| sábado, 27 de septiembre de 2003 | Efemérides Un 27 de septiembre Guillermo Zinni / La Capital .
De 1964: Una comisión afirma que Oswald era un "asesino solitario" Cuando el 22 de noviembre de 1963 el presidente John Fitzgerald Kennedy, que viajaba por el centro de Dallas en una limusina descapotada, se desplomó en los brazos de su esposa, todo EEUU presenció por televisión el brutal asesinato. Cuarenta años después el fantasma del líder abatido continúa presente en la conciencia de los norteamericanos, y el misterio que rodea su muerte no hace más que aumentar el culto hacia al hombre que encarnó las esperanzas de toda una generación. Casi todo detrás de ese crimen ha sido y es aún investigado, y cuanto más pruebas se reúnen más parecen enturbiarse los informes. Así, han aparecido nuevos datos que demuestran que en la autopsia de Kennedy hubo dos cerebros: el primero y auténtico, destrozado por el impacto de un proyectil con entrada frontal, y el segundo, fotografiado en un hospital de Washington después de que el cadáver fuera trasladado allí en avión y que apenas parece dañado con una herida de bala por detrás. En 1963 Lee Harvey Oswald (foto), un hombre anodino, ex infante de marina convertido al marxismo, fue señalado como el asesino del presidente número 35 de EEUU, y a quien le habría disparado desde el sexto piso de un edificio cercano. Sin embargo, Oswald no llegó a dar testimonio ya que, cuando el día 24 fue trasladado de prisión, un integrante de la mafia llamado Jack Ruby lo mató a su vez de un disparo en el hígado con un revólver calibre 38, lo que evitó el juicio y el escándalo. A pesar de las presuntas conexiones del crimen de JFK con la CIA, la mafia, el ejército y hasta con exiliados cubanos -y por lo cual fue llamado "la conspiración del siglo"-, el 27 de septiembre de 1964 la comisión Warren, convocada al efecto de esclarecer los hechos, hizo público un informe que dictaminó que Oswald había actuado solo y por iniciativa propia -la famosa teoría del "asesino solitario"-. Asimismo, el texto sostuvo que todos los acontecimientos que se produjeron entre el 22 y el 24 de noviembre fueron simplemente una cadena de lamentables sucesos hilados por el azar: Oswald era simplemente un fanático y Ruby un hombre cualquiera incapaz de controlar sus emociones.
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