El ingreso y la deserción: nuevos debates para viejas preocupaciones universitarias

El 40% de los alumnos de la UNR deserta en el primer año. El rector asegura que el tema es de vieja data

Marcela Isaías / La Capital

El 40% de los alumnos que empieza sus clases en la Universidad Nacional de Rosario deserta en el primer año. El tema no es nuevo y forma parte de un mismo problema nacional, ligado al ingreso, la permanencia y la orientación clara hacia los estudios elegidos y a las dificultades socioeconómicas de cada estudiante. Las estrategias que se han dado las casas de estudio para revertir esta cifra son importantes, pero no suficientes. Si bien se trata de una problemática común a toda la educación superior, la cuestión será analizada el próximo 29 por los rectores de 14 universidades del conurbano bonaerense y la ciudad autónoma de Buenos Aires, en un debate convocado por el Ministerio de Educación nacional.

El rector de la UNR, Ricardo Suárez, coincidió con que la deserción en el primer año es de vieja data: “Para nosotros no es nuevo y se da igual que en el resto del país”, dijo como para dejar en claro que la casa que preside no escapa a la realidad nacional. Por esta semana el consejo superior de la UNR, presidido por Suárez, consideró insuficiente que semejante problemática se restrinja a un número de universidades y reclamó que se abra la convocatoria -anunciada por el ministro Daniel Filmus-a todas las universidades.

Igual, el rector recordó que la UNR implementa una serie de planes para afrontar esta problemática. Uno de ellos es el de la articulación con la escuela media, donde se trabaja con alumnos y docentes para asegurar un mejor tránsito a la etapa superior. También aquel que encaran algunas facultades a través de un sistema de tutorías en los primeros años de las carreras. Suárez recalcó que, a su vez, cada facultad se da sus propias estrategias para atender al ingreso, ya sea con cursos o con instancias de confrontación vocacional, pero en todos los casos “para atender también a la permanencia de quienes ingresaron al primer año”.

Si bien el rector asegura que la cifra de deserción ha bajado, también reconoce que todavía es alta: un 40% abandona en el primer año de la carrera. Para Suárez las causas son muchas, pero prefiere inclinarse a pensar que sobre todo “falta una cultura del esfuerzo que provenga de la familia, donde el alumno vea que en la casa se lee de manera habitual”. También “inciden mucho y de manera particular los problemas socioeconómicos” y la “falta de una definición vocacional clara por la carrera”. Pero el rector también dijo que hay que mirar los propios errores de la universidad y apuntó a las “estructuras muy rígidas (de los planes de estudios)”.

La UNR tiene en la actualidad unos 70 mil alumnos estudiando alguna carrera de grado en una de sus 12 facultades. Realizar un ciclo básico común es una meta -a largo plazo--que se han propuesto y en la cual ya trabajan con la Universidad Nacional de Córdoba, la del Litoral (UNL) y la de Entre Ríos (UNER).

La Facultad Regional Rosario de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) no escapa a la realidad universitaria general a la hora de hablar de ingreso y deserción. En Rosario, unos 4 mil jóvenes estudian alguna de las ramas de la ingeniería en esta facultad. Unos mil hacen su ingreso cada año y, a pesar de que la UTN exige la aprobación de un curso para iniciar el primer año, sólo 600 llegan al final del mismo, y entre 100 y 150 concluirán el plan de estudio completo a tiempo.

Ese 40% sigue siendo motivo de preocupación para los académicos de la UTN regional, según explica el secretario de asuntos estudiantiles, Alejandro Belinsky. “Trabajamos desde hace años para mejorar el ingreso, con un cursillo obligatorio y una serie de evaluaciones parciales y otra final, necesarias de aprobar”, dice el secretario. La Facultad Regional no pone cupos, pero sí obliga a los ingresantes a aprobar este cursillo de matemática y física (orientada a la comprensión de textos), que este año se ha intensificado.

”Nos encontramos con una realidad muy difícil que traen del secundario”, señaló Belinsky para marcar un tema que analiza como preocupante: la mala preparación con que terminan la escuela media y percibir que el polimodal no ha mejorado la situación.

Belinsky coincide con Suárez y dice que, junto a la mala preparación con que se egresa del secundario, las carencias socioeconómicas y la falta de una orientación clara conspiran contra la permanencia de los estudiantes en la universidad. En este sentido, el secretario coincidió con la necesidad planteada a nivel nacional -aunque focalizada ahora a 14 universidades- de debatir el ingreso y la estadía de manera conjunta con los otros cuerpos académicos. También recordó que la UTN forma parte de una confederación de carreras de Iingeniería, espacio donde el debate por estos temas tiene lugar: “En este momento estamos revisando el ingreso, la acreditación, la permanencia con un régimen de tutorías”.

Además del cursillo de ingreso obligatorio, la UTN regional articula con algunas escuelas técnicas de Rosario y de otras localidades, desarrollando prácticas especiales para facilitar el ingreso a los estudiantes que ya cuentan con una base de formación orientada al perfil de esta casa de estudios.

Al margen de lo preocupante que marca el tema del ingreso y la permanencia en la universidad, Belinsky rescata que los egresados de esta casa de estudios han vuelto a posicionarse entre las carreras demandadas. “Hay una mayor demanda de egresados desde el cambio de gobierno”, señaló el secretario de la UTN

La falta de orientación conspiera con la uni.