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 lunes, 15 de septiembre de 2003

El jefe de Gobierno porteño se impuso a Macri por siete puntos de diferencia
Ibarra, reelecto en Buenos Aires
"Buenos Aires defendió lo público y no aceptó que se privatizara esta ciudad", dijo el ganador del ballottage

El actual jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, Aníbal Ibarra, derrotó ayer en el ballottage al candidato de Compromiso para el Cambio, Mauricio Macri, quien había resultado triunfador en la primera rueda comicial del 24 de agosto. Ibarra sostuvo que "Buenos Aires defendió lo público y no aceptó que se privatizara esta ciudad", mientras que su derrotado adversario, Macri, agradeció a aquellos que lo acompañaron y se comprometió a "seguir trabajando".

Ibarra y su compañero de fórmula, el actual secretario de Cultura, Jorge Telerman, sorprendieron a propios y extraños cuando poco después de las 18 salieron a afirmar que tantos los datos propios como los de sus rivales y de distintos encuestadores les daban "una ventaja firme".

Después de casi dos horas del cierre, el propio Macri admitió la derrota desde su búnker, pese a que su jefe de campaña, Juan Schiavi, había adelantado que la diferencia era de 2,2 por ciento a su favor.

Escrutado el 99,85 por ciento de las mesas, Ibarra se imponía por 925.842 votos (53,46%) contra 806.153 (46,54%) de Macri.

En la primera ronda del 24 de agosto pasado Macri se había alzado con el triunfo con una diferencia de alrededor de cuatro puntos, pero al no llegar al 50 por ciento tuvo que ir al ballottage y allí Ibarra obtuvo su reelección.

El presidente Néstor Kirchner, el gran triunfador de la jornada, se comunicó con Ibarra para expresarle sus felicitaciones. "Nos saludamos mutuamente porque ambos compartimos el mismo proyecto político", comentó el propio jefe de Gobierno.

Kirchner había jugado públicamente a favor de Ibarra, como consecuencia de la identificación que encontró en el funcionario porteño con su proyecto político personal: la apuesta a un movimiento transversal integrado por diferentes sectores del arco político.

Macri sorprendió a todos cuando admitió la derrota, temprano, con el resultado de 80 mesas, entre las que se encontraba la parroquia 22 -Villa Lugano-, un bastión netamente peronista que, antes de que Kirchner participara intensamente de la campaña de Ibarra, redoblaba en intención de votos al jefe de la ciudad.

El 24 de agosto la diferencia a favor de Macri se había reducido pero, no obstante, logró imponerse por un amplio margen en ese lugar.

En la jornada de ayer, ese barrio porteño le daba la victoria a Ibarra por casi diez puntos, según los cómputos provisorios que ofreció el Ministerio del Interior en las instalaciones del Correo.


Hablando con el presidente
Ibarra pudo hablar públicamente vía América TV con Kirchner, quien tras felicitarlo, llamó a una integración de todos los ciudadanos. "Siento que la gente nos acompaña aunque vote distinto a nosotros", señaló, y aseguró que "los argentinos tenemos que encontrar la verdad superadora que nos integre a todos".

Asimismo, el presidente afirmó que está "tratando de reconstruir el país más allá de las ruinas" y después calificó de "desencontrado" al sector del peronismo que apoyó a Macri y le aconsejó que "tiene que abrirse a los capitalinos".

Macri sostuvo en un discurso leído que estaba dispuesto a "acompañar el consenso para reconstruir las instituciones" y se mostró satisfecho por el "esfuerzo realizo por su fuerza", Compromiso para el Cambio.

"Vamos a trabajar en conjunto. Me siento orgulloso de lo que hemos construido y seguiremos trabajando", señaló desde su búnker de Chacabuco al 100.

Los comicios, como indicaron todos los análisis previos, tuvieron proyecciones nacionales, ya que más de dos millones y medio de porteños estuvieron habilitados para acercarse a las urnas. Además otro dato singular fue que por primera vez se aplicó el sistema del ballottage para elegir al jefe de Gobierno de la ciudad autónoma.

Quedó así zanjada la incógnita pendiente desde la primera vuelta donde Macri se impuso a Aníbal Ibarra por cuatro puntos, pero sin alcanzar la cantidad requerida por la Constitución de la ciudad para ser proclamado ganador.

El resultado en el distrito fue el escenario de dos proyectos políticos antagónicos.

Esto es así porque Kirchner y todos sus ministros trabajaron a fondo para la reelección de Ibarra por entender que la discusión Ibarra-Macri sobre el "modelo" que uno y otro representan es el mejor ejemplo del debate que el gobierno busca dar a nivel nacional.

El mecanismo instaurado a partir de la sanción de la Constitución local en 1997 nunca llegó a aplicarse, porque en la elección del 2000 esa oportunidad se frustró. En esa ocasión, Ibarra, que había obtenido el 49,3 por ciento de los sufragios sin alcanzar el 50 por ciento más uno requerido por esa Constitución, quedó consagrado cuando su adversario Domingo Cavallo (33,1%) se retiró de la contienda.

Sin embargo, los porteños habían tenido una sola oportunidad de votar en un ballottage: fue en 1973, bajo la ley electoral sancionada durante la dictadura militar de la Revolución Argentina, donde compitieron por una banca en el Senado el radical Fernando de la Rúa y el peronista Marcelo Sánchez Sorondo, imponiéndose el primero.

Cuando Ibarra salió a festejar la victoria llegaron al búnker miembros del gabinete nacional como el jefe de Gabinete, Alberto Fernández; el ministro de Educación, Daniel Filmus; los secretarios General de la Presidencia, Oscar Parrilli, y de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde, además del vocero presidencial Miguel Núñez.

Ibarra, sintetizó el espíritu de su triunfo en que "Buenos Aires defendió lo público y no aceptó que se privatizara esta ciudad".

Por primera vez en su vida política, Ibarra habló desde un balcón a sus votantes y no pudo ocultar la emoción que lo embargó cuando la gente lo aplaudía o entonaba cantos, algunos alusivos a su victoria y otros para denostar a su adversario.

Es así que mientras el jefe de Gobierno hablaba desde el primer piso del Palacio San Miguel, en la esquina de Suipacha y Bartolomé Mitre, las banderas partidarias se mezclaban con las remeras con las leyendas "Ibarra 100 por ciento" o "Soy de Boca, voto a Ibarra".

En ese breve mensaje, el jefe de Gobierno agradeció a "todos los que nos apoyaron" y en ese marco hizo una mención especial "al presidente de la República", Néstor Kirchner, frase que fue recibida con grandes aplausos.

"Miren, miren que locura, miren que emoción, Néstor Kirchner presidente porque desde el cielo lo mandó Perón", entonó la gente.

Al mismo tiempo, la inventiva de los militantes fue implacable a la hora de dirigirse a Mauricio Macri: "Y ya lo ve, y ya lo ve, es para Macri que lo mira por TV" o "Un minuto de silencio para Macri que está muerto".

Luego que Ibarra señalara que "escrutadas el 70 por ciento ganamos por una diferencia de siete puntos", la gente levantó la temperatura y ahí se escuchó la canción de tono más fuerte.

"Y ahora, y ahora, nos chupan bien las bolas, el Coti Nosiglia y el puto de Zamora", entonaban en alusión al radical que apoyó a Macri y al dirigente de la izquierda que impulsó el voto en blanco.

"Buenos Aires defendió lo público y no aceptó que se privatizara esta ciudad", dijo Ibarra para reivindicar la victoria de su modelo frente al de su adversario y en este marco auguró "que ahora se abrió un nuevo proceso en la Argentina".

Las banderas de Fuerza Porteña se mezclaron con las del Partido Socialista y de la Juventud Peronista, mientras en un bar cercano un grupo de justicialistas pro Ibarra entonaban la marcha peronista.

En ese lugar se vio al presidente del club Vélez Sarsfield, Raúl Gámez, un radical que mantiene en el ámbito deportivo una antigua disputa con Macri, titular de Boca Juniors.

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Telerman e Ibarra festejaron a las 20 de ayer.

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