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 domingo, 21 de septiembre de 2003

"La prostitución es un prisma para observar a la sociedad"
La historiadora Yvette Trochon cuestiona prejuicios arraigados y visiones convencionales

Osvaldo Aguirre / La Capital

"Mi perspectiva es sacar del anonimato a unas mujeres que aparentemente no dejaron rastros pero que sin embargo están allí. El de la prostituta es un sujeto histórico elusivo, que aparece en un campo atravesado por toda clase de prejuicios". La historiadora uruguaya Yvette Trochon define así el eje de una reveladora investigación sobre la prostitución y la trata de blancas en el Río de la Plata entre 1880 y 1932. Al cabo de diez años de pesquisas en bibliotecas y archivos judiciales y policiales de Montevideo, Buenos Aires y Río de Janeiro, esa búsqueda se materializa ahora en dos volúmenes, editados en Montevideo por Taurus: "Las mercenarias del amor", de reciente edición, al que seguirá "Las rutas de Eros".

—¿Desde qué perspectiva aborda la historia de la prostitución?

—Analizo dos grandes temas, la prostitución y la trata de blancas, que están imbricados, relacionados, pero que pueden ser analizados separadamente. La temática de la prostitución la trabajé para el caso uruguayo. En general la historia de género analiza a las mujeres que han resaltado, las mujeres excepcionales, las que de alguna forma han dejado una huella: las mujeres, entonces, extraordinarias. Mi perspectiva es sacar del anonimato -lo que es muy difícil- a esa masa de mujeres que aparentemente no dejaron huellas. Y el fenómeno de la prostitución es un campo que está atravesado por toda clase de prejuicios, que encontramos no sólo en las fuentes sino también en la historiografía.

—¿Cuáles son esos prejuicios?

—Parece que en su época era un tema vergonzoso. ¿Qué importancia puede tener para la historia, para qué estudiar a las prostitutas? Es un sujeto social que no ofrece gran atractivo. Cuando fijo la mirada en la prostitución me encuentro con dos problemas. En primer lugar, la invisibilidad de la prostituta, que es el elemento clave. Tradicionalmente, la mujer como sujeto histórico ha sido invisible para la historia, aunque en los últimos treinta años eso ha cambiado. Ha habido una historia de género que ha rescatado a las mujeres, pero en la temática de la prostitución encuentro que la invisibilidad de la mujer como sujeto histórico está potenciada por la invisibilidad de la prostituta. Para un historiador tradicional, el estudio de la prostituta no aportaba nada. Ese prejuicio yo lo encuentro hoy día, porque cuando comencé mis compañeros a veces no entendían la razón de mi interés. Luego descubrí que la prostitución es un prisma a través del cual puedo ver o hacer ver a la sociedad en un momento histórico determinado.

—¿Qué es lo que revela el fenómeno de la prostitución?

—Si bien existe el cliché de que la prostitución existe desde épocas inmemoriales y es siempre la misma, en realidad es un fenómeno que está sujeto a los avatares del cambio histórico: no es lo mismo la prostitución sagrada que existía en las sociedades antiguas que la prostitución mercantilizada a partir del desarrollo del capitalismo o de los procesos de modernización que se dan desde mediados del siglo XIX. Es un fenómeno que aparenta ser el mismo pero que cambia. La prostituta es también una construcción social. Es interesante verla como tal en un momento histórico determinado y ver cómo esa construcción varía, por más que haya algunas permanencias. ¿Qué significa la manera en que se representa a la prostituta? La prostitución permite ver a la sociedad en un momento determinado, ver cómo se construyen las relaciones sexuales, lo masculino y lo femenino, la organización de la familia, las pautas matrimoniales, el tema de la enfermedad, del cuerpo, del amor.

—¿Cómo se modelan esas construcciones?

—A través de discursos que van construyendo una imagen de la prostituta. Es una imagen muchas veces ambivalente, que pivotea entre dos extremos: la costurerita que dio el mal paso y la mujer fatal, que opta por la prostitución porque es una mujer mal conformada, perdida, en el sentido de buscar la perdición. A mí me interesa saber lo que se dice sobre la prostituta y hacer un ir y venir desde esos discursos a la posición que asumen al respecto las prostitutas. Y entonces me encontré con mujeres que son sumisas y reproducen lo que esos discursos dicen sobre ellas, mujeres que transforman y acomodan esos discursos a sus intereses y necesidades y mujeres rebeldes que enfrentan esos discursos. Rescatar la voz, la forma de accionar de la prostituta es el desafío que uno tiene al acercarse a estos temas.

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