| miércoles, 03 de septiembre de 2003 | Una jueza determinó que la policía fabricó pruebas contra dos detenidos La jueza de Instrucción Raquel Cosgaya dictó la falta de mérito y liberó a dos hombres a los que la policía hizo aparecer como los autores de un robo con pruebas amañadas. En la investigación judicial se comprobó que el procedimiento policial fue irregular y para ello fue clave la declaración de la víctima del robo, quien le contó a la jueza cómo los oficiales orientaron deliberadamente las pesquisas hacia uno de los detenidos.
Los hombres fueron acusados por la Brigada de Investigaciones de la Unidad Regional II de ser quienes entraron a una casa de la calle Soldado Aguirre al 1600, en Villa Gobernador Gálvez, y se robaron 25.000 dólares. El atraco ocurrió a las 10.30 del 10 de junio último y según la víctima fue cometido por dos sujetos.
Uno de los hombres elegidos por la policía para ser sindicado como sospechoso fue detenido un rato después. El único dato que podía relacionarlo con el caso era el parecido de su auto con el vehículo en el que se movilizaban los asaltantes, pero esta información aparecía en el sumario de un modo poco transparente: supuestamente había sido aportado a la Brigada de Investigaciones por un testigo cuya identidad los detectives jamás consignaron. Por lo tanto, no había forma de confirmar la veracidad de sus dichos.
Algo parecido sucedió con el otro imputado, quien apareció en la investigación prácticamente de la nada. Los dos imputados negaron en su declaración policial la acusación que le hacían, pero las irregularidades sobre el modo en que fueron imputados recién se conocerían en el proceso judicial.
El primer dato, y acaso el más contundente, es que la víctima del atraco no reconoció a ninguno de los dos en rueda de personas. Peor que eso, en uno de los casos señaló a otro sujeto como el más parecido al que le había robado. Esto sorprendió a la jueza ya que el sujeto señalado era un detenido desde hace mucho tiempo y por lo tanto jamás podría haber estado en el robo. Además, los rasgos del detenido eran muy distintos a los del imputado.
Bajo la lupa
Otro dato llamativo es que la víctima ni siquiera había mirado en la rueda de personas al sospechoso señalado por la policía, lo cual parece indicar que no se asemejaban. La víctima tampoco reconoció al segundo imputado en la misma rueda.
Con estos datos, la jueza indagó un poco más sobre el modo en que la policía había señalado a los dos detenidos como sospechosos. Descubrió una irregularidad grave: según contó la propia víctima del robo, la policía no le había mostrado un álbum con decenas de fotos para ver si podía identificar a los autores, un procedimiento común y aceptado por las normas, sino una sola imagen: la de uno de los sospechosos. Por si fuera poco, luego le mostraron la misma foto en una computadora, donde la imagen era mucho más clara.
Fue entonces cuando pareció quedar claro que los detectives habían dirigido la investigación hacia estos dos sujetos, probablemente con el único afán de mostrar resultados. Como los sospechosos negaron con mucho énfasis la acusación y no había más pruebas que las vagas referencias de un testigo anónimo y un reconocimiento fotográfico irregular y legalmente nulo, la jueza Cosgaya dictó la falta de mérito para mantenerlos como imputados y además los dejó libres. Para entonces ya habían pasado dos meses en un calabozo.
Cosgaya decidió impulsar de oficio una investigación sobre el procedimiento policial, y no sólo por el modo irregular en el que se montó el reconocimiento fotográfico por parte de la víctima. También quiere saber más sobre la declaración de uno de los detenidos, quien dijo haber sido obligado a señalar a su supuesto cómplice al azar durante un paseo en un patrullero por Villa Gobernador Gálvez. Fue así como apareció en la investigación una tercera persona sobre cuya participación en el robo tampoco hay más pruebas que las introducidas al sumario por la Brigada de Investigacione enviar nota por e-mail | | Fotos | | |