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 lunes, 22 de septiembre de 2003

Puso fin a una pelea y lo balearon en la cabeza

Marcos Aguilar Sayago no pudo festejar el día de la primavera en La Florida ni podrá acompañar a su padre al trabajo de pinturería que tenían previsto para hoy. La madrugada del sábado charlaba con un grupo de amigos frente a una casa de Empalme Graneros cuando decidió separar a dos muchachos que se peleaban a trompadas en la calle. La intervención de Marcos, quien le habría pegado en el rostro a uno de ellos, puso fin a la pelea. Pero veinte minutos más tarde un hermano del joven golpeado regresó con un arma y le disparó dos tiros a la cabeza. Uno falló. El otro lo dejó hemipléjico en una sala de terapia intensiva.

"Su gran equivocación fue separar a dos chicos para que dejaran de pegarse", resumió el papá de Marcos, Manuel Aguilar Oyarzo, un chileno de 58 años radicado desde hace 38 en la Argentina. Marcos, de 19 años, es el mayor de los ocho hijos que tuvo junto a Stella Maris Sayago, de 37, quien no se despega de la sala de terapia intensiva del Hospital Español donde el muchacho permanece conectado a un respirador artificial.

El joven fue baleado a las 2.30 del sábado cuando estaba reunido con sus amigos frente a una casa de Bolivia y Urdinarrain. Según contó su padre, estaban ultimando los preparativos para pasar la noche en el balneario La Florida y recibir allí el día de la primavera, cuando frente a sus narices comenzaron a pelearse dos muchachos a los que conocían del barrio.

El titular de la comisaría 20ª, comisario Rafael Mariano Godoy, sostuvo que la pelea se produjo entre dos menores de edad que "se tenían pica", uno de los cuales era amigo de la víctima. De acuerdo a los testimonios recogidos por la policía, Marcos le habría pegado al adversario de su amigo una trompada que le hizo sangrar la nariz. El menor lastimado se fue a su casa y le comentó lo ocurrido a su hermano mayor, quien a los veinte minutos regresó armado al lugar "a buscar venganza o alguna explicación".

"Le dispararon a menos de cinco centímetros de la cabeza sin decirle una palabra ni dejarlo reaccionar, como quien va a fusilar a alguien", contó el padre de Marcos en medio de una crisis de asma y un llanto incesante.

La comisaría 20ª detuvo en Génova al 6700 a Alejandro Rodrigo Bravo, de 18 años y apodado Pelado. En su casa fue hallado un revólver calibre 22. El muchacho, según la versión policial, sostuvo que los disparos salieron en forma accidental cuando se disponía a pegarle un culatazo en la cabeza a la víctima.

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