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 sábado, 20 de septiembre de 2003

Bolazos y un lapacho para el intendente

Hermes Binner no disimulaba su asombro por el fervor que despierta Néstor Kirchner cada vez que se acerca al público. Mientras los periodistas se trenzaban en una verdadera batalla campal para conseguir "la palabra" del presidente, el intendente rosarino se quedó en el pie de la escalinata de ingreso a la sede de la Gobernación, donde mantuvo un breve diálogo con La Capital.

-¿Qué evaluación hace de esta jornada?

-Estoy muy contento por la vuelta del presidente a Rosario, es la segunda vez que viene como primer mandatario, después del Día de la Bandera, y más aún para anunciar una obra largamente reclamada por la ciudadanía, como son los accesos viales a la ciudad.

-¿Tuvo oportunidad de charlar con Kirchner en el trayecto de Fisherton a Rosario?

-¡Sí, claro!

-¿Sobre qué dialogaron?

-Hablamos sobre cómo marcha el país y de que hay una reactivación económica interesante. También tocamos el acuerdo al que se llegó con el FMI, que es muy importante.

-¿Lo felicitó por la excelente elección que hizo en la provincia?

-No, no. No hablamos de las elecciones.

-¿Habló con Reutemann?

-Sí, algo charlamos.

-¿Cómo fue esa conversación?

-Normal, como corresponde

-¿Limaron asperezas de la campaña?

-Mire que lindo lapacho, con esas flores rosadas...

-Hay una versión de que Kirchner le tiene reservado un cargo.

-Hay una versión de que Kirchner le tiene reservado un cargo.

-Dicen que le ofrecería la embajada en Chile.

-Dicen que le ofrecería la embajada en Chile.

-¿Le otorga asidero a esa versión?

-(Ofuscado) Son todos bolazos.

Esta última respuesta la soltó sin dejar de mirar el hermoso lapacho rosado que sobresale de la Facultad de Derecho, sobre la calle Santa Fe. Después se internó en la ex Jefatura empujado por el aluvión de periodistas, mientras arriba, en el borde de las escaleras que dan al salón blanco de la sede de la Gobernación, políticos y personal de la provincia trataban de arrancarle un saludo al presidente.

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