 | lunes, 15 de septiembre de 2003 | Con apoyo del municipio, el fenómeno "estalló" en 2002 y se consolidó este año Las ferias ya convocan a más de 700 emprendimientos y de 3 mil personas No alcanzan a "parar la olla", pero suman al ingreso familiar y abren perspectivas de asociación y futuro Marcelo Castaños / La Capital La proliferación y consolidación de las ferias en Rosario se tradujo ya en al menos 700 emprendimientos que involucran a más de 3 mil personas, entre artesanos, huerteros, panificadores, productores de alimentos, vendedores de antigüedades y de ropa usada, puesteros varios y hasta vendedores ambulantes. Una ocupación que en la mayoría de los casos no alcanza a parar la olla, pero que suma al ingreso familiar y abre perspectivas de progreso, asociativismo y de un futuro productivo.
El Roperito, el mercado retro, la Feria del Bulevar, el mercado de pulgas y las ferias de verduras, entre otros espacios, se convirtieron en un Gran Bazar de 140 huertas, 120 puestos de manualidades, 80 de panificación y alimentos, 180 de artesanías, 120 de ropa y 150 de antigüedades. Y con algo que se repite: detrás de cada stand hay un grupo, gente a la que el público no ve pero que está participando.
El mercado retro es "la madre" de todas las ferias. No es la primera, pero sí la que dio el puntapié de este boom y la feria de antigüedades con más stands en el país. Cada puesto convoca a unas tres personas (un titular y dos suplentes). Muy cerca se levanta el Roperito, que desde el 4 de agosto de 2002 se incorporó a la geografía dominguera de la estación Rosario Norte.
La lógica comercial de ambos es diferente. En el mercado retro se vende menos, pero con una transacción se puede salvar el día y, por qué no, el mes. "Las cosas antiguas tiene un alto valor agregado", explica Dante Taparelli, precursor de ambos espacios. "La gente del Retro tiene posibilidad de hacer negocios, cosa que no ocurre en todas las ferias", comenta.
Esto no quita que el Roperito se haya vuelto un lugar de referencia. En palabras de Taparelli, "allí van las señoras a buscar resabios del menemismo, y gente humilde que puede encontrar buenos precios".
Los emprendimientos de Pichincha generaron otros. Bares nuevos, quioscos, negocios de ropa (los mismos puesteros alquilaron locales para vender en la semana). En total, desde la Secretaría de Cultura contabilizaron 35 locales nuevos en el barrio.
El cordón ferial de la ribera central se completa con la Feria del Bulevar y el Mercado de Pulgas. "En Oroño y Wheelwright las producciones son de un artista, a lo sumo de un taller, pero una vez instalados los puestos, aparecen nuevas personas que se involucran, como el colaborador que reemplaza al titular, el que presta su espacio para guardar las cosas, el que arma los stands", explica Graciela Juárez, coordinadora de artesanías en el área de descentralización de la Secretaría de Cultura municipal.
Cada sábado, en Corrientes y el río (ahora lo hace en Presidente Roca por las obras en la estación Rosario Central) se levanta la más tradicional de las ferias de verduras y productos artesanales. Creada en el marco del Programa de Agricultura Urbana, contiene a unos 30 puestos de verduras y 19 de alimentos elaborados. La buena experiencia llevó a levantar una más en el centro (el de la plaza San Martín) y tres en los distintos sur, oeste y norte.
De las 790 huertas que participan en la capacitación que brinda la Municipalidad y que recibieron semillas para producir, 140 ofrecen sus productos en las ferias. Antonio Lattuca, responsable del programa, calcula que en promedio cada huerta convoca a diez personas.
La producción de las huertas es estacional, por eso la oferta es más limitada que la de las verdulerías. Y a los responsables de la iniciativa tampoco les interesa que sea igual. "Aquí no se está compitiendo con el mercado formal. Esta producción es única", aclara Lattuca, quien remarca el concepto de economía solidaria, no pensada en la competencia sino en la complementariedad, la venta directa, una relación diferente entre los mismos huertistas y entre los huertistas y su público.
A las huertas se suman 20 grupos que producen plantines medicinales y preparados dermatológicos. Romero, ruda, tomillo, manzanilla, y crema de caléndula, filtros solares y preparados contra la quemaduras figuran entre los más vendidos.
Los quinteros llevan en distintos días sus productos y consiguen aumentar las ventas. "El mercado de estas verduras está insatisfecho. A medida que las huertas puedan crecer y afianzarse, habrá demanda suficiente para seguir ofreciéndolos", cuentan los emprendedores.
Manualidades A las huertas, las artesanías, las antigüedades y la ropa usada se agregaron 120 emprendimientos de manualidades y 80 de panificación, fabricación de dulces, licores, encurtidos y otros alimentos.
"Las manualidades fueron un desprendimiento de las huertas. Mientras los hombres cultivaban, las mujeres que se reunían en los centros comunitarios empezaron a coser y a reciclar cosas. Y reclamaron un lugar para ellas en las ferias", cuenta Horacio Leiva desde Promoción Social. "Es fabuloso ver el cambio en la gente cuando ve que puede volver a trabajar, a mostrar sus productos y, sobre todo, a comunicarse entre sí y buscar nuevas formas asociativas. Aquí se está generando ocupación de abajo hacia arriba", asegura.
Algo así ocurre en la plaza Alberdi, donde se llegan a levantar 50 puestos los viernes. Allí se trabaja con muchos jefes y jefas de hogar que hacen su contrapartida laboral, a los que se agregan 6 beneficiarios que se ocupan del mantenimiento del lugar. Según la coordinadora Cristina Gálvez, cada puesto es atendido por dos personas, pero en promedio hay diez atrás.
El éxito de las ferias oficiales llevaron a generar emprendimientos autogestionarios por fuera de la Municipalidad, aunque consiguieron un apoyo oficial fundamental. Tal es el caso de la Feria Popular El Milagro de Fisherton, en República y Donado. Surgida de una asamblea popular (de esas que se formaron con la crisis de 2001), esta feria cuenta con 60 puestos, que nuclean detrás de sí a seis o siete personas cada uno.
Y allí están. Cada día, alguna feria monta sus stands para ofrecer lo producido, en una experiencia que llegó para quedarse y crecer. enviar nota por e-mail | | Fotos | | |