 | lunes, 15 de septiembre de 2003 | Un débil Papa lanzó en Eslovaquia un fuerte mensaje anticomunista En el final de su viaje, se lo vio un poco mejor y presidió en Bratislava una misa en honor de dos mártires El Papa Juan Pablo II presidió ayer una misa en honor de dos mártires de la era comunista en el último acto de una agotadora visita de cuatro días a Eslovaquia, que expuso la debilidad del Pontífice de 83 años.
El líder de la Iglesia Católica, quien padece la enfermedad de Parkinson y a duras penas puede caminar, pareció encontrarse algo mejor en el último día de su viaje número 102, y leyó sus oraciones en un tono más alto y firme, incluso gesticulando mientras hablaba. Sin embargo, durante la mayor parte de esta gira ha aparecido siempre muy cansado y su voz estuvo entrecortada y trabada.
Al Papa no se le ha visto caminar sin ayuda y sus asistentes han tenido que terminar por él varios discursos. En lo que se convirtió en algo habitual en este viaje, un cardenal eslovaco le leyó la mayor parte de su homilía ayer.
Una multitud Después de recorrer el país en tres días, la misa de Bratislava era la atracción religiosa de la visita. Más de 200 mil fieles procedentes de toda la región acudieron en lo que muchos pensaban podía ser su última oportunidad para ver con vida al Papa.
Una muchedumbre lo recibió con banderas polacas, austríacas, húngaras, eslovacas y del Vaticano, y la visión pareció darle nuevos aires a Karol Wojtyla.
Vestido de rojo y oro, el Papa presidió la misa en un escenario de viviendas de cemento al más puro estilo de la planificación comunista, que responsables de la Iglesia llamaron "una ciudad construida sin Dios".
El Papa eslavo, que nació en la vecina Polonia, beatificó a una monja, Zdenka Schelingova, y al obispo Basil Hopko, dos eslovacos que fueron perseguidos por las autoridades de la ex Checoslovaquia comunista.
La beatificación es el último paso necesario antes de la canonización en la Iglesia Católica.
Hopko fue torturado mental y físicamente por sus relaciones con el Vaticano. Condenado a 15 años en prisión, fue puesto en libertad a causa de su delicada salud antes de su muerte en 1976. Pruebas médicas mostraron después que fue lentamente envenenado.
Schelingova fue torturada y encarcelada porque ayudó a curas perseguidos a escapar del comunismo. También fue puesta en libertad por problemas de salud a los tres años de su reclusión, y falleció pocas semanas después.
"Ambos nos iluminan como radiantes ejemplos de fe en tiempos de despiadada persecución religiosa. Ambos se enfrentaron a juicios injustos y condenas ignominiosas, de tortura, humillación, confinamiento y muerte", dijo el sermón del Pontífice.
El Papa criticó en diversas ocasiones durante la visita al comunismo, contra el que ha luchado toda su vida, y ayudó a descomponer, y frecuentemente advierte a los cristianos que no caigan en la trampa secular a la que su nueva libertad puede llevarles. (Reuters) enviar nota por e-mail | | Fotos |  | El Papa concluyó una agotadora visita de 4 días. | | |