| miércoles, 17 de septiembre de 2003 | Charlas en el Café del Bajo -Espero que Jorge Obeid no se equivoque y otorgue más participación a la gente del gremio de Luz y Fuerza en la conducción de la EPE.
-¿Por qué dice eso?
-Porque estaba leyendo estas medidas de Oscar Ercoli, el titular de la cartera de Trabajo en la provincia, y reflexionaba sobre ciertas cosas. Ercoli ordenó la realización de inspecciones para detectar trabajadores en negro y dijo a la prensa lo siguiente: "La gente se llena la boca pregonando que las cosas tienen que cambiar, pero cuando le toca tomar la iniciativa a cada uno, se resiste a hacerlo". Quiero aclarar que estamos hablando, Candi, de un excelente funcionario, pero me permito aclarar ciertas cuestiones que tienen que ver con la pequeña y mediana empresa.
-Adelante Inocencio, adelante.
-Primero: una vez más digo que es una verdad a medias eso de que la economía está repuntando. Sólo lo está haciendo un segmento del sector productivo y el resto sigue sobreviviendo y esperando. De este segmento que espera el más perjudicado es el que corresponde a las Pymes, que históricamente le pusieron el hombro al país, dejaron los capitales en esta tierra, invirtieron en bienes de capital, dieron trabajo a los argentinos, pero como ya sabemos, políticas tremendas pergeñadas por la inescrupulosidad de los de afuera y la traición de los de adentro (por todos conocidos) devastó a la pequeña y mediana empresa y comercio nacional, beneficiando a los holdings.
-Siga.
-Como dije, muchos de estos pequeños emprendimientos lejos están de la recuperación y rentabilidad y sólo sobreviven rogando que la cosa mejore también para ellos. Lamentablemente, y esto lo digo con pena, el gobierno de Carlos Reutemann no parece haber ayudado demasiado a la pequeña y mediana industria y comercio santafesino. Ayer, un reflexivo periodista y amigo dijo una verdad incontrastable: "la energía eléctrica en la provincia de Santa Fe es la más cara del país, más cara que en la Capital Federal y a muchos comercios se les hace imposible pagar las abultadas tarifas. ¿Cómo vamos a pedirles a los comerciantes de la Peatonal, de los centros comerciales de los barrios que dejen sus carteles encendidos por las noches para embellecer la ciudad y evitar ocasiones de delito con mayor luminosidad?".
-Bueno, eso es totalmente cierto. Ya hemos expresado aquí que mucha gente no está en regla no porque sea traviesa, sino porque no puede. Y yo, aunque sé que indecentes hay siempre, también advierto que no todos los propietarios de los comercios o casas de familia que se enganchaban en la red puede ser calificados de delincuentes en esencia. Las políticas pergeñadas por los propios gobernantes los empujaron a hacer lo que jamás debieron hacer. No justifico el hurto, pero si ocurrió u ocurre es porque una política asfixiante en cuanto a tributos y tarifas al mejor estilo feudal y la falta de trabajo y condiciones indignas de vida contribuyeron a que se produjera. ¿No hay responsabilidades compartidas? Ahora: ¿creerá Reutemann que la gran cantidad de pequeños empresarios que tienen trabajadores en negro son tramposos? ¿No será que no les dan los números y esperan que a ellos también les llegue una oleada fresca para blanquear la situación? ¿No sería más justo rebajar impuestos y tarifas y luego exigir que todos cumplan?
-Ni lo sueñe. Fíjese que, pese al acuerdo con el Fondo, ya los organismos internacionales están exigiendo el aumento de las tarifas. Y ciertamente sería muy penoso que todos estos operativos de la Afip, de Trabajo y de otras reparticiones se hicieran con el solo propósito de incrementar la recaudación a cualquier costa y para cumplir con los poderosos del mundo. De todos modos Ercoli tuvo una palabra esperanzadora sobre las empresas: "ayudarlas".
-Ojalá. Y ojalá, como decíamos al principio, que Jorge Obeid cambie hombres en la EPE, dé más participación a los trabajadores, que conocen la problemática de la empresa y ejecute un plan de reducción de tarifas que ayude a la reactivación productiva y comercial. Porque es injusto que a alguien se le exija dar aquello de lo que carece.
Candi II
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