 | lunes, 22 de septiembre de 2003 | Entrevista a la autora del libro "La pasión y la excepción" "Kirchner no representa las ideas de los setenta, afortunadamente", dijo Sarlo La escritora se pregunta por qué celebró en 1970 cuando los Montoneros asesinaron al ex presidente Aramburu Rodolfo Montes / La Capital Con el beneficio "casual" de una coyuntura política que vuelve su mirada a los años setenta, Beatriz Sarlo lanzó su libro "La pasión y la excepción" donde revela los significados de Evita y su "cuerpo", la relación con la violencia de los Montoneros. En una entrevista exclusiva con La Capital, Sarlo ilumina el momento que vive la Argentina a partir de la irrupción del Estilo K: "Kirchner no representa las ideas de los setenta, afortunadamente", afirma. Dice también que este nuevo libro es el resultado de una investigación a fondo para saber "¿por qué yo celebré en 1970 cuando los Montoneros mataron a Aramburu?; ¿quién era esa chica -y toda una generación- que podía valorar la muerte de alguien como consigna política?".
-¿Qué buscó con "La pasión y la excepción"?
-Escribí el libro para repasar una zona de mi pasado, no como recuerdo, que es inevitablemente autocomplaciente, sino para saber quién fue esa chica que celebró, que se puso contenta cuando los Montoneros mataron a Aramburu. No tengo ninguna relación nostálgica con mi pasado, creo que cualquier forma de retorno a esos tiempos sería una verdadera pesadilla. La melancolía que me puede quedar de los setenta es de orden psicológico, pero de ningún modo cultural o ideológico, no hay nada de ese pasado que haya quedado en pie del mismo modo en mí.
-¿Le interesa desarrollar la polémica?
-Tengo conciencia de que este libro polemiza con ciertas posiciones sobre Eva Perón y los Montoneros. Me gusta la discusión porque ayuda a perfeccionar los propios argumentos, pero nuestro país tiene pocas discusiones y están desordenadas.
-¿Qué descubrió en la figura de Eva?
-De Eva hay toneladas de cosas escritas, pero a nadie se le había ocurrido una idea obvia: la de contrastar su figura con las demás actrices de la época, antes de que se convirtiera en Evita Perón. En mi libro trabajo la idea del cuerpo de Evita como cuerpo dual. Por un lado, y primeramente es el cuerpo de Reina, después la Abanderada de los Humildes. Viene a llenar el vacío que está en el núcleo de la democracia, el vacío que se va ocupando con la alternancia de diversos hombres y mujeres. Pero la Argentina de los años 40 con la incorporación de nuevas masas populares no podía tolerar ese vacío, no estaba preparada. El cuerpo de Eva llena ese vacío, y ahí retomo una teoría de la realeza del siglo XII.
-Por eso el valor simbólico del cuerpo de Evita...
-Exacto. La Revolución Libertadora en el 55 interpreta perfectamente que el cuerpo del régimen es el cuerpo de Eva, y por eso lo ultraja.
-¿Es la razón por la que los Montoneros mataron a Aramburu?
-Es difícil saber qué pasaba por la cabeza de los Montoneros antes de que mataran a Aramburu. Ellos sienten que con Aramburu tienen un elemento de negociación muy fuerte, aunque no queda claro con quién querían negociar. Después sí fueron más explícitos y se pueden leer sus cartas, sus comunicados e hilvanar una historiografía política.
-¿Qué cambió la muerte de Aramburu en la política argentina?
-La muerte de Aramburu es única y distinta a todas las muertes políticas. Fue el único ex presidente que participó en el golpe contra Perón y estaba sospechado de saber dónde estaba el cadáver de Eva. Aramburu no era parte de una serie, fue excepcional y los Montoneros descubrieron este sentido, promovieron su muerte, la propagandizaron de tal modo que fue una carta de presentación: "Somos los Montoneros que mataron a Aramburu", decían con orgullo, así lo cantaban en los actos y en las plazas públicas.
-Visto desde el 2003 suena descabellado...
-A las nuevas generaciones les resulta extraño y también monstruoso que la muerte de alguien pueda ser parte de una propuesta política. Pero en 1970 eso fue claramente así. Eso cambió, afortunadamente para siempre, después de la dictadura militar.
-¿Fue necesaria una revisión total de aquellas concepciones?
-Muchos de los que salvamos la vida durante la dictadura tuvimos oportunidad de pensar y revisar aquellas posiciones políticas. En cambio otros tantos se resistieron a hacerlo y quedaron congelados. La venganza criminal termina de enterrarse en la Argentina con el Juicio a las Juntas en 1985, que es el otro gran punto de giro de la historia política reciente y no pudo ser borrado por las leyes del perdón, esas que ahora fueron anuladas. Diría que el Juicio a las Juntas fue el momento más trascendente desde el asesinato de Aramburu.
-¿El país está volviendo a los años setenta?
-De ninguna manera estamos volviendo a los 70. La televisión, que pretende abarcarlo todo, es como una gran oficina de taquigrafía de la diversidad de sucesos, la cultura, la política y la ideología. Es común en la televisión que haya comunicadores que hablen de las ideologías de los años 70 y que desconozcan por completo los datos de aquel tiempo. Lo hacen por ignorantes o por ser jóvenes desinformados.
-Pero hasta el presidente Néstor Kirchner reivindica aquella década...
-Kirchner dice: "Yo vengo con las ideas de los años setenta" y está haciendo una definición equivocada. Los ideales de los setenta no fueron incorporar a la Constitución un tratado internacional sobre la imprescriptibilidad sobre crímenes de lesa humanidad. En los años setenta se pensaba que la Constitución debía ser quemada en la plaza pública porque se la veía como un instrumento para la explotación burguesa de las masas populares. Kirchner no está haciendo política de los setenta, afortunadamente. Está haciendo una política que en la Argentina se aprendió recién en los años ochenta.
-¿Se trata de gestos y no de concepciones políticas?
-Kirchner tiene un estilo cultural peronista, pero nunca diría que tiene una ideología de los setenta. Salvo que alguien crea que en esa década se inventó la idea de que el país debe tener una buena educación pública y unos buenos hospitales... digo, eso no era una idea de los organizaciones juveniles de la izquierda. Escuelas y hospitales es una vieja reivindicación de amplísimos sectores sociales que nada tuvieron que ver con los jóvenes revolucionarios.
-¿Hay vocación hegemonista en Kirchner?
-Hay ciertos rasgos hegemonistas, o intolerancia a las voces discordantes, pero tampoco puede hablarse de setentismo en esto. Eso es anterior, es parte del peronismo histórico, de su profunda tradición. Hay que saber que Evita, donde veía una voz discordante, veía una conspiración contra la patria. enviar nota por e-mail | | Fotos |  | Sarlo, sin nostalgias de los "años de fuego". | | |