Usandizaga insiste con la "memoria"

El candidato radical a suceder a Binner recordó que hizo más obras en los barrios que en el centro cuando fue intendente

"No voy a hablar mal de nadie", dijo de entrada Horacio Usandizaga, y cumplió. Pero fue inflexible al describir el estado de la ciudad: "No hay un inspector de tránsito en la calle; esto es un viva la pepa". Luego se quejó porque cuando sale a caminar a las ocho de la noche tiene que "andar esquivando bolsas de basura".

Usandizaga, el hombre elegido dos veces intendente, que embelesó a la clase media, construyó el Patio de la Madera y las dos peatonales, perdió el juicio con los municipales y obligó a pagarlo en diez años, renunció porque el presidente era Menem y mandó a Alfonsín a sembrar rabanitos, se postula otra vez para gobernar la ciudad. "Los problemas que tuve fueron por pelear por la ciudad, no por mí. Saber eso me permitió descansar tranquilo", se defiende.

-¿Dónde sacará más votos, en el centro o en los barrios?

-Hay gente que todavía no sabe que soy candidato a intendente. No tenemos plata para hacer campaña, es la verdad y un gran problema. De todas maneras, creo que sacaré votos en ambos lados, aunque hice más obras en los barrios. Cuando fui reelecto, en 1987, en el centro me votó el 70% y la mayoría no tenía idea de todo lo que estábamos haciendo fuera de los bulevares. Esta vez debo confiar en la memoria de la gente, es lo único que me puede salvar.

-¿Qué opina de los intendentes que lo sucedieron?

-Cavallero me parece que demostraba mayor presencia individual, lideraba a los secretarios y concejales de bloque con control y conocimiento de todos los temas. Continuó los planes en infraestructura trazamos nosotros. Binner dio muestras de pasar más desapercibido, como descansando más en el equipo y delegando.

-El otro día habló con afecto con el gobernador Carlos Reutemann, como si él no lo hubiese derrotado dos veces para gobernador.

-La política transita por un camino y las relaciones afectivas por otro. Competí mucho con Reutemann, pero jamás me habrá escuchado decir que no es un hombre honesto. Ni tampoco de Obeid. Por Reutemann tuve respeto. Es uno de los pocos, de los tantos famosos no ligados a la política que trató de instalar Menem, que sobrevivió.

-¿Cómo hubiese gobernado si, en vez de la inflación de la época de Alfonsín, le hubiese tocado la estabilidad de los 90?

-¡Hubiese gobernado de taquito; pasaba a la historia! Yo sufrí lo que, después supe, se denominaba efecto Tanzi. La inflación era de entre el 20 y el 30% mensual. Desde que el Concejo aprobaba la tasa, se imprimían las boletas, el Correo las distribuía, el contribuyente las recibía y el banco las cobraba pasaba un mes y medio y la moneda se había devaluado otro 30%. ¡Lo que renegábamos! ¡Los concejales se hacían rogar, me tenían de hijo! Sin embargo, jamás volví a sentirme tan entusiasmado. Por eso el único cargo que quiero volver a ocupar es el de intendente.