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 domingo, 21 de septiembre de 2003

Reportaje a Daniel Gutman
Orígenes de la violencia armada en Argentina
La historia del Movimiento Tacuara es revisada en una investigación que repasa las luchas políticas de los años 60 y 70

Mora Cordeu

Una investigación sobre el Movimiento Nacional Tacuara, abordada por el periodista Daniel Gutman, indaga en el accionar de este grupo configurado a finales de la década del 50 que va generando en su interior fuerzas contrapuestas —desde la derecha a la izquierda— "en un proceso anticipatorio en diez años de la violencia armada que se iba a vivir en la Argentina".

El autor de "Tacuara", recién editado por Ediciones B y presentado esta semana en Librería Ross, reconstruye la historia del grupo a partir de entrevistas a personajes que tuvieron un rol protagónico en ese entonces, a datos obtenidos en expedientes judiciales que se derivan del asalto al Policlínico Bancario —la primera acción armada encaminada a recaudar fondos para la lucha armada— y el registro de colecciones de diarios y revistas de la época.

—¿Cómo te vinculaste con el tema?

—Me atrajo básicamente haber leído, como una cosa apenas mencionada, que Tacuara era el lugar donde habían militado desde gente muy importante de los grupos guerrilleros, de Montoneros, el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) y las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP) hasta sectores de la derecha peronista e incluso agentes de inteligencia del Batallón 601.

—¿Cómo era Tacuara en sus comienzos?

—A finales de los 50 se forma una organización muy homogénea, sobre todo integrada por hijos de familias muy tradicionales de la Argentina, que vienen de la línea del nacionalismo de la época de (José Felix) Uriburu. Pero con la incorporación de cientos de miles de jóvenes, ya no de familias patricias, Tacuara se convierte en una expresión de rebeldía contra el sistema. El grupo deja de ser lo que era, se atomiza y se transforma.

—¿Cuáles son los motivos que explican este pasaje?

—Una de las cosas es que lo que vivió la Argentina desde 1955 hasta bien entrados los años 70: el intento de construir una democracia sin el peronismo, lo que degeneró y envenenó toda la política y empujó a la radicalización a millones de personas.

Era algo que se tomaba como normal en aquel momento pero era una locura total construir una democracia sin las mayorías. Así se deslegitimó la democracia. El que más hablaba de democracia era (Pedro Eugenio) Aramburu, cuando nadie lo había elegido y estaba marginado el movimiento más popular. Así nos fue. Eso costó muchos años y muchas vidas.

También tuvo que ver lo que en ese entonces pasaba en el mundo: la revolución cubana, Argelia, la locura de la guerra fría, donde los militares y los conservadores en la Argentina veían comunistas en todos lados. Su obsesión era frenar el peronismo y frenar la transición al marxismo de muchos peronistas.

—¿Cuándo se percibe la división adentro de Tacuara?

—Con la proscripción del peronismo, un proceso liderado por John William Cooke y al cual se sumaron muchos integrantes de Tacuara, de los que participaron en el asalto del Policlínico Bancario (el 29 de agosto de 1963). Un tiempo en que aparecen figuras como Gustavo Rearte, Andrés Framini, la gente que se nuclea alrededor de la revista Compañero.

Al producirse la división, ese grupo decide seguir llamándose Tacuara aunque agrega el adjetivo revolucionario. Ahora, un tema que todavía queda abierto y la investigación no lo cierra es saber cómo en el primer grupo guerrillero urbano argentino, un grupo cuyos principios básicos fueron el antisemitismo, surge la admiración a la Falange española.

—Sobre este tema, vos hacés hincapié en las declaraciones de José Luis Nell, lo que figura en los expedientes judiciales.

—Cuando declara en la causa del Policlínico Bancario, Nell habla sobre la historia de Tacuara. Le preguntan que fue lo que pasó para pasar del fascismo a esa cosa revolucionaria marxista. Pero él hace hincapié en las diferencias de métodos. Había un grupo que creía que había que tomar las armas ya, influido por la teoría maoísta de que la chispa puede incendiar la pradera. Nell dice que se separan porque quieren tomar las armas y no porque crean que hay un problema ideológico. Siguen reivindicando un montón de valores de Tacuara: el nacionalismo, el rosismo, una actitud que tiene que ver con lo que representaba la izquierda... Para muchos jóvenes era una opción más válida Tacuara que el socialismo o el comunismo.

—¿Qué otra figura te parece importante en la historia de Tacuara?

—Joe Baxter me parece un personaje central, que simboliza todo ese proceso. De adolescente fue un admirador de los nazis y en el libro yo incluyo un poema donde reivindica los colaboracionistas nazis de todas las partes del mundo. Algo bastante grotesco. Y con esta cosa muy fuerte del antisistema.

La negación de la democracia creo que tenía que ver con esto del lugar que se le asignaba en aquella época, completamente distinto al que se le da hoy. Y un poco esa cosa de rebeldía, de luchar contra ese orden del mundo impuesto en la Segunda Guerra Mundial, eso era lo que originaba su dirección hacia los nazis.

Después Baxter va evolucionando y se convierte en uno de los fundadores del ERP, un fanático del marxismo leninismo que acusa a (Mario) Santucho de burócrata, de derechista, que pasó por China, por Vietnam, que vivió en el Chile de (Salvador) Allende. Creía que la vía del socialismo por los votos y por la democracia no era válida, que lo único legítimo era la revolución. Me parece un personaje que sintetiza las ideas de esa época.

—Vos afirmás que el proceso seguido por Tacuara anticipa en diez años la violencia que se iba a vivir en la Argentina.

—De un lado tenemos un grupo que hace el asalto al Policlínico Bancario, que es una operación que si la viéramos en los años 70 sería de lo más común para recaudar dinero y financiar una guerrilla. Por otro lado tenemos el grupo que afirma su identidad anticomunista, elige a un joven de 32 años, judío y comunista (Raúl Alterman), y lo mata en la puerta de su casa. Eso en los años 70 también sería común de parte de los grupos de ultraderecha como la Triple A, pero cuando lo hace Tacuara resulta novedoso.

Muchos de los que se enfrentaron en los años 70 estuvieron juntos en los 60, en un proceso de radicalización que parte de una Argentina y un mundo muy distinto al de hoy.

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Un acto de Tacuara en la década del 50.

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