| sábado, 20 de septiembre de 2003 | Correspondencia que no llega Como usuaria, desgraciadamente, del actual Correo Argentino, pregunto si no hay nadie capaz de sanear sus servicios. Desde joven me gustó siempre escribir y el Correo era una institución muy querida por todos. Todas las cartas llegaban a destino y si alguna, por algún motivo, no cumplía la reglamentación vigente, volvía a su remitente. Desde hace unos cuantos años esto ya no ocurre. De diez cartas enviadas a un país de Centroamérica sólo llegaron dos. Esto sumado a los aumentos en la correspondencia internacional que continuamente está efectuando el Correo, hace que uno desista de continuar escribiendo. Tampoco llegan las cartas enviadas a los países del Mercosur (Uruguay, enviada el 4/8/03, no llegó) y ni siquiera a nuestra ciudad de Rosario (enviada el 23/8/03, que tampoco llegó), por mencionar sólo las dos últimas cartas que envié desde distintos correos. Recuerdo la carta enviada a esta sección por un señor que se lamentaba de no haber recibido fotografías enviadas por su hija. También una carta enviada por Raquel C. Singh, otra del señor Vicente Pugliese y una cuarta de documento LC 5.550.440. Todas estas quejas no sólo no sirvieron de nada sino que la situación empeora y no hay un solo funcionario al que esto le preocupe. ¿No tiene el Correo un ente regulador? ¿Quién nos resarce de tantas pérdidas en el orden moral y en el orden material? Claro está que si se pierden vidas humanas por mano de delincuentes todos los días y no se hace nada, es muy pretencioso pedir que se ocupe alguien para que no se pierda la correspondencia. Sigamos permitiendo todo y así iremos perdiendo nuestras cartas, nuestra fe, nuestra moral, nuestra patria, nuestras vidas y todo lo que alguna vez tuvimos. Cuando este momento llegue, los que queden reconocerán por qué no nos quieren en muchas partes del mundo.
María E. Pereira
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