| sábado, 13 de septiembre de 2003 | Perpetua a un ladrón que asesinó a una anciana para que no lo denunciara El crimen ocurrió en octubre de 1995 y recién ahora hay veredicto de primera instancia. El condenado apeló Jorge Salum / La Capital El juez de Sentencia Luis Giraudo condenó a prisión perpetua a un sujeto que entró a robar a la casa a una anciana y, al ser descubierto por la víctima, la mató para evitar que lo denunciara. Se trata de Silvio Antonio Velazco, de 33 años, quien se enteró hace dos días del fallo y lo apeló.
Velazco fue sentenciado como autor del crimen de Juana Ubalda Escobar, de 73 años. La mujer fue acuchillada la madrugada del 27 de octubre de 1995 en el interior de su casa, en Pasco 5487, en el barrio Belgrano.
El cadáver de Escobar fue hallado por un sobrino, quien acudió a la casa a pedido de los vecinos. Estaba en el dormitorio, tapado por un colchón y en ropas de cama. Tenía un puntazo en el cuello.
Las primeras sospechas apuntaron contra un hombre vinculado sentimentalmente a la víctima. Sin embargo, la aparición de un testigo que vio al homicida cuando sacaba una garrafa y dos colchones de la casa de Escobar dirigieron la investigación hacia Velazco, quien fue detenido horas después en la casa de su hermana, en el barrio 7 de Septiembre.
Al sentirse descubierto, Velazco confesó ser el autor del crimen y contó en detalle cómo había ocurrido todo. Dijo que había tomado varias cervezas, que se quedó sin dinero y que decidió ir a robar a la casa de Escobar pensando que la víctima estaría ausente.
Ni bien ingresó a la casa por una puerta trasera, la mujer lo descubrió y dio un alarido. Como Velazco vivía en el barrio, comprendió que Escobar lo había reconocido y se sintió en peligro.
El ladrón se avalanzó entonces sobre la víctima y le asestó un puntazo con un cuchillo Tramontina que la policía encontró más tarde en su casa. Luego tomó el botín y se alejó de la escena del crimen.
Al llegar a la casa con la garrafa y los colchones, y con su ropa ensangrentada, tuvo que enfrentar las preguntas de su esposa, que pidió explicaciones. Dijo vagamente que a las cosas las había sacado de una casa abandonada y que había matado a un gato. La respuesta no convenció a la mujer, quien le pidió que se llevara todo a otro sitio.
Velazco las vendió esa misma mañana en una compraventa del barrio y después volvió a la casa, donde otra vez tuvo que responder a las inquietudes de la esposa. Entonces se quebró y contó la verdad. "Pensé que (Escobar) no estaba. Me dijo que llevara lo que quisiera y no la lastimara, pero tuve miedo porque ella me conocía y me iba a denunciar", se justificó. La mujer contaría después estos detalles al juez de la causa.
Ahora, después de ocho años, el juez Giraudo entendió que Velazco mató para garantizar su propia impunidad y lo condenó a prisión perpetua, aunque en la sanción incluye el intento de robo a una mujer en la vía pública que cometió en 1999, cuando estaba en libertad. En esa ocasión fue sorprendido en pleno atraco por un móvil del Comando Radioeléctrico. enviar nota por e-mail | | |