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 lunes, 29 de septiembre de 2003

Como la administración Blair, la BBC también busca sobrevivir luego de la guerra
La investigación derivada del suicidio del experto en armas David Kelly marcará un cambio en la cadena noticiosa

Merissa Marr

Londres. - Al salir de una dolorosa investigación que sacudió a Gran Bretaña, la cadena de medios BBC puede estar segura de una cosa mientras evalúa los acontecimientos: nunca será la misma. La firma de medios de comunicación británica -alabada en todo el mundo por su estilo de reportajes serios- pasó los últimos meses defendiendo su reputación en una investigación de alto perfil acerca de la muerte de un experto en armas.

Los expertos coincidieron en que no saldría ilesa.

No se prevé un veredicto hasta dentro de varias semanas, pero "la tiíta", como se le conoce a la BBC en Gran Bretaña, está tramando una sacudida de gran alcance para disminuir las críticas que podrían ser expresadas por Lord Hutton, el juez que lidera la investigación. "Ni la BBC ni el gobierno saldrán de la lavadora Hutton más blancos que el blanco", comentó Jamie Cowling, un investigador del Instituto de Investigación de Política Pública. "No hay dudas de que la BBC tendrá que cambiar".

Ese cambio podría incluir el sacrificio de inocentes, dijeron otros.

Por lo menos, Andrew Gilligan -el periodista detrás del reporte en el centro de la investigación- sería despedido del programa radial Today de la BBC. Gilligan destapó la olla al acusar al gobierno del primer ministro Tony Blair de "maquillar" el caso para respaldar la guerra de Irak. La fuente de Gilligan, el experto en armas David Kelly, posteriormente se suicidó.

La institución de 81 años argumenta que la amplia arremetida de su reporte fue acertada pero admitió que cometió errores, y ahora está bajo la presión de endurecer sus directrices editoriales y líneas de gerencia. La BBC, de fondos públicos y supervisada por un presidente nombrado por el Estado, no es extraña a las riñas políticas y fue muy lejos para demostrar su independencia y emplear un filo más agresivo en un mercado crecientemente competitivo.

Pero los expertos sostienen que es hora de un cambio cultural.

La investigación se produce en un momento clave, mientras la firma de medios está a la espera de una batalla por su futuro, con una actualización de sus estatutos.


Los jefes, en la mira
Pero menos claro es el futuro del director general, Greg Dyke, y del presidente Gavyn Davies, en la BBC. Los ejecutivos -que habían sido etiquetados de "compinches de Tony" por su respaldo a Blair- fueron criticados por alimentar la disputa en la prisa por mostrar su independencia del gobierno.

"Hay dudas claras acerca de si también salieron deprisa a defender a Gilligan. Sin embargo, se tiene que ver esto en el contexto de que fue una acometida feroz del gobierno", explicó Steven Barnett, profesor de comunicaciones de la Universidad de Westminster.

Los críticos sostienen que deberían revisarse los altos puestos de la BBC.

Para Dyke, eso significa un debate acera de si el director general debería liderar la BBC y actuar como editor en jefe. Para Davies, eso denota un debate acerca de si los gobernadores deberían tener un papel dual como defensores y reguladores de la BBC. Los expertos en medios sostienen que entre otros participantes clave está el jefe de noticias Richard Sambrook, cuyo futuro depende de los hallazgos de Hutton.

"La BBC no despediría a alguien inmediatamente pero podría terminar derivando a gente a un lado", expresó un analista. Dyke afirmó que está revisando las directrices para productores, el uso de fuentes anónimas, las transmisiones "de doble sentido" y los trabajadores independientes.

"Debería aceptar las críticas, cambiar sus procedimientos, pero poner toda la presión en sus esfuerzos para establecer la agenda de noticias", escribió el ex periodista de la BBC, John Kampfner, en el diario británico The Guardian. (Reuters)

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