad. Dicen los pesquisas que el que aún sigue preso inculpó por el crimen a Maschio y que éste amenazaba a Acosta para que no lo delatara.

enviar nota por e-mail

contacto
buscador

  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados