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 lunes, 22 de septiembre de 2003

Los cortes de ruta dejan siete muertos en el Altiplano boliviano
Cinco campesinos, entre ellos una niña de ocho años, y dos soldados son las víctimas de los enfrentamientos

La Paz. - Un clima de guerra se vivía anoche en el pueblo de Warisata, cerca del lago Titicaca a unos 100 kilómetros de La Paz, después de que campesinos se enfrentaran con el ejército en un corte de ruta en oposición a la exportación de gas boliviano a través de Chile. Sietes personas murieron, entre ellas una niña de ocho años. La Confederación Sindical Unica de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB) declaró anoche "la guerra" al gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada. Felipe Quispe, "mallku" aymará -autoridad suprema en lengua nativa- y hombre de la CSUTCB afirmó que el bloqueo de caminos, que ayer cumplió su octavo día, se ampliará a gran parte de las rutas.

El gobierno desestimó, tras una reunión de urgencia, declarar el Estado de Sitio. El presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, convocó a su gabinete de ministros para analizar la situación y determinar algunas medidas, después que efectivos militares y policiales se enfrentaran con campesinos que bloquean una carretera en la población de Warisata.

El conflicto de los labriegos, que ahora buscan evitar la exportación de gas a Estados Unidos por un puerto de Chile recrudeció, pero el Ejecutivo descartó dictar el estado de máxima excepción. En conferencia de prensa, el ministro de la presidencia, José Guillermo Justinano, dijo que la medida de excepción no fue considerada aún.


Versiones confusas
Los incidentes de Warisata, donde los manifestantes incendiaron varios edificios públicos y un hotel, ocurrieron al paso de un convoy bajo protección militar tras el "rescate" de unos 2.000 turistas extranjeros, feligreses y folcloristas, aislados durante una semana por un corte campesino de rutas en la localidad vecina de Sorata.

Según el gobierno, la caravana de turistas extranjeros había sufrido una "emboscada" que obligó a los uniformados a actuar, pero los campesinos relataron que fue el despliegue de las fuerzas de seguridad lo que "asustó a los bloqueadores", quienes se asentaron sobre los cerros. Además, el ambiente de tensión se agravó cuando aviones de la Fuerza Aérea Boliviana (FAB) sobrevolaron constantemente el área del conflicto.

Quispe denunció que con esa operación el gobierno estaba "hostigando" a los agricultores: "Los militares fueron los que provocaron", aseguró. En tanto, luego del episodio de violencia, Quispe, proclamó "una guerra" contra el mandatario liberal Sánchez de Lozada.

El dirigente campesino y diputado indígena afirmó que tras los sangrientos choques en Warisata, a unos 100 kilómetros de La Paz, ampliarán el bloqueo de caminos. "Nosotros no vamos a quedarnos ahí, sino que el bloqueo de caminos va a continuar. Si es posible lo vamos a mantener unos 3 a 4 meses hasta que se vayan del Palacio de Gobierno esos asesinos, esos masacradores", dijo el líder campesino.

Quispe, jefe de la bancada del minoritario opositor Movimiento Indigenista Pachacuti, anunció: "Vamos a organizarnos mejor, me voy a reunir con ellos (sus bases), vamos a hacer un gran ampliado. No voy a arrodillarme ante este gobierno maldito", dijo Quispe, al denunciar que el ejército "masacró a mis hermanos aymarás". El dirigente también arengó a campesinos de otras regiones del país emular los cortes de ruta en el Altiplano, que vincula Bolivia con Perú y Chile, y en los Yungas, valles agrícolas cerca de La Paz.


Pobreza y muerte
En Warisata, la tragedia y la pobreza van juntas de la mano. El sábado, minutos después de nacer, otro niño ya se había quedado huérfano. A sus ocho hermanos también les cambió la vida radicalmente, en el momento en que su padre, Juan Cosme Apaza, recibiera el sábado un disparo que acabó con su vida. Apaza es uno de los cinco indígenas fallecidos. Seis de los vástagos de este indígena aymará pobre lloran en el más absoluto silencio, mientras velaban a su padre fallecido a los 35 años, en la Plaza de Armas de la localidad.

Uno de ellos, una niña de 7 años, tenía en los brazos al menor de sus hermanos que ni nombre tiene, pues fue alumbrado poco antes de que Juan Cosme Apaza muriera en la refriega entre campesinos y uniformados en las serranías que circundan Warisata, una población en las riberas del lago Titicaca.

Sobre el cadáver de Juan Cosme Apaza, envuelto en una bandera boliviana, se depositaron flores, implementos de construcción, hojas de coca y varias decenas de casquillos de proyectiles de fusiles FAL, que emplean el ejército y la policía.

Mientras mujeres y hombres del pueblo se santiguaban y musitaban responsos al paso por el improvisado velatorio en la Plaza de Armas, su cuerpo, que yacía sobre un colchón de paja, forrado en polietileno, fue cubierto con frazadas "para que no le haga frío" en su tránsito al Alaj'pacha (la vida después de la muerte).

Consternación y furia se conjuraban en la plaza del poblado de agricultores y pescadores emplazado en el centro del Altiplano, epicentro de un corte de rutas. Se escuchaban gritos de "¡venganza!. "Nos vamos a volver locos" contra los q'aras (blancos sin riqueza), afirmaba al caer la noche un lugareño, al tiempo que, fuera de sí, otros apedrean una ambulancia de la Cruz Roja. (AFP)

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Velatorio de uno de los campesinos.

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