 | lunes, 29 de septiembre de 2003 | Ni con tres más River sólo empató con Quilmes, que terminó con ocho River Plate, preso de sus propias limitaciones, alcanzó anoche como local apenas un empate en dos goles ante un Quilmes que, con ocho jugadores, sacó a relucir su amor propio, en el encuentro que cerró la sexta fecha del torneo Apertura.
El equipo que dirige Manuel Pellegrini jugó un partido para el olvido y ni siquiera el hecho de haber alcanzado una igualdad tras estar dos tantos abajo en el marcador pudo cambiar el sabor amargo de saber que está cada vez más lejos, tanto en lo futbolístico como en lo matemático, del líder, Boca Juniors (15 unidades), que ya le sacó 9 puntos en el certamen.
Quilmes golpeó de entrada, ya que a los 39 segundos un tiro libre desde la derecha de Pablo Garnier se paseó por toda el área millonaria y Herbella, quien ingresó solo por el segundo palo, tocó la pelota y consiguió el 1 a 0.
Ese gol, antes del minuto de juego, fue un terrible golpe en lo anímico en los jugadores de River que, con el transcurrir de los minutos, se profundizó. Quilmes aprovechó todas las ventajas que le dio el rival, llegó al segundo gol tras un grosero error de Virviescas, quien en su afán por despejar la pelota no hizo más que vencer a su propio arquero a los 33 minutos.
Entonces Pellegrini, en el segundo tiempo, dispuso los ingresos de Javier Mascherano y Osmar Ferreyra por Guillermo Pereyra y Daniel Montenegro, respectivamente, e intentó cambiarle la cara a un equipo desdibujado.
Más allá de las enormes dificultades que evidenció para crear peligro, River llegó al descuento, a los 69', cuando Cavenaghi aprovechó un error de Rodrigo Braña (quiso salir jugando desde el área) y con una precisa media vuelta al palo derecho de Marcelo Pontiroli puso el 1-2.
Sin embargo, dos minutos después llegó la jugada que cambió el rumbo del partido: una falta insignificante en la mitad de la cancha que derivó en las expulsiones de Saavedra (autor de la infracción por doble amarilla) y de López y Camps (rojas directas por protestar).
Con semejante ventaja, River fue a buscar el triunfo antes que el empate y tal vez en ese detalle esté la explicación del insulso 2-2 que alcanzó. Ferreyra, a los 84', envió un centro desde la izquierda que Pontiroli no pudo controlar y entonces Domínguez (un ex Quilmes) selló el empate final.
La sensación que quedó en el Monumental es que River, ni con tres futbolistas de más pudo quebrar a un conjunto recién ascendido y que a esta altura no sólo tiene que alcanzar a Boca, sino que antes debe superar a sus propios fantasmas, esos que hacen que el campeonato sea una utopía. enviar nota por e-mail | | Fotos |  | Camps pone el pecho. Después sería expulsado. | | |