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 lunes, 29 de septiembre de 2003

Chico Novarro tocó sus clásicos en el Broadway
Un paseo por la buena música en compañía de un gran autor
El artista cantó boleros, tangos y rumbas entre una veintena de temas de distintos géneros

Pedro Squillaci / La Capital

Minimizar a Chico Novarro al bolero es poco menos que una injusticia. Desde la rumba al tango, y del cha-cha-cha a la salsa y el candombe, el universo Novarro recorre un camino tan amplio que dejó perlas imborrables en el mundo de la canción. Ese es el concepto de "Un autor en concierto", el recital que el músico presentó el viernes en el Broadway ante una aceptable cantidad de público -mayoritariamente de 50 años para arriba-, que disfrutó cada uno de los clásicos como cuando eran pibes.

Chico Novarro es un gran contador de historias. Ese elemento se convierte en la baraja que le da un plus sobre otros grandes compositores. La voz pasa a un largo segundo plano. No es su cuatro de copas, pero tampoco su as de espadas. La gente que lo va a ver no espera que él los conmueva con su registro vocal. Nada de eso. Es que pocos se pueden dar el lujo de contar en su repertorio con boleros como "Algo contigo", "Cuenta conmigo" y "Cómo", tangazos como "El último round" y canciones con un mensaje tan claro como "Carta de un león al otro".

"No se puede torcer el curso de la historia", dijo al inicio de su recital, secundado por un grupo de músicos muy sólido: Daniel Vilá en piano y dirección (lejos, el mejor de la banda), Daniel Laca (bajo), Hugo Neuman (saxo) y Luis Querol en batería.

La frase de arranque pretendía poner en situación a la gente sobre una vasta historia artística, en la que desandó su origen santafesino, sus inicios como baterista y percusionista, y hasta se burló de sus composiciones cuando era integrante del Club del Clan. "«Despeinada» es mía y del tucumano (Palito Ortega), aunque ustedes no lo crean también hice cosas como esas", confesó mientras apuraba un vaso de whisky ("esto es té, nada más").

El compositor convirtió el teatro en una suerte de café concert. Suelto y carismático, le arrancó carcajadas a la gente cuando contó que para aprender a tocar el bongó seguía los movimientos de la cola de una rumbera, cuando le dio el cierre gay a "Milonga del raje", o al relatar la historia de la mina que lo dejó en pampa y la vía en "Cantata a Buenos Aires".

Chico no se quedó con contar y cantar los éxitos -incluso los archipopulares "El camaleón" y "El orangután"- sino que también quiso mostrar material nuevo. Fue el momento de "Digamos que fue amor", un "bolero cubano", y de "Vámonos un día", una canción con guiños bien argentinos sobre la crisis del país. El final llegó con "Convencernos", para alzar la propuesta de "ser al menos una vez nosotros, bien nosotros, como debe ser". Lo de él tiene alma de bolero, corazón de tango, aires tropicales y hasta toques de pasatismo. Pero muchas de sus composiciones todavía siguen sonando, y aunque pasen los años están cada día más vitales.

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El cantante puso todo su carisma en el show.

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