| miércoles, 17 de septiembre de 2003 | Alegrías y recuerdos El reciente acuerdo del gobierno con el FMI y sus consecuencias me llenaron de alegría y de recuerdos. Primeramente me alegré porque el señor presidente utilizó una palabra olvidada por mucho tiempo durante todas las negociaciones de nuestro país, cuando hasta hace poco se utilizaban vocablos que implicaban exclusión o miedo el doctor Kirchner usó "dignidad" y, como ello estaba referido a lo nacional, ningún argentino puede dejar de alegrarse por ese cambio de estilo. Luego leí con más detenimiento las noticias referidas al acuerdo y advertí que contenía el compromiso de no darnos aumentos a mí y a otros varios miles de ciudadanos, empleados públicos y jubilados, al mismo tiempo que se fijaron pautas de inflación para el año que viene y el siguiente, del 4 y el 7 por ciento, de modo que realmente se convino que nos bajarían el sueldo, obviamente eso no me gustó pero, pensé, alguien debe pagar por el sacrificio que implica ser digno y continué alegre. Acto seguido vino la llamada del presidente Bush a nuestro mandatario y entonces recordé que antiguamente, no hace tanto tiempo como para que lo hayamos olvidado, otro Bush llamaba a otro presidente para felicitarlo. También leí que el gobierno nacional envió al Congreso una ley para asegurar la impunidad de tropas americanas que ingresen a nuestro territorio y que el vicepresidente Scioli propuso en Miami que sea la capital del Alca (¿no es igual a Roca cuando cerró el pacto con Runciman?). Reanalicé las noticias sobre el acuerdo, las felicitaciones, la impunidad y el Alca y me acordé de aquel personaje de la Revista Dislocada que mechaba sus sobreactuadas participaciones con el latiguillo "y por favor no me pisen la víbora".
Francisco della Rovere
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