| domingo, 28 de septiembre de 2003 | Nueva etapa. El PJ local apenas aportará cinco legisladores provinciales Rosario tendrá 18 diputados sobre un total de 50 bancas en Santa Fe La ciudad aumentó su nivel de representación parlamentaria que, sin embargo, sigue siendo módico Jorge Sansó de la Madrid y Atilio Pravisani / La Capital Rosario tendrá desde diciembre seis diputados más que los actuales (pasará de 12 a 18) aunque la principal ciudad de la provincia lejos está de tener la representatividad que marca su caudal de votos.
El enfrentamiento norte-sur muchas veces fue el eje de las discusiones preelectorales en la provincia, logrando desperdiciar los momentos más propicios para una construcción en común, a la que deben aspirar todos los santafesinos. Pero la reciente campaña proselitista, al menos desde los confusos discursos de los competidores, no estuvo atravesada por esta lucha territorial.
Lamentablemente, los enfrentamientos con cruces verbales y sobreactuaciones de toda clase no pocas veces pusieron por delante lo accesorio a lo importante. Bastaría inquirir en cualquier hombre de la calle para advertir cuán poco caló en el pueblo las ideas fuerza de un desarrollo equitativo que hubieren expuesto los candidatos en el fragor de la compulsa y se advertirá que, quizá, otra oportunidad se haya desaprovechado. Nadie puede dudar que el debate quedó otra vez postergado.
No obstante, la advertencia no es ociosa estando frente a los umbrales del inicio de un nuevo período gubernamental que, por eso, por nuevo, alienta todas y cada una de las expectativas que los ciudadanos puedan tener. Pongamos, por caso, los habitantes de Rosario. ¿Cómo vería la ciudad colmados sus anhelos de desarrollo en medio de un concierto provincial que a la hora de la distribución le retacea el merecido reconocimiento a su enorme aporte tanto como a sus necesidades proporcionalmente grandes?
En países desarrollados en los que la confrontación de ideas logra superar las escaramuzas pasajeras de la competencia electoral, el interrogante sonaría innecesario: los representantes del pueblo están allí donde deben -el Parlamento- para discutir precisamente la atención de los requerimientos de sus representados y ejercitar su defensa.
Se dirá con razón que no se trata de una mera cuestión numérica, y desde cierta óptica ello es plenamente aceptable. Pero en el juego del contrapeso democrático, de mayorías y minorías, es precisamente el número el que marca no ya la densidad argumental del debate legislativo, pero sí el condicionamiento último de su resolución a la hora sentar la cosa juzgada.
En la vereda de enfrente Un repaso por los nombres de la oposición arroja el siguiente recuento actual de rosarinos: cuatro diputados radicales, a su vez divididos en dos bancadas: UCR (Miguel Basaldella y Josefa Villalba) y Radicales en la Alianza (Angel D'Ambrossio y Rafael Samardich). También un demócrata progresista (Carlos Favario) y un socialista (Eduardo Di Pollina). Ninguno de los seis volverá a sentarse en su banca a partir de diciembre, lo que es apenas un dato curioso frente al hecho de que se trata de una exigua representación opositora en el universo total de 50 legisladores que componen el cuerpo para una ciudad que aporta el mayor caudal electoral de toda la provincia.
Entre los que se vienen, por primera vez el ARI tendrá una representación que estará compuesta por tres miembros: Alicia Gutiérrez, Verónica Benas y Aldo Strada. En tanto, el resto de la presencia opositora se integrará con cuatro socialistas (Antonio Bonfati, Sergio Liberatti, Raúl Lamberto y Lucrecia Aranda), dos radicales (Juan Carlos Millet y Mónica Peralta) y un peronista del sector de Paulón (Marcelo Brignoni).
La oposición aumentó su cantidad de miembros rosarinos. Sobre 50 diputados que componen la Cámara, desde diciembre habrá diez, contra los seis que hay por estos días. Pero aún resta develar la viabilidad de una tarea conjunta, sin obviar que el ARI -en busca de consolidar su identidad- no se sumará al resto.
El peso de la mayoría El imperativo constitucional manda que el oficialismo se alce inexorablemente con la mayoría de 28 escaños y los demás deban repartirse entre la oposición. Circunstancia que lleva a pensar que un representante oficialista cuenta de antemano con la ventaja del tamaño de su bloque para impulsar una iniciativa y, si dentro de este consigue el consenso necesario, la suerte de su proyecto quedará sellada. En tanto, un rosarino que pertenezca a la oposición deberá primero asegurarse los votos de los demás opositores -siempre repartidos en varias bancadas- y después todavía le restará conseguir algún respaldo oficialista para alcanzar la aprobación de su idea.
Sin pretender entrar en la inveterada discusión interna del Partido Justicialista respecto al desequilibrio con que -se dice en estas huestes- suele discriminarse a Rosario a la hora del reparto de las candidaturas, queda dicho que la representación que la ciudad posea entre los 28 diputados que formen la bancada peronista significará la mayor o menor fuerza de impulso a aquellas iniciativas que tengan directamente que ver con los intereses y necesidades locales.
La actual composición de la Cámara de Diputados tiene apenas seis rosarinos peronistas de 28: Carlos Bermúdez, Marta Gutiérrez, Osvaldo Mainetti, Fernando Mazziotta, Liliana Meotto y Laura Venesia.
Los que vienen son Roberto Rosúa, María Rosa Stanoevich, Marcelo Gastaldi, Liliana Meotto y Laura Venesia. Es decir 5 de 28, por cuanto los restantes diputados rosarinos que ingresarán por el lema PJ pertenecen a la lista que llevó como candidato al socialista Héctor Cavallero: Oscar Urruty, Ricardo Reynoso y Mirian Benítez. enviar nota por e-mail | | Fotos | | |