Presentó en San Sebastián su último filme, "El Polaquito"

Juan Carlos Desanzo: "El verdadero motor de la historia es el amor y no la marginalidad"

El director de cine argentino cuenta cómo nació la película cuyo actor principal es un ex chico de la calle

Sergio Arboleya

Con buena respuesta del público, el fogueado realizador argentino Juan Carlos Desanzo presentó en la sección Nuevos Horizontes del 51º Festival de Cine de San Sebastián su nuevo filme "El Polaquito", que narra crudamente la dura vida de los chicos de la calle en Buenos Aires, pero que para el director es, ante todo, "una película sobre una historia de amor en la marginalidad".

"Para mí, lo increíble de esta historia real es el amor que hace que un chico de la calle tome la decisión de querer ser padre a los 13 años", subrayó Desanzo, hacedor de efectivos filmes policiales como "La búsqueda" y "En retirada" y de biografías de argentinos célebres como "Eva Perón" y "Hasta la victoria siempre", por citar un par de títulos en medio siglo de labor.

A la salida de una velada que culminó con aclamaciones en el complejo de cines Astoria, Desanzo comentó que ese caso "me conmovió y por eso quise contar la historia de un pibe dispuesto a lo que el común de la gente no puede ni quiere: entregar la vida por amor".

Pese a la pátina romántica destacada por Desanzo y presente en buena parte del relato, no puede omitirse que "El Polaquito" es, además, un escabroso y directo alegato sobre la marginalidad que, además, denuncia la complicidad de la policía en el abuso a menores desamparados.

"El entorno -afirmó, sin embargo, el director- aparece circunstancialmente como parte del romance que se describe y que es el verdadero motor de la historia".

Otro de los tópicos presentes en este caso verídico ficcionado en el guión por Desanzo y Angel Espinosa, pasó por exhibir cómo el muchacho juntaba monedas cantando tango en los trenes a la manera del mítico intérprete tanguero Roberto "Polaco" Goyeneche.


Una dura vida en estación Constitución
El joven Abel Ayala, de 14 años, enfundado en una camiseta de la selección argentina de Fútbol y que asumió magníficamente el papel de El Polaquito, apuntó que parte de su logro actoral se debió a la dura vida propia que atravesó. "Me fui de casa a los 10 años y estuve unas tres semanas viviendo y pidiendo en la estación Constitución", contó.

Ayala, quien actualmente reside en el hogar El Arca (ubicado en el partido bonaerense de Moreno), fue uno de los 1500 chicos de la calle que Desanzo testeó para elegir a los protagonistas de una trama verídica que tuvo lugar en 1994 y que se desarrolló en aquella frecuentada estación ferroviaria, ubicada en la zona sur de la Capital Federal.

De ese casting entre víctimas de un sistema social arrasado también surgió Vieja, suerte de tutor en delincuencia de El Polaquito, que encarnó Fernando Roa, un muchacho que actualmente reside en el hogar Felices los Niños y que entabló férrea amistad con Ayala, con quien últimamente compartió la experiencia de ver el match por las eliminatorias para Alemania 2006 que en cancha de River sostuvieron los combinados de Argentina y Chile.

Para el realizador no había manera de suplir a las estrellas de la cinta con profesionales del "séptimo arte" porque, arriesgó, "esta historia necesitaba la frescura y la verdad que sólo podían aportar los que vivieron una realidad semejante".


Roly Serrano, el único profesional
El aporte profesional al elenco principal del largometraje fue efectuado por el sólido actor Roly Serrano, como el Rengo que maneja despóticamente a los menores desvalidos en el universo de la estación Constitución, y por la incipiente Marina Glezer, quien por su desempeño como Pelu acaba de ser considerada mejor actriz en el festival de cine de Montreal.

El filme, que se rodó en siete semanas en Buenos Aires y tendrá su estreno comercial en la Argentina el jueves 9 de octubre, terminó sumando el apoyo económico de la firma española Alma Ata Internacional Pictures, que posibilitó la culminación de un empeñoso proceso creativo y de realización encarado por el director.

"Con los años descubrí que, como director, me debo a los actores porque ellos son lo más importante que tiene una película", sostuvo Desanzo, tras ver coronar lo que él mismo definió como "el primer paso importante en una etapa alejada del cine más comercial y que la da paso a las cosas que me nacen desde adentro".

En ese mismo camino, el artista adelantó que está generando un guión en el que volverá a hablarse de amor y marginalidad y que, otra vez, estelarizarán los jóvenes Ayala (que empezó a estudiar teatro) y Glezer. "Será una historia de Romeo y Julieta pero desarrollada en el peculiar mundo de la inmigración clandestina que llega, en muchos casos engañada, a una jungla como es la ciudad de Buenos Aires", anticipó un Desanzo entusiasmado de antemano.

Por último, el experimentado cineasta concedió que esta nueva veta que está encontrando en su carrera "quizá tenga que ver con el cine que se está haciendo actualmente en la Argentina. Lo que filman los jóvenes, me gusta mucho y me estimula".

El realizador está alejado del cine comercial.