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 sábado, 13 de septiembre de 2003

Una sinfonía de cuerdas para dar vuelo a un humor con partituras
Leo Maslíah toca esta noche junto a la Orquesta Municipal de Cámara
El compositor uruguayo actuará con la formación dirigida por Roberto Fabbroni en Parque España

Pedro Squillaci / La Capital

Los ensayos son encuentros creativos donde hay que tratar de que todo suene igual que en el escenario, pero sin público. La Capital pudo romper esa regla y accedió al primer ensayo de Leo Maslíah y la Orquesta Municipal de Cámara, dirigida por Roberto Fabbroni, que actuarán hoy, a las 21.30, en el teatro Príncipe de Asturias del Parque de España. Los músicos de la formación de cuerdas demostraron que supieron adaptarse fielmente a los arreglos del músico uruguayo. Y hasta le dieron la intensidad y el color suficientes para realzar el trabajo de Maslíah.

"Me alegra que se rían, pero arranquemos" le dijo Fabbroni a dos de sus músicos que estaban tentados con vaya a saber qué. Es que los ensayos también son eso. Hay trabajo, producción, ideas que se aprueban y se descartan, pero también está el humor, las miradas, el juego, los temas que se tocan de taquito, las complicidades, los rechazos. Y también el que llega tarde, el que falta, el que siempre va al baño, el que quiere fumarse el fasito afuera.

En este ensayo no hubo de todo pero tampoco faltó demasiado. En principio se eligió una habitación del Centro de Expresiones Contemporáneas (CEC), un ámbito un tanto alejado de las tablas y algo ajustado para que entren 19 músicos, el director y Maslíah. "Estoy pensando que allá no te voy a ver como acá", le dijo Maslíah preocupado a Fabbroni. Es que ambos estaban frente a frente y el creador de "Agua podrida" podía ver con claridad cualquier gesto del director. "Quedate tranquilo, de todos modos vos vas a estar con el piano al lado mío y va a estar todo bien", lo calmó Fabbroni.

La música sonó distendida. Las partituras de las cuerdas -compuestas por Maslíah- habían llegado a manos de los integrantes de la orquesta hace dos semanas, aunque hacía dos meses que Fabbroni conocía los arreglos. Y cada uno de los integrantes de la orquesta tocó su parte a la perfección.

Las violas, violines, violoncellos y contrabajos interpretaron el espíritu de cada tema, factor principal para que todo suene como el compositor lo bosquejó. Los músicos demostraron un profesionalismo a rajatabla y no pudieron evitar sonreírse ante algunas letras insólitas del uruguayo. No era para menos.

En "Argumentos", Maslíah explica por qué no quiere a una mujer, en una supuesta ironía hacia tantas canciones que caen en el eterno lugar común de argumentar el amor incondicional hacia alguien. "No te quiero por tener muchas más curvas que Quasimodo", canta Maslíah con una voz débil que contrasta con la fuerza de la orquesta.

"Fuga aeróbica" es una tomada de pelo a los profesores de gym, que hasta asoman en la televisión con sus típicos "un, dos, tres, arriba". Aquí Maslíah hace una base monótona con el piano y da instrucciones como un profe más al que solo le falta el buzo. Gabriela, sentada con su violín adelante de él, soltó una sonrisa mientras no despegaba sus ojos de la partitura. Por momentos, las cuerdas creaban el efecto sonoro de la banda musical de una película de James Cameron. Lo raro le daba un toque más atractivo. Y hasta parecía que todos lo estaban disfrutando.

Fabbroni pide otro tema. Quiere ver si los primeros violines suenan ajustados. Se trata de "Vacas demasiado cerca de la carretera". Lo que se escucha es una aproximación a la música contemporánea. Algo no apto para oídos desprevenidos, pero interesante para escuchas curiosos.

Cuando se pasa a "Dónde estabas" es como saltar hacia un remanso. Las cuerdas dibujan una melodía cristalina, dulce, de esas que se imaginan para ambientar cualquier momento romántico o particularmente emotivo.

"Bueno, vamos a Zanguango", dice Fabbroni, y todos cambian de frecuencia en cuestión de segundos. "Soy un estiércol, soy un boludo, soy un imbécil de mierda", canta una vez más Maslíah en un tema que sonó en radio y en la tele como pocos de este autor. Charly Pagura se despega del contrabajo y le hace un chiste cuando termina la canción. Maslíah se ríe por primera vez en el ensayo.

A las 18.30, y después de una hora y media de trabajo, se interrumpió la música, como estaba programado, para hacer un break. Fabbroni trajo café con leche y algunos salieron a tomar un poco de aire mirando al río desde la zona del CEC.

Roberto Fabbroni se mostró a gusto con el trabajo que está realizando con la orquesta. "Es la primera vez, desde que estoy como director, que acompañamos a un solista. Maslíah es un compositor serio, sin ir en desmedro de los compositores académicos", dijo el joven director. Fabbroni ocupa desde hace apenas un año el lugar que durante mucho tiempo tuvo Fernando Ciraolo, y supo imprimirle en un corto lapso un soplo de aire fresco a la orquesta.

"Es una experiencia nueva en muchos sentidos", destacó Fabbroni en referencia al trabajo con el músico uruguayo y señaló que la orquesta trató de interpretar "el espectro creativo" del compositor.

Cuando el café se terminó, los músicos retomaron sus lugares y cada cual volvió a lo suyo. Lentamente, los mentones se posaron sobre los violines, y los arcos comenzaron a besar las cuerdas. La música de Maslíah siguió sonando.

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Maslíah y Fabbroni podrían seguir juntos.

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