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 sábado, 13 de septiembre de 2003

Alivio porque Europa sólo sacó la tarjeta amarilla
La maldición de la aftosa vuelve a amenazar al negocio cárnico
El foco de Salta demorará la reapertura del mercado estadounidense y complicará los negocios con Chile

Como una maldición bíblica, la aftosa vuelve a complicar el negocio agropecuario en Argentina. Aunque la rápida admisión de la existencia de un foco en Salta permitió un tratamiento benévolo por parte de Europa y buena parte de los mercados importadores de carne, el retroceso pone en juego otros aspectos no menos relevantes: la suspensión temporaria del estatus de libre con vacunación obtenido hace pocos meses de parte de la OIE, el posible retraso en la apertura del mercado estadounidense y la profundización de las barreras paraarancelarias de los países vecinos, caso Chile para las carnes y Brasil para los lácteos.

El presidente del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), Jorge Amaya, aseguró que "en términos clínicos no hay aftosa en la Argentina", tras el sacrificio de animales en localidad salteña de Tartagal.

Amaya formuló declaraciones en una conferencia de prensa, luego de darse a conocer la resolución del Senasa que declara la emergencia sanitaria en los departamentos salteños de San Martín, Rivadavia, Orán, Iruya y Santa Victoria, así como en el distrito Ramón Lista, de Formosa, tras la detección de un foco de aftosa en la región.

La medida se conoció cinco días después que se tuviera conocimiento del rebrote del virus en el país, mediante la resolución 2/2003 del Senasa. En los considerandos generales de la normativa se explica que la decisión se adoptó luego de realizar los muestreos correspondientes en los animales sospechados (cerdos), que arrojaron "resultados serológicos compatibles con infección por virus de fiebre aftosa".

La resolución del Senasa faculta, además, a la Dirección Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria para coordinar la ejecución de todas las acciones previstas, con el Ente Local de lucha contra el virus (Sociedad Rural Salteña) en el marco del convenio de cooperación firmado el 23 de julio de 2001, tres meses después que el antecesor de Amaya, Bernardo Cané, pusiera en marcha el Programa Nacional de Erradicación y Control de la Aftosa en el país.

Precisamente, y como para alimentar las especulaciones, la existencia del foco de aftosa se conoció menos de un mes después de que Cané renunciara ruidosamente a la titularidad del Senasa, en oposición a la reforma que el secretario de Agricultura, Miguel Campos, impulsa para el organismo. En esos días, el ex presidente del organismo sanitario, un hombre con fuertes contactos en el exterior, se alejó advirtiendo sobre las dificultades que podría tener la Argentina para pasar nuevas inspecciones sanitarias de Europa y Estados Unidos.

El gobierno enfatizó que, frente a la crisis, se actuó de forma transparente, comunicando rápidamente lo ocurrido a los mercados compradores y a la Organización Internacional de Epizootias (OIE). El "premio" por esa estrategia fue la decisión del Comité Veterinario Permanente de la Cadena Alimentaria y de Sanidad Animal de la UE limitara la suspensión de los embarques a los departamentos salteños afectados por la aftosa. En esa misma línea se inscribieron Rusia e Israel, aunque no se pudo evitar que algunos cargamentos de frigoríficos santafesinos enviados a países como Argelia, fueran devueltos.


Vecinos prevenidos
Sin embargo, la peor parte la sacó el sector lácteo, a partir de la decisión del gobierno de Brasil de suspender el ingreso de una amplia gama de productos. La cooperativa rosarina Cotar denunció que se trabó un embarque de 200 mil dólares que estaban por enviar al país vecino, que además se proponía como una forma superadora para solucionar los conflictos de precios con el sector tambero.

Funcionarios del Senasa descartaron que las restricciones transitorias a la importación de carnes y lácteos argentinos por parte de varios países se prolonguen en el tiempo.

Sin embargo, en el caso de Chile, que prohibió transitoriamente la importación de carnes bovinas, porcinas y ovinas, los antecedentes no son alentadores. Cuando la Argentina volvió a erradicar la aftosa, ese país, que importa anualmente unas 100 mil toneladas de carne, se tomó varios meses más que la UE en reautorizar el ingreso de productos.

El consorcio de frigoríficos ABC, que agrupa a las principales plantas exportadores, se alineó con la estrategia del Senasa y respaldó a su titular, Jorge Amaya.

Celebraron, en ese sentido, la decisión de la UE de limitar las restricciones impuestas a la importación de carne, aunque admitieron las complicaciones que traerá el episodio para lograr la reapertura de los mercados estadounidense y chileno.

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Amaya reconoció la existencia de un foco de aftosa

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