| domingo, 21 de septiembre de 2003 | Fin de la causa contra un policía del Comando por una muerte en Parque Casas Sobreseyeron a un sargento envuelto en tres homicidios por "gatillo fácil" El suboficial Claudio Thedy mató a David Juárez en junio de 2000. Los vecinos denunciaron que se plantaron pruebas para simular un tiroteo Hernán Lascano y Jorge Salum / La Capital El caso de David Juárez, un chico de 16 años que murió en el barrio Parque Casas el 22 de julio del año 2000, representa uno de los más atávicos episodios denunciados como ejecución sumaria protagonizada por un miembro de la policía rosarina. Lo mató un sargento del Comando Radioeléctrico que, según testigos que declararon en sede judicial, le disparó a dos metros cuando lo tenía de frente, avanzando hacia él con las manos en alto, desarmado. Una pericia técnica demostró que el adolescente no le tiró previamente -generando la reacción alegada por el policía en el proceso penal- ya que no había pólvora en sus manos. Ahora el juez de instrucción Juan José Pazos, a tres años del caso, resolvió concluir la causa. Les dictó sobreseimiento tanto al sargento que abrió fuego como a otro suboficial que lo acompañaba en la misma patrulla.
Seis meses después de matar a David Juárez, el sargento Claudio Darío Thedy, ahora sobreseído, intervino en las muertes de Esteban Vicente Cabral y Rubén Alberto Ortega. Así lo denunciaron los medios periodísticos y el Foro Memoria y Sociedad -integrado por profesionales y docentes de la Universidad Nacional de Rosario- en su informe anual del año 2001. Este caso, ocurrido el 4 de febrero del año citado, ocurrió en una precaria casilla de Uriburu y Circunvalación. Lo investigó la jueza María Luisa Pérez Vara (ver aparte).
Thedy había recibido en mayo de este año el falta de mérito por la muerte de Juárez, que es una figura que implica favorecimiento por el beneficio de la duda. Pero ahora, transcurridos los plazos legales, la abogada Susana Brindisi reclamó y obtuvo el sobreseimiento para su cliente de parte del juez Pazos, quien consideró que ya no existe posibilidad de ampliar la investigación. En el escrito que elevó pidiendo esa medida, la abogada se quejaba porque su defendido, en tanto no tiene resuelta su situación procesal, "permanece inhabilitado para ascender".
El mismo día de la muerte de Juárez un periodista de La Capital fue al barrio. Encontró allí testimonios de abrumadora coincidencia: que David, un chico apreciado en el barrio, había sido fusilado y que en forma pública se había plantado un arma para simular un enfrentamiento. Ese planteo persistió a lo largo de movilizaciones en el vecindario y en Tribunales y en la acción de representantes legales de la familia.
La versión oficial de la muerte de Juárez indica que aquel día de junio de 2000, un agente de la Policía Federal que realizaba un servicio adicional avisó al Comando que cuatro jóvenes estaban desmantelando un Dodge 1500 en Cavia y Sorrento. La patrulla donde iban el sargento Claudio Thedy y el agente Diego Spinelli llegó allí y los cuatro jóvenes se dispersaron.
David, que había estado en la disco Bulldog de Granadero Baigorria esa madrugada, se encontró con unos amigos que lo invitaron a ir a pasear en el auto que era robado. En efecto, los jóvenes después empezaron a desguazarlo, hasta que vieron surgir el móvil. El comisario José Caputti, entonces jefe de la seccional 10ª y ahora inspector de zona, le contó a este diario que "tres de los sospechosos iniciaron una fuga hacia la villa de Sorrento y Cavia, mientras que el cuarto fue arrestado por el agente de la Federal. Según Caputti, Juárez buscó refugio en la parcela de una casilla y se parapetó con un revólver 38 para enfrentar a los uniformados. "En esa casa se inició un tiroteo, en el cual el menor resultó herido, con orificio de entrada y salida, a la altura de las costillas", reveló.
Eso ocurrió a las 8 de la mañana en Cavia y Gallardo. Tres horas después un periodista de este diario llegó al lugar. Encontró el testimonio coincidente y sin fisuras de varios vecinos que dijeron: "Es mentira lo que dice la policía. Los chicos no tenían arma. A David los policías le pusieron un revólver encima y dispararon varias veces sus armas para simular un tiroteo". Señalaron también que sembraron el lugar con vainas servidas. "Un agente del móvil 1626 sacó un revólver del interior de un bolso negro y lo guardó debajo de la campera" para luego depositarlo cerca del menor abatido, contó otro vecino a La Capital. La policía informó que el arma que apareció en manos de Juárez era calibre 38.
Fueron los vecinos los que llamaron a la ambulancia del Sies. Pero David fue cargado, aún con vida, en un patrullero que lo llevó al hospital. Habían pasado unos treinta minutos desde que la policía, según señalaban los vecinos, montaron la escena del enfrentamiento.
David Juárez no tenía antecedentes policiales. El psicólogo Fernando Tavella, que tiene trabajo comunitario en ese barrio, y el sacerdote Daniel Siñeriz, se ocuparon rápidamente de exponer su alarma por lo ocurrido. El caso fue relevado por las abogadas Florencia Barrera, Paula Moretti y Ana Oberlin, del Centro de Estudios e Investigaciones en Derechos Humanos de la Universidad Nacional de Rosario (Ceidh).
Estas abogadas encontraron, al compulsar el expediente, que el dermotest en las manos de David había dado negativo. Esta prueba determina la existencia en la piel de restos de pólvora deflagrada. El resultado negativo indica que el joven no disparó.
El trabajo de las profesionales del Ceidh concluye con un párrafo significativo. "La alegada ejecución sumaria de Juárez y todo el accionar policial tendiente a encubrir la ejecución fraguando un «enfrentamiento» se realizó a la vista de más de veinte vecinos del lugar. Si bien el hecho fue presenciado por tanta gente, muy pocos se animaron a prestar declaración en el juzgado. Como en la mayoría de los otros casos investigados por el Ceidh, el lógico temor de declarar contra la policía se vio reforzado por una serie de episodios. Dos policías ingresaron al sitio donde estaba siendo velado el joven para allanar el lugar, la madre sufrió amenazas y persecuciones que son conocidas en todo el barrio e intentaron atropellarla con un auto mientras realizaba una pegativa de afiches en reclamo de justicia".
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