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 lunes, 29 de septiembre de 2003

Inseguridad, ¿por qué?

La sociedad está en crisis, es una expresión muy cliché, pero cómo reflejar todo lo que nos pasa. Circunscribámoslo a nuestra ciudad de Rosario. Ocurre en forma magnificada todo lo malo que puede ocurrir en una sociedad, ya que sociedades ideales, en el sentido de que todo en ellas es bueno y perfecto, responde a una utopía; aclarando, no existe. Los ciudadanos rosarinos padecemos inseguridad, el afortunado pierde pertenencias personales, el desafortunado pierde su vida, generalmente por nada que justifique morir. La sociedad pide entonces represión, presencia policial en todas las calles, no sólo en las avenidas iluminadas, controles policiales sorpresivos en cualquier punto de la geografía ciudadana, fuerzas federales integradas al aporte de seguridad al habitante de Rosario. Pero ¿y el por qué de lo que ocurre no llega nunca a ser materia de análisis? Aquí ya entramos en un problema nacional. Los jefes policiales y ministros del ramo exponen sobre cómo procederán y combatirán el accionar delictivo en beneficio del ciudadano común, continuando alejados del verdadero motivo de la delincuencia violenta, esa que no tiene nada que perder y ni siquiera llega a comprender lo que significa una vida humana, dado que la suya ya fue destruida. Destruida por las promesas de los políticos, en particular a partir de la década del 90 del siglo pasado. El mapa de la pobreza y del delito de estas características es coincidente. El delincuente de "guantes blancos", abominable por lo que significa, no vive en el mismo sitio pero genera en gran medida aquéllos. Si los gobernantes -políticos al fin y al cabo, y si lo vemos desde un punto de vista estadístico y objetivo, en el tiempo mencionado y sobre el total de cargos electivos, son de un signo en particular los que gobernaron, lo cual no exime de responsabilidades al resto- no aceptan que esta delincuencia es un problema social, jamás erradicarán el flagelo. Los gobernantes deben también eliminar los gastos frívolos e inútiles. Deben cubrir los puestos con personas probas y capaces. Deben favorecer y fortalecer la cultura en todas las áreas marginales, facilitándola con una buena alimentación del niño desde antes de nacer y mucho más, y deben tener capacidad de generar e implementar las políticas adecuadas para dar solución a todo lo expuesto. Si no es que están ocupando el lugar incorrecto.

Hugo Luciani



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