| domingo, 31 de agosto de 2003 | Color piedra En San Antonio de los Cobres, última estación del Tren de las Nubes, el tiempo está detenido. La soledad es un ruido latente y la piedra se confunde con los lugareños.
El domingo es día de feria e iglesia, las mujeres collas compran los víveres para la semana y se ponen su mejor ropa para ver a sus vecinos.
Tres mil almas dispersas a 3.700 metros de altura. Los ojos negros de las mujeres miran lejos y los chicos regalan basalto y cuarzo a los turistas. Algunos dejan unos dólares.
Las casas son una suma de adobe y pinturas naturales y las calles suben hacia los cerros. La gente es amigable y se prestan a la charla; cuentan sus silencios.
San Antonio es una puerta a las nubes de los Andes y sus habitantes lo saben, por eso saludan tímidamente a los viajeros y abren sus almas al viento. enviar nota por e-mail | | Fotos | | Travesía en bicicleta por territorio salteño. | | |