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 domingo, 28 de septiembre de 2003

La política del aborto

Evaristo Monti

No es lo mismo que el aborto de la política según el régimen humorístico de la inversión, no es lo mismo la verdura fresca que verla fresca y etc. Evitemos reacciones puritanas con chistes inocentes interpretados como obscenos por los pazguatos aún cuando creo que esas exaltaciones beatas forman parte actualmente de la hipocresía política. Participo de la cofradía que considera que todo es política, al menos en la Argentina, todo es política, la de los políticos -que la echaron a perder-, la justicia, la salud pública, las jubilaciones, el fútbol que es escuela de corrupción. Podemos seguir el infinito. Pasada la etapa de abortar la política al grito de "váyanse todos" cuyos principales voceros están más adentro que nunca, revertimos a la política del aborto.

Veamos. Han abortado varios partidos políticos, como la UCR y el PDP, los de izquierda en general, en tanto según otra acepción del aborto, han aparecido partidos que llamaremos raros para mantener la estética del discurso, verbigracia, el ARI o Recrear. Como consecuencia de este proceso abortivo, personajes o dirigentes de estos grupos en extinción, sobrevivientes de la ferocidad de los herodes políticos, buscan salvarse en la protección del calor oficial ante el avance cada vez más tecnificado de los métodos para interrumpir la gestación.

Algunos se van como Usandizaga, otros ya se han ido como Alfonsín, ciertos talentos como Natale pasarán a escribir sus memorias y algunos como Binner pretenderán salvarse del naufragio prendiéndose del flotador llamado transversalidad que tiene, como el aborto, varias acepciones. Una es la apertura para no depender exclusivamente del partido, según piensa Kirchner, y otra es la cosmética de los tránsfugas e indignos que se pasan al otro bando o muerden la mano que les dio de comer. No es propósito de este trabajo hacer una guía de ellos a partir de travestidos consumidores de pizza y champagne.

Tenemos en Rosario ejemplo de ganas de sobrevivir, como el célebre derechista Federico Steiger, honesto representante de apellidos ilustres con respaldo de sólidas cuentas bancarias y asqueado a su hora por el "sucio trapo rojo" que, abortado su propósito electoral de vencer a Lifschitz ha iniciado las aproximaciones para socializarse comenzando por votar a Zamarini para presidir el Concejo municipal, proyecto que no se agota en el cargo sino que es la movilización de la familia contra el intendente electo al que no terminan de digerir ya que su candidato era precisamente Zamarini, vetado por Binner, sin cuyos votos los socialistas entraban cuartos en los recientes comicios. Y que, aún con esos votos las urnas quedarán con el triunfo del justicialismo en Rosario por más que, al mantenerlas cerradas se consume el más grande arcano político de la historia.

El hambre -coincido con la que menos lo padece, Elisa Carrió- vuelve ganadores a los oficialistas y daltónica a la derecha, Steiger ya no ve rojo el "sucio trapo". Ignoro por donde andará mi ex enemigo Jorge Boasso pero su furia anti gobierno municipal socialista luego que le negaron el ente controlador del transporte que le prometieron, parecería haberse amainado, 12.000 votos es buena perfomance electoral pero "El llanero solitario" es memoria escasa y su caballo Silver seguramente endulzó la mezcla cárnea convertida en mortadela.

Parecería que Boasso se encendía con Binner pero Lifschitz que viene de la germinación del repollo, es bueno. En cuanto a la patota de los baños sauna que pretende un bloque abigarrado (ruego apreciar el significado de esta palabra mal entendida) todo depende de cómo se cotice en la bolsa ser peronistas o socialistas. Radicales no porque sus acciones no producen dividendos. Eso sí, transversales, verticales u horizontales aventemos la depre cuyo mejor antídoto es el buen humor, patrimonio de inteligencia empinada, tipo mi ídolo actual, Rafael Bielsa quien, preguntado por qué Kirchner no asistió a la reunión inaugural de las sesiones de Naciones Unidas contestó: "Se le hizo tarde porque tenía que cepillarse los dientes y fue al hotel, luego le avisaron que el tránsito en Nueva York estaba imposible".

Escierto que se alojaron en el Península -450 dólares la noche- una maravilla de hotel pero el chiste radica en que el Tango 01 tiene para el presidente un espacio 5 estrellas, decorado por el sibarita Menem y supongo embellecido por la perfeccionista Cristina. Me parece que Kirchner no quiso ir a oirlo a Lula que giró de pronto hacia Cuba prometiéndole 400 millones a Fidel quien, chistoso, al asumir nuestro embajador en La Habana, Raúl Taleb, dijo que nos pagaría los 1700 millones que nos debe. Nos debe 1700 que no pagará nunca pero Lula lo usa porque está furioso con el FMI movilizado a favor de la Argentina por orden de Bush. La sinceridad es la primera víctima del aborto político.

Lasegunda es saber hablar según sea el interlocutor ¿Acaso Kirchner no le dijo el viernes a Soros que es un liberal de primera? Se lo dijo con verdad, pero además sabiendo que Soros lo quería oir. La Argentina es el único país donde los fallos judiciales inapelables se apelan, con una constitución cuyo artículo 18 fulmina las leyes retroactivas pero practicamos la retroactividad legal. Somos vecinos de Chile donde los fondos de pensión hacen el progreso del país, nosotros a las AFJP le sacamos la plata, insultamos -"son inútiles" les dijo Lavagna- a sus directivos sin advertir que un compañero de gabinete lo fue hasta hace poco y al quitarle valor a los bonos con garantía estatal, degradamos las futuras jubilaciones en algunos casos hasta el 15%.

Serargentino es mucho más difícil que ser sueco o suizo, habitantes de aburridos países donde usted pone la plata a plazo fijo y al vencimiento se la devuelven en tanto aquí lo atrapan en un corralito de 45.000 millones de dólares. De paso ¿alguien se preguntó cuándo la gente que llevó 45.000 millones a los bancos ahorró semejante montaña de dinero congelada por De la Rua-Cavallo en noviembre de 2001? Está claro que Kirchner ha sido franco, claro y honesto en Nueva York, la Argentina fue llevada a una encerrona y el presidente no es Avellaneda que prometió pagar con "el hambre y la sed de los argentinos".

También es cierto que sus dichos en un coloquio con empresarios yanquis -Rockefeller en primera fila- revelando que no compró la película criolla y por lo tanto llevó los 500 millones de dólares de Santa Cruz a bancos europeos, demuestra haber estado sagazmente asesorado pero crea perturbación sobre las convicciones maceradas de estos años ¿significa que los ricos que tienen afuera la plata ganada aquí no son tan malos como los venimos calificando? Hay una vieja y descuidada modalidad argentina que volvió a pronunciarse en estos días si bien con respecto al fracaso de la OMC en Cancún. Nuestro canciller vuelve a ser preciso y equilibrado: nosotros no nos adaptamos al mundo, lo queremos cambiar. Alfonsín le dijo a Rajiv Ghandi, que gobernaba la India y a Miterrand que gobernaba Francia, que en nombre de la paz no fabricaran armas. Ambos le contestaron ¿si no vendemos las armas que fabricamos, con qué vivimos?

Ahora le pedimos a Europa y Estados Unidos, país éste último al que adherimos todavía sonrojaditos, que eliminen los subsidios a sus productores. ¿Alguien cree que eso es posible? Chirac acaba de reventar las prestaciones sociales en Francia y no pasa nada, Schroder hizo lo mismo anteayer en Alemania y no pasa nada. Pero cuando el gobierno francés o el alemán intentaron tocar levemente los subsidios, ambas naciones quedaron paralizadas. No influimos en el mundo, es ocioso y antipático repetirlo, ni siquiera podemos influir en Paraguay, donde un juez habilitó como paraguayas las marcas Derby y Jockey Club, los cigarrillos que más se venden en la Argentina. Es fácil suponer que entran a nuestro país de contrabando. Sería abortivo para nuestra credibilidad añadir que esta picardía la pensó, gestó y logró en Paraguay ¡un argentino que además administra un club de fútbol, el más popular de Asunción!

Exportamos creativos para que operen contra los intereses argentinos. Preguntado un ministro si el apoyo que nos brinda Estados Unidos esconde el interés por quedarse con los servicios privatizados con empresas europeas, brindó una respuesta del mejor cuño pro-yanqui. Dijo que, en su momento, cuando se decidía el destino de los servicios públicos estatales, los norteamericanos quedaron afuera porque las leyes de Estados Unidos son muy severas, rígidas y pulcras pero en cambio en Europa se permiten gastos de contratación, popularmente llamados coimas. Cuando, por entonces, la hoy presa y encadenada María Julia pretendía concederle los teléfonos a la norteamericana compañía Bell, todos, a coro, sin duda con ese actual ministro incluido, le gritamos con santa pasión que era un solapado agente de la CIA, el FMI, la DEA, el Pentágono y el FBI.

De todos modos, nos reciclamos. Como hace 100 años, resistimos porque vinieron buenas cosechas, fracasaron allá, los precios subieron y la soja se cotiza fenómeno.

No todo está perdido. Nos queda el tesoro inconmensurable de los niños, los más lindos y chispeantes del mundo, la formidable esperanza que retenemos con ardor en el ocaso de la vida. Fatalmente, adornados con cintas verdes que siempre coloreó la esperanza, los abortistas reflotaron su campaña en nombre de la cultura progre, con el ejemplo de las naciones de punta, donde abortar es más fácil que sacarse una muela. Como lo tengo explicado, los países de punta hacen lo que nosotros no hacemos, el resto lo compran hecho, incluyendo los chicos. A los adultos los traen de la miseria para que, ilegales e indocumentados, trabajen a voluntad del explotador.

Propiciar el aborto con más irresponsabilidad que criterio, en un país gigante y despoblado como el nuestro, parece un libreto de los fantasmas que acucian a militares nacionalistas cuyo aburrimiento les inventa desembarcos masivos para entretenerse. No es por cuestiones religiosas ni filosóficas ni por ideología que no voté en favor del aborto en la Convención Reformadora de 1994 sino porque la única gracia profunda que me adorna es amar a los niños. Jamás podré entender a quienes, en nombre de la vida, propician condenarlos a muerte antes de nacer. Es que, además, en la simpleza casi cursi de un pobre muchacho de barrio, afortunado en poder dirigirse durante 50 años a oyentes radiales o lectores de diarios, moriré convencido que ser madre no se reduce a la parición que es un acto meramente animal, ser madre es el rango superior de la condición humana, reservado por la naturaleza a la mujer como su más alta distinción, que reduce a la nada y vuelve frívola cualquiera otra consagración o mérito.

Me duele verlas con pancartas reclamando el derecho a decidir, como si la incipiente y tierna vida que vibra en sus entrañas por saltar al mundo, careciera del derecho que se reivindica. Cuanto más aquellos antiguos que amamos por siempre a las madres, al ver que se movilizan para exigir el despenalizado aborto que impedirá disfrutar de la máxima recompensa que otorga el vivir, esto es, criar un chico, luciendo como oriflama un bebé en sus brazos.

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