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 lunes, 15 de septiembre de 2003

Unido con Juan Grela contra la política del peronismo
Rivales desde jóvenes, integraron el grupo Litoral en los 50 en abierta oposición a los discursos masivos

Las primeras nociones de diseño y pintura fueron adquiridas por Carlos Uriarte en la academia Gaspary. Sus obras iniciales se refirieron al paisaje urbano y sus alrededores. Calles, viejos edificios y perspectivas de los campos aledaños fueron los principales motivos de esa época. Luego su mundo pictórico se enriqueció con la interpretación de otros ámbitos: se trató del Litoral argentino. Apareció el río, a través de su gente y de sus accidentes, de sus signos y de sus colores típicos.

La década del 50 lo encontró junto con otros grandes artistas de Rosario en una confluencia poco común de acuerdo a las grandes diferencias ideológicas, pero que tiene una explicación si se piensa que había que resistir a la "cultura" peronista. Ideología y estética fueron temas continuos de discusión de dos líneas que marcaron a la mayor parte de los artistas de la época, pero Juan Grela y Carlos Uriarte -los principales rivales- se unieron a Oscar Herrero Miranda, Leónidas Gambartes y Hugo Ottmann, entre otros, para formar el grupo Litoral. Este, el primero del interior del país en lograr trascendencia nacional, sorprendió por sus singulares características: una temática referida a las vivencias de lugar sin sumisión a cánones estéticos y utilizando todas las formas del lenguaje internacional.

La actividad de Carlos Uriarte no se limitó a la creación. La docencia también fue una pasión y muchas generaciones asistieron a sus clases en el Profesorado Nacional de Dibujo y Pintura, el Instituto Provincial de Artes Visuales y la Escuela Universitaria de Bellas Artes, donde fue designado profesor emérito en 1973.

El premio Palanza obtenido en el 65 -el más importante que se otorgaba en Argentina- significó un justo reconocimiento de sus pares. La distinción de la Academia Nacional de Bellas Artes por primera vez recaía en un artista del interior del país. Otras distinciones igualmente importantes fueron el premio obtenido en la Exposición Internacional de Bruselas y la invitación a participar en la Bienal de Venecia.


Un rosarino ilustre
En reconocimiento a su trayectoria, la Municipalidad los declaró ciudadano ilustre en 1985. Por entonces, imágenes de un viaje a España, aparecieron más frecuentemente como motivo.

Siete años más tarde haría la última retrospectiva en el Museo de Arte Decorativo Firma y Odilo Estévez. Oleos, acrílicos y acuarelas resumieron desde sus primeros paisajes urbanos, que siguieron con las imágenes de los pescadores -cada vez más sintéticas- hasta llegar a formas donde la materia pictórica fue la principal protagonista. Sin embargo, en esa muestra también faltaron las obras del Palanza. El conjunto había sido comprado antes de la inauguración de la exposición realizada en 1965 en la galería Witcomb de Buenos Aires por un solo coleccionista.

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